martes, 28 de abril de 2009

EL CINE COMO GOCE ESTÉTICO (que también ayude a reflexionar)


El sábado 25 de abril, por supuesto de este año que está corriendo, en el Bar Central, legendario bar de Punta Alta, se realizó el primer encuentro organizado por el Grupo del IV Diálogo (sin convicciones religiosas), Movimiento de los Focolares, con el fin de la proyección de un film, en este caso “Cinema Paradiso” del realizador italiano Giuseppe Tornatore. Película que realizó en 1988 y que ganó el Oscar a la mejor cinta extranjera.

IV DIÁLOGO Y EL BAR 25 DE ABRIL DE 2009


Album "El Diálogo y la reflexión van al bar". Cliquear para ver las fotos

El verdadero fin de esta reunión fue, y seguirá siéndolo ya que va a continuar, promover el diálogo y la reflexión, utilizando el cine. En este blog podemos ver el afiche, elaborado por Leandro Di Giacomo y agradecer a Fernando como responsable de los hechos y acciones culturales suscitados por el Bar. Además, con esta nota quisimos difundirla ya que en primer lugar nos gusta el cine y todo lo que se relacione con este fenómeno, y en segundo lugar porque fuimos también generadores un poco de esta idea tan particular y valiosa no sólo para el cinéfilo sino también para aquel espectador que, sin conocimientos previos sobre lo cinematográfico, quiere tener un espacio, un recinto y alguien en quien depositar sus inquietudes, ideas, pensamientos y opiniones sobre las obras que se piensan exhibir. Dejo en claro lo siguiente sobre esto: no es un espacio para constituirse en un cine-club, en el cual se deben debatir temas relacionados con el cine, sus aspectos estéticos y técnicos, sus realizadores y sus creadores. La idea es abrir el diálogo sobre los contenidos que las obras portan y que son susceptibles de ser analizados, desmembrados, hacerlos más transparentes y aprovecharlos con fines de aportar elementos que ayuden a mejorarnos como hombres, sujetos sociales, y miembros de una comunidad. El intercambio de opiniones sobre una misma obra de arte, el disenso y la diversidad de puntos de vista, sin duda, nos enriquecen y nos ayudan a reencontrarnos con el goce estético, aspectos que conviven y conforman con cualquier producto del ser humano considerado un hecho artístico, y no precisamente una mera copia de la realidad o la naturaleza.

A esta conclusión, sobre este tipo de acontecimiento, donde el hombre es su generador y fin último, se llegó cuando, con mucha sapiencia y generosidad, se discutieron y se analizaron las razones por las cuales el cine era el mejor instrumento para conocernos a nosotros mismos y conocer el pensamiento y las concepción de los realizadores de los films a mostrar, que no son más que concepciones y modos de presentarnos historias ficticias o no, pero que no dejan de ser productos de la visión de otros hombres como nosotros con sus problemáticas individuales, sus complejas subjetividades y sus conflictivas, ricas o intensas relaciones con sus prójimos.

Acerca de si el arte -no sólo el cine-, la pintura, la música, el teatro o la literatura, etc., son o pueden ser instrumentos válidos, aptos o adecuados para la discusión acerca de los destinos, individuales o colectivos, de los hombres que transitan este tan complicado planeta, es una larga y dura polémica desde hace muchísimos años, en la cual estuvieron comprometidos ilustres hombres y grandes personalidades de las artes, de todas las artes. Y la palabra compromiso es la clave de toda esta cuestión, si nos atenemos a la concepción del arte como producto y a la vez generador de pensamientos y conductas de los hombres, ya sea en el plano consciente o inconsciente, en el racional o en el mero acto de un goce vital de la obra artística. Todo un planteo, de larga data y de innumerables opiniones, pero que nos debe poner en estado de alerta para poder realizar esta tarea, de utilizar el cine como instrumento de diálogo y reflexión, a fin de alcanzar esos extraordinarios objetivos propuestos.

Héctor Correa
Punta Alta, abril de 2009

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