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jueves, 3 de junio de 2010

Notas sobre cine y violencia. 3. Kubrick y la concepción mítica de la violencia





LO QUE OCURRA CON LA TIERRA,
RECAERÁ SOBRE LOS HIJOS DE LA TIERRA.
HAY UNA UNIÓN EN TODO

¿Cómo se puede comprar o vender el cielo o el calor de la tierra?,
esta idea nos parece extraña.

Si no somos dueños de la frescura del aire y del brillo del agua,
¿cómo es posible comprarlos?.

Cada pedazo de esta tierra es sagrado para mi pueblo. Cada rama brillante de un pino, cada puñado de arena de las playas, la penumbra de la densa selva, cada rayo de luz y el zumbar de los insectos son sagrados en la memoria y vida de mi pueblo. La savia que recorre el cuerpo de los árboles lleva con sigo la historia del hombre piel roja.

Los muertos del hombre blanco olvidan su tierra de origen cuando van a caminar entre las estrellas. Nuestros muertos jamás se olvidan de esta bella tierra, pues ella es la madre del hombre piel roja.

Somos parte de la tierra y ella es parte de nosotros. Las flores perfumadas son nuestras hermanas; el ciervo, el caballo, el gran águila, son nuestros hermanos. Los picos rocosos, los surcos húmedos de las campiñas, el calor del cuerpo del potro y el hombre, todos pertenecen a la misma familia.

Por esto, cuando el Gran Jefe Blanco en Washington manda decir que desea comprar nuestra tierra, pide mucho de nosotros. El Gran Jefe Blanco dice que nos reservará un lugar donde podamos vivir satisfechos. El será nuestro padre y nosotros seremos sus hijos. Por lo tanto, nosotros vamos a considerar su oferta de comprar nuestra tierra. Pero eso no será fácil.

Esta tierra es sagrada para nosotros. Esta agua brillante que escurre por los riachuelos y corre por los ríos no es apenas agua, sino la sangre de
nuestros antepasados. Si les vendemos la tierra, ustedes deberán recordar de que ella es sagrada, y deben enseñar a sus niños que ella es sagrada y que cada reflejo sobre las aguas limpias de los lagos hablan de acontecimientos y recuerdos de la vida de mi pueblo. El murmullo de los ríos es la voz de mis antepasados.

Los ríos son nuestros hermanos, sacian nuestra sed. Los ríos cargan nuestras canoas y alimentan a nuestros niños. Si les vendemos nuestras tierras, ustedes deben recordar y enseñar a vuestros hijos que los ríos son nuestros hermanos, y los suyos también. Por lo tanto, vosotros deberéis dar a los ríos la bondad que le dedicarían a cualquier hermano.

Sabemos que el hombre blanco no comprende nuestras costumbres. Una porción de tierra, para él tiene el mismo significado que cualquier otra, pues es un forastero que llega en la noche y extrae de la tierra aquello que necesita. La tierra no es su hermana sino su enemiga, y cuando ya la conquistó, prosigue su camino. Deja atrás las tumbas de sus antepasados y no se preocupa. Roba de la tierra aquello que sería de sus hijos y no le importa.

La sepultura de su padre y los derechos de sus hijos son olvidados. Trata a su madre, a la tierra, a su hermano y al cielo como cosas que puedan ser compradas, saqueadas, vendidas como carneros o adornos coloridos. Su apetito devorará la tierra, dejando atrás solamente un desierto.

Yo no entiendo, nuestras costumbres son diferentes de las vuestras.Tal vez sea por que el hombre piel roja es un salvaje y no comprenda.

No hay un lugar quieto en las ciudades del hombre blanco. Ningún lugar donde se pueda oír el florecer de las hojas en la primavera, o el batir las alas de un insecto. Más tal vez sea por que soy un hombre salvaje y no comprendo. El ruido parece solamente insultar los oídos.

¿Qué resta de la vida si un hombre no puede oír el llorar solitario de un ave o el croar nocturno de las ranas alrededor de un lago?. Yo soy un hombre piel roja y no comprendo. El indio prefiere el suave murmullo del viento encrespando la superficie del lago, y el propio viento, limpio por una lluvia diurna o perfumado por los pinos.

El aire es de mucho valor para el hombre piel roja, pues todas las cosas comparten el mismo aire -el animal, el árbol, el hombre - todos comparten el mismo soplo. Parece que el hombre blanco no siente el aire que respira. Como una persona agonizante, es insensible al mal olor. Pero si vendemos nuestra tierra al hombre blanco, el debe recordar que el aire es valioso para nosotros, que el aire comparte su espíritu con la vida que mantiene. El viento que dio a nuestros abuelos su primer respiro, también
recibió su último suspiro. Si les vendemos nuestra tierra, ustedes deben mantenerla intacta y sagrada, como un lugar donde hasta el mismo hombre blanco pueda saborear el viento azucarado por las flores de los prados.

Por lo tanto, vamos a meditar sobre vuestra oferta de comprar nuestra tierra. Si decidimos aceptar, impondré una condición: el hombre blanco debe tratar a los animales de esta tierra como a sus hermanos.

Soy un hombre salvaje y no comprendo ninguna otra forma de actuar. Vi un millar de búfalos pudriéndose en la planicie, abandonados por el hombre blanco que los abatió desde un tren al pasar. Yo soy un hombre
salvaje y no comprendo como es que el caballo humeante de fierro puede ser más importante que el búfalo, que nosotros sacrificamos solamente para
sobrevivir.

¿Qué es el hombre sin los animales?. Si todos los animales se fuesen, el hombre moriría de una gran soledad de espíritu, pues lo que ocurra con los animales, en breve ocurrirá a los hombres. Hay una unión en todo.

Vosotros debéis enseñar a vuestros niños que el suelo bajo sus pies son la ceniza de vuestros abuelos. Para que respeten la tierra, digan a sus hijos que ella fue enriquecida con las vidas de nuestro pueblo.

Enseñen a vuestros niños lo que enseñamos a los nuestros, que la tierra es nuestra madre. Todo lo que le ocurra a la tierra, le ocurrirá a los hijos de la tierra. Si los hombres escupen en el suelo, están escupiendo en sí mismos.

Esto es lo que sabemos:
la tierra no pertenece al hombre; es el hombre el que pertenece a la tierra.
Esto es lo que sabemos:
todas la cosas están relacionadas como la sangre que une una familia. Hay una unión en todo.

Lo que ocurra con la tierra recaerá sobre los hijos de la tierra.
El hombre no tejió el tejido de la vida; el es simplemente uno de sus hilos.
Todo lo que hiciere al tejido, lo hará a sí mismo.

Incluso el hombre blanco, cuyo Dios camina y habla como él, de amigo a amigo, no puede estar exento del destino común. Es posible que seamos hermanos, a pesar de todo. Veremos.

De una cosa estamos seguros que el hombre blanco llegará a descubrir algún día: nuestro Dios es el mismo Dios.

Vosotros podéis pensar que lo poseen, como desean poseer nuestra tierra; pero no es posible, El es el Dios del hombre, y su compasión es igual para el hombre piel roja como para el hombre blanco.

La tierra es preciosa, y despreciarla es despreciar a su creador.

Los blancos también pasarán; tal vez más rápido que todas las otras tribus.
Contaminen sus camas y una noche serán sofocados por sus propios desechos.

Cuando nos despojen de esta tierra, ustedes brillarán intensamente iluminados por la fuerza del Dios que los trajo a estas tierras y por alguna razón especial les dio el dominio sobre la tierra y sobre el hombre piel roja. Este destino es un misterio para nosotros, pues no comprendemos el que los búfalos sean exterminados, los caballos bravíos sean todos domados, los rincones secretos del bosque denso sean impregnados del olor de muchos hombres y la visión de las montañas obstruida por hilos de hablar.

¿Dónde están los árboles?, desaparecieron.
¿Dónde está el águila?, Desapareció.

Es el final de la vida y el inicio de la sobrevivencia.

"¿Necesitaré pintaros los terribles males que de aguardar fríamente tan bárbara invasión puede resultaros?"

Juanito Mora 1856

Esta fue la respuesta sioux ante la propuesta de comprarle sus tierras por parte del presidente de los estados Unidos, en 1854.


Oración Sioux

Oh gran espíritu, cuya voz oigo en el viento
y cuyo respiro da vida a todo el universo.
óyeme , soy pequeño y débil, uno de tus muchos hijos.

déjame pasear en la belleza y permíteme que mis ojos siempre puedan contemplar el rojo y el púrpura de la puesta de sol.
haz que mis manos respeten las muchas cosas que tus has creado y agudiza mis oídos para oír tu voz.
hazme sabio para comprender todas las lecciones que tu has escondido detrás de cada hoja y de cada roca.
dame fuerza no para ser más fuerte que mi hermano sino para luchar contra mi peor enemigo: yo mismo.

y hazme siempre listo para ir ante ti con las manos limpias y la mirada recta para que cuando la luz se desvanezca como se desvanece la puesta de sol mi espíritu pueda llegar ante ti sin ninguna vergüenza..

Canto Sioux

¡Surgirán! ¿Puedes verles?
¡Surgirán! ¿Puedes verles?
Una nación a caballo surgirá.
Una nación estruendosa surgirá.
¡Surgirán, mira!
¡Surgirán!




Stanley Kubrick es quizá el director estadounidense que mejor transitó por los géneros cinematográficos, y quizá el mejor indagador y diseccionador de la sociedad contemporánea, murió en Hertfordshire, Reino Unido, el 7 de marzo de 1999. Pero, cabe una breve reflexión, dos obras han marcado su trayectoria de forma indeleble: una es “Paths of Glory” -1957- (“La patrulla infernal”) y la otra “2001: A Space Odyssey” -1968- (“2001. Una odisea del espacio”). La primera, si es que queremos seguir con los géneros, se inscribe en el bélico, y la segunda en la ciencia-ficción. Luego, vuelve a incursionar en el bélico con el excelente film: “Full Metal Jacket” -1987- (“Nacido para matar”), aunque con “Dr. Strangelove or: How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb” -1964- (“Dr. Insólito”) y con un tono irónico muy marcado refresca el género, junto con “Mash” -1970- de Robert Altman. La duda nos queda con “A Clockwork Orange” (“La naranja mecánica”) -1971- adaptación de la novela de Anthony Burgess, un escritor de obras de ciencia-ficción, lingüista y tremendamente cruel en sus historias. En este film Kubrick juega con la adaptación ya que el eje narrativo si bien se desarrolla en un tiempo futuro no muy bien definido –más actual que futuro-, pasa por el estudio profundo y crítico de la violencia irracional y los métodos para su tratamiento (Ludovico).

Se dice de Samuel Peckinpah que fue el poeta de la violencia, debido a su maestría para generar situaciones, atmósferas y personajes crueles y desalmados. Pero en el caso de Kubrick, esto cambia, si bien su capacidad iguala y mejora la de Peckinpah. Pero cambia en otros aspectos.

Desde cierto punto de vista “2001: A Space Odyssey” es una película acerca del futuro de la tierra, nuestro planeta.

Ficha Técnica:

Título: 2001: A Space Odyssey
Dirección: Stanley Kubrick
Dirección artística: John Hoesli
Producción: Stanley Kubrick
Diseño de producción: Ernest Archer, Harry Lange, Anthony Masters
Guión y Libreto: Stanley Kubrick y Arthur C. Clarke
Argumento: Arthur C. Clarke (novela El Centinela)
Música: Richard Strauss, Johann Strauss Jr., Aram Khachaturian, György Ligeti
Sonido: A. W. Watkins (Supervisión), H. L. Bird (Mezcla), Winston Ryder (Edición)
Fotografía: Geoffrey Unsworth, John Alcott (sustituto)
Montaje: Ray Lovejoy
Vestuario: Hardy Amies
Efectos especiales: Douglas Trumbull (Dirección), Wally Veevers (Supervisión), Stanley Kubrick (Diseño)
Reparto: Keir Dullea, Gary Lockwood, William Sylvester, Daniel Richter, Leonard Rossiter, Margaret Tyzack, Robert Beatty,Sean Sullivan, Douglas Rain

Premios:
Oscar
Año 1968
Categoría: Mejor director
Persona: Stanley Kubrick
Resultado: Nominado
1968 Mejor guión original: Stanley Kubrick, Arthur C. Clarke
Resultado: Nominados
1968 Mejor dirección artística: Anthony Masters, Harry Lange, Ernest ArcherResultado: Nominados
1968 Mejores efectos visuales : Stanley Kubrick
Resultado: Ganador
Premios BAFTA
Categoría Mejor película
Persona: Stanley Kubrick
Resultado: Nominada

Mejor Director: Nominado
Mejor fotografía: Geoffrey Unsworth. Ganador
Mejor sonido: Winston Ryder. Ganador
Mejor diseño de producción: Tony Masters, Harry Lange y Ernie Archer. Ganadores

Premios Hugo: Mejor representación dramática.

Noche Primitiva

Hacia el final del Capítulo I, Noche Primitiva, en el punto 6. La ascendencia del hombre, Arthur Clarke dice:

“El primer hombre verdadero tenía herramientas y armas sólo un poco mejores que las de sus antepasados de un millón de siglos atrás, pero podían usarlas con mucho más habilidad. Y en algún momento en los oscuros milenios pasados, habían inventado el instrumento más especial de todos, aún cuando no pudiera ser visto ni tocado. Habían aprendido a hablar, logrando así su primera gran victoria sobre el Tiempo. Ahora, el conocimiento de una generación podía ser transmitido a la siguiente de modo que cada época podía beneficiarse de las que la habían precedido.
A diferencia de los animales, que conocían sólo el presente, el hombre había adquirido un pasado, y estaba comenzando a andar a tientas hacia un futuro.
Estaban también aprendiendo a sojuzgar a las fuerzas de la naturaleza; con el dominio del fuego, había colocado los cimientos de la tecnología y dejado muy atrás a sus orígenes animales. La piedra dio paso al bronce, y luego al hierro. La caza fue sucedida por la agricultura. La tribu crecía en la aldea, y ésta se transformaba en ciudad. El habla se hizo eterno, gracias a ciertas marcas en piedra, en arcilla y en papiro. Luego inventó la filosofía y la religión. Y pobló el cielo, no del todo inexactamente, con dioses.
A medida que su cuerpo se tornaba cada vez más indefenso, sus medios ofensivos se hicieron cada vez más terribles. Con piedra, bronce, hierro y acero había recorrido la gama de cuanto podía atravesar y despedazar, y en tiempos muy tempranos había aprendido como derribar a distancia a sus víctimas. La lanza, el arco, el fusil y el cañón y finalmente el proyectil guiado, le habían procurado armas de infinito alcance y casi infinita potencia.
Sin esas armas, que sin embargo había empleado a menudo contra sí mismo, el Hombre no habría conquistado nunca su mundo. En ellas había puesto su corazón y su alma, y durante eras le habían servido muy bien.
Mas ahora, mientras existían, estaban viviendo con el tiempo prestado.”



La alegoría de “2001: A Space Odyssey”

Esta última frase irradia, presagia y vaticina, la historia que Kubrick luego desarrolla en el film, dotándola de esta violencia primigenia, primordial y atemporal. Ya hemos citado 2001 en varias oportunidades en el blog, en especial refiriéndonos al cine y la ciencia-ficción, ahora creemos oportuno relacionarla con las obras que con más contundencia han tratado el tema de la violencia del hombre contra sí mismo y contra su hábitat, pero con una ayuda digamos sustancial, la que le proporcionará la ciencia y las tecnologías que de ella se derivan, pensadas, creadas y puestas en funcionamiento por el propio hombre, en apariencia para su bienestar en términos universales.

La iconografía totémica y mística que nos muestra en 2001 no es ni más ni menos que la misma que puede invocar y reproducir el pueblo sioux a la hora de implorar respecto y benignidad para con sus tierras y su comunidad. El planteo sobre el futuro del hombre en el marco de las innovaciones tecnológicas deshumanizadas e irracionales es quizá el eje temático de esta gran obra. La computadora HAL 9000 se vuelve contra el hombre no porque su naturaleza o esencia sea maligna; de alguna manera hay una señal, superior, que determina y equilibra los caminos, protege y guía los espacios, los tiempos y la evolución de la humanidad. Esta parábola, sobre la creación, la soberbia y el castigo, está inscripta dentro de las creaciones míticas desde el que el hombre es hombre. La noche oscura del entorno desconocido es el principal disparador, y el mito se yergue, aparece como salvador, tranquiliza las conciencias y pone un poco de luz en ese horizonte ignoto de los primitivos. La loza de 2001, los primates girando deslumbrados en el inicio del film, es la señal tan esperada, involucra el gran cambio, y a su vez se muestra, se hace visible, al ser más evolucionado y más fuerte. Ya la violencia se integra y se funde con esta aparición, como si no hubiese otro camino posible u otra alternativa desde el albor de los tiempos. Y así el camino evolutivo se llena de incógnitas y estados de mística confusión ante la propia estructura mental que debe seguir su curso y desarrollarse a toda costa. La desmembrada e ilógica mente del primer homínido salta hacia la lógica diferente de la nave espacial en su marcha hacia el satélite. La ingravidez es el estado de este momento y las incógnitas se someten a la no humana estructura de la máquina para intentar resolver el misterio. La falta de compromiso, la irresponsabilidad, la mente adormecida o el estado de cómoda espera tiene su reacción para desembocar en la muerte y la destrucción. “Los muertos del hombre blanco olvidan su tierra de origen cuando van a caminar entre las estrellas.” dice la respuesta del sioux. El hombre se olvida de sí mismo, de su origen y de la tierra que es sagrada.




El Amanecer del Hombre

El pensamiento mítico, profundamente estudiado por antropólogos y filósofos (Ernst Cassirer, Mircea Eliade, Claude Lévi-Strauss, James George Frazer, etc.) funde conciencia y realidad, acto y pensamiento, lenguaje y voluntad, se establece como esencia y principio, es incapaz de separar o desmembrar la naturaleza y sus componentes. Para éste todo es sagrado, intocable, único e irrepetible. Traspasar estos límites, violentar este principio, desequilibrar este espacio es quizá el peligro máximo que se le puede presentar al hombre. Constituye así una sólida estructura mental donde la unidad espacio-temporal se desarrolla, todo es vida y todo es agresión.

Ya Homero con la Odisea, el misterioso y mítico viaje de Ulises, conserva este sustancial carácter. Ya la acción misma de viajar, de abandonar los límites, es una transgresión que hay que pagar. El relato es un continuo castigo, una serie de pruebas para redimir a Ulises por haber desafiado el mito, o lo que es lo mismo, a sus dioses. La geografía que es un espacio sagrado, y lo que contiene, es lo que hay que venerar y preservar, todo aquello fuera de sus fronteras es la noche oscura, vacía y equivalente a la muerte.

En la Odisea de Clarke y Kubrick, el hombre no sólo ha desafiado su geografía, ha ido más allá aún, ha agredido su propio espacio. La última tecnología utilizada sin objetivos claros y deshumanizantes, la inconciencia de las consecuencias, ese salto inevitable e irracional hacia el futuro, representa lo ignoto y desconocido para constituirse en una salvaje agresión sobre sí mismo, y su entorno. El salto hacia las puertas del infinito es un siniestro parto, y todo luego termina con el feto flotando entre estrellas, vacío e indeterminado. El eterno retorno se regenera, ese es el concepto, se vuelve hacia el hombre transgresor y lo lanza nuevamente hacia adelante, hacia la incertidumbre de lo infinito.

Nos falta, por último decir algo sobre el pensamiento mágico. El ritmo de un vals de Strauss (La banda sonora incluye música de Richard Strauss (la introducción de Así habló Zaratustra), ("El Danubio Azul" de Johann Strauss (hijo), y György Ligeti (que acompaña las imágenes del espacio), es un consciente regreso al seno acompasado y harmonioso de la madre tierra. Qué es sino la plancha, el monolito (formalmente o geométricamente un ortoedro o cuboide, -un paralelepípedo ortogonal-), aparte de remontarnos a las condiciones del pensamiento pre-lógico, un tótem, un elemento sagrado con una clara función integradora e iniciadora de un nuevo momento evolutivo. O la canción que canta HAL 9000 (Cuando HAL está siendo desconectado, canta la Canción "Daisy"), una ensoñadora y adormecedora, además de grotesca y tragicómica, forma de despedirse frente a lo irremediable. Todos estos aportes narrativos configuran los distintos momentos vivenciales y del film, una forma de decirnos o contarnos cómo el hombre se hizo hombre y cómo se desintegra y se funde en la infinitud del universo.

Si bien esta es una interpretación “global” de la obra, se podría penetrar aún más en ella si la dividiéramos en sus diversas partes en las que se explora, desde sus comienzos –El amanecer-, en esta concepción sobre el desmembramiento del hombre en sí y con medio. La alegoría se convierte en la mejor herramienta para comunicarnos un mensaje, una advertencia, una alerta sobre el destino de la humanidad.


Héctor Correa
Punta Alta, junio de 2010


domingo, 14 de junio de 2009

2001: una odisea del espacio (algunos apuntes más sobre el cine y la ciencia-ficción)



"2001 es una experiencia no verbal: de dos horas y 19 minutos de película, sólo hay un poco menos de 40 minutos de diálogo. Traté de crear una experiencia visual que trascendiera las limitaciones del lenguaje y penetrara directamente en el subconsciente con su carga emotiva y filosófica. Quise que la película fuera una experiencia intensamente subjetiva que alcanzara al espectador a un nivel interno de conciencia como lo hace la música."

Stanley Kubrick


Título original: 2001: A Space Odyssey

Director: Stanley Kubrick

País: Inglaterra

Año: 1968

Reparto: Keir Dullea, Gary Lockwood, William Sylvester, Daniel Richter, Douglas Rain, Vivian Kubrick, Margaret Tyzack, Robert Beatty, Leonard Rossiter, Sean Sullivan, Bill Weston, Ed Bishop

Duración: 139 min.

Guión: Stanley Kubrick

Música: Richard Strauss, Johann Strauss

Fotografía: Geoffrey Unsworth

Productora/Distribuidora: MGM

Saga: 2001

Premios: David de Donatello, Otros, Baftas, OSCARS

Nominaciones: OSCARS


Filmografía de Kubrick:

1999 Eyes Wide Shut (Ojos bien cerrados)

1987 Full Metal Jacket (Nacido para matar)

1980 The Shining (El resplandor)

1975 Barry Lyndon

1971 A Clockwork Orange (La naranja mecánica)

1968 2001: A Space Odyssey (2001: Odisea del espacio)

1964 Dr. Strangelove or: How I Learned To Stop Worrying And Love The Bomb (Dr. Insólito o: Cómo aprendí a dejar de preocuparme y amar la bomba)

1962 Lolita (Lolita)

1960 Spartacus (Espartaco)

1957 Paths of Glory (Patrulla infernal)

1956 The Killing (Casta de malditos)

1955 Killer's Kiss (El beso del asesino)

1953 Fear and Desire

1953 The Seafarers

1951 Day Of The Fight

1951 Flying Padre



Algunas obras de Arthur C. Clarke:



Perfiles del Futuro

La ciudad y las estrellas

Cita con Rama

El fin de la infancia

2001: Una odisea espacial

2010: Odisea dos

2061: Odisea tres

3001: Odisea final

El Centinela. “The Sentinel”


En el primer capítulo de “2001: Una Odisea espacial”, que tituló Noche Primitiva, exactamente en el Prefacio, Arthur C. Clarke dice lo siguiente y lo transcribimos:

“Tras cada hombre viviente se encuentran treinta fantasmas, pues tal es la proporción numérica con que los muertos superan a los vivos. Desde el alba de los tiempos, aproximadamente cien mil millones de seres humanos han transitado por el planeta Tierra.

Y es en verdad un número interesante, pues por curiosa coincidencia hay aproximadamente cien mil millones de estrellas en nuestro universo local, la Vía Láctea. Así, por cada hombre que jamás ha vivido luce una estrella en ese Universo.

Pero, cada una de las estrellas es un sol, a menudo mucho más brillante y magnífico que la pequeña y cercana a la que denominamos el Sol. Y muchos -quizá la mayoría- de esos soles lejanos tienen planetas circundándolos. Así casi con seguridad hay suelo suficiente en el firmamento para ofrecer a cada miembro de las especies humanas, desde el primer hombre-mono, su propio mundo particular: cielo… o infierno.

No tenemos miedo alguno de conjeturar cuántos de esos cielos e infiernos se encuentran habitados, y con qué clase de criaturas: el más cercano de ellos está a millones de veces más lejos que Marte o Venus, esas metas remotas aún para la próxima generación. Más las barreras de la distancia se están desmoronando, y día llegará en que daremos con nuestros iguales, o nuestros superiores entre las estrellas.

Los hombres han sido lentos en encararse con esta perspectiva; algunos esperan aún que nunca se convertirá en realidad. No bastante, aumenta el número de los que preguntan: ¿Por qué no han acontecido ya tales encuentros, puesto que nosotros mismos estamos a punto de aventurarnos en el espacio?

¿Por qué no, en efecto? Sólo hay una posible respuesta a esta razonable pregunta. Mas recordad, por favor, que ésta es sólo una obra de ficción.

La verdad, como siempre, será mucho más extraordinaria.”

Claro, para alcanzar un nivel interno de conciencia, como lo pide Kubrick, de tal envergadura y amplitud, necesitaríamos, creo, conocer un poco más cómo piensa este realizador acerca del hombre y del universo en el que vive.

Kubrick no fue un artesano más dentro del mundo cinematográfico de los Estados Unidos. Algunos comentaristas biográficos han observado en él una vital inclinación por la fotografía desde muy joven, y una también vital obsesión por el detalle y la perfección, éste último un rasgo caracterológico que a algunos favorece y a otros no, pero en este caso cada encuadre, cada escena, y cada secuencia de cualquiera de sus obras, reflejan ampliamente esa faz personal, hasta tal punto que se lo considera, junto con Orson Welles (“El ciudadano”), un director supremo, en su país y en el mundo entero.

En el orden formal, por lo expuesto, podemos observar, más, podemos mirar sus films como minuciosos, detallistas y meticulosos trabajos sobre la composición de la imagen, la estructura semántica y las conexiones simbólicas de los objetos, hechos y sucesos que van desarrollándose en el curso de la historia. Y cabe la siguiente reflexión acerca de esto. Un claro y transparente objetivo guía su narrativa, no sólo en este film, sino en todos sus films. Ha hecho cine policial negro, cine bélico, melodrama, terror, y también ha incursionado en la ironía, cruel y despiadada; ha diseccionado la sociedad, su sociedad, como en “La Naranja Mecánica”, y ha incursionado puntillosamente, casi de manera exquisita, en la historia, como en “Barry Lyndon”, una película preciosista, de un virtuosismo obsesivo sin duda; y ha utilizado la ciencia-ficción como un instrumento propicio para la exposición de sus profundas preocupaciones sobre la humanidad; pero toda su obra destila una coherencia ideológica y formal que lo ubica en el plano de los grandes creadores cinematográficos.

La música, las primeras imágenes, casi un preludio conceptual de la película, la nave espacial transitando la inmensidad del espacio, el viaje en la Discovery de los dos tripulantes tratando de develar los misterios de la misión, la enigmática computadora HAL 9000, verdadera máquina, macabra y perversa, en la que confluyen miedos míticos, ancestrales, y el homínido temor a lo desconocido y lo ignorado, más la colosal transformación, luego de traspasar las puertas del infinito, constituyen verdaderas parábolas, alegorías y metafóricas aproximaciones a la esencialidad del hombre, concentrado en la feroz carrera por la manipulación desenfrenada de una ciencia y una tecnología que a veces le depara misterios horribles e incontrolables.

De todas maneras, podemos vislumbrar dos formas, producto de dos concepciones de encarar estos temas y estas revelaciones. Por un lado, la de Clarke, centrada en la dilucidación científica de los destinos y los derroteros del homo sapiens; y la de Kubrick asentada en la violencia y la agresividad del uso indebido y desmesurado de esa ciencia, violencia que no es más que la consecuencia de la propia evolución, y que, parece haber surgido antes y en los albores de la aparición del hombre. Ya, en “El Centinela” Clarke hacía emerger el elemento desconocido, el objeto que por último terminó siendo el nudo, el hilo, el ente que cruza toda la historia de 2001, que transita por todo su desarrollo y que permanece y acompaña hasta el infinito esta saga. El tótem, como receptáculo y guardián de la vida del hombre primitivo, y la loza o monolito alrededor del cual giran curiosos los primates, y que a su vez marca las distintas etapas evolutivas de la humanidad, no son más que los signos de una presencia que más allá del hombre y de su nivel de desarrollo tecnológico en el fondo aún está vigilado, aún está custodiado y aún debe ser observado por algo superior. Luego en “El fin de la infancia” (2000) vuelve a volcar esta idea, ya un tanto mística y decadente.

Kubrick desarrolla este pensamiento pero desde otro ángulo, su filmografía así lo demuestra, y su último guión, concluido por Spielberg, “Inteligencia artificial”, nos muestra un hombre casi dominado y sujeto a un afán de controlar aspectos esenciales de la vida no tanto por su complejidad como por lo polémico. Se trata ni más ni menos de crear vida artificial (robots) inteligente y con sentimientos. Una parábola escéptica, desesperanzadora de la ciencia y sus consecuencias.

El tema de la loza (monolito), sus connotaciones totémicas, es seguido por otro tema aún más conflictivo y fatal, el descontrol y rebelión de la computadora que, no sólo centraliza el control automático de la nave Descubrimiento, sino que contiene el fin, el objeto, y la finalidad de la misión. El último tripulante que queda con vida al fin logra desconectarla y todo salta al final y última etapa del viaje. Un viaje que, como su título lo indica nos remite a Ulises, a la Odisea, cuya misión, tal como el pensamiento mítico lo concibe, es un retorno a los confines del hombre y su universo, como es considerado en esos tiempos y dentro de los límites que el hombre del s. X a.d.C era capaz de transitar. Comparar a Homero con esta obra de Clarke y Kubrick es quizá uno de los desafíos más apasionantes para el estudioso del cine y la literatura. Y ver el recorrido final sobre paisajes ignotos y deslumbrantes como el desplazamiento de la conciencia hacia lo infinito, es introducirse en las grandes obras del hombre en las letras desde Cervantes, Proust, Joyce, Faulkner, hasta las fantásticas incursiones de Borges con su permanente y continuo choque contra la esencialidad de la palabra como instrumento para explicar el paso del hombre por este mundo. El tropo, el giro, la imagen y la metáfora, encuentran su verdadero ámbito, esta vez transformados en cine, en luz, de la mano de Kubrick ¿Qué otra cosa puede ser entonces la losa negra que se yergue y domina el ser y el destino?

esta impronta ético-moral, la literatura universal la ha señalado permanentemente desde las primeras luchas por el dominio y el poder del fuego en la mitología, pasando por “Frankentein” de Mary Shelley, “El Extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde” de Robert Louis Stevenson, las obras de Herbert George Wells o ‘Un mundo feliz’, de Aldous Huxley. Los creadores, la literatura y el cine se han encargado de advertir y percibir, más que denunciar, los extraños derroteros que el avance de la tecnología y la ciencia está incursionando.
El conflicto de HAL 9000 con la tripulación, un conflicto trágico, por supuesto, es la concepción más tortuosa que Kubrick tiene del desarrollo científico del hombre. El avance tecnológico, su manejo descontrolado, produce violencia. Más, esa tecnología es usada para generar más violencia. La sociedad está impregnada de

El final de esta historia es un bebé navegando en el espacio infinito. Saquemos la conclusiones que obtengamos, miremos estas imágenes desde cualquier punto, siempre vamos a conseguir múltiples lecturas sobre la vida, su evolución y las inciertas consecuencias que podemos dejar de considerar.

Héctor Correa

Punta Alta, junio de 2009

miércoles, 27 de mayo de 2009

SOLARIS. Солярис. Solyaris. Algunas notas sobre el cine y la ciencia-ficción






Ficha técnica

Título: Solyaris (Solaris)
Director: Andrei Tarkovsky (nació: 04-04-1932) (murió: 28-12-1986) (edad 54 años)
Realizada el 20-03-1972 (hace 37 años)
Duración: 165 minutos (2 horas 45 minutos)
Libro: Fridrikh Gorenshtein y Stanislaw Lem
Música: Eduard Artemyev

Actores y personajes

Natalya Bondarchuk (como Hari)
Donatas Banionis (como Kris Kelvin)
Jüri Järvet (como Dr. Snaut)
Vladislav Dvorzhetsky (como Henri Berton)
Nikolai Grinko (como Kelvin' s Father)
Anatoli Solonitsyn (como Dr. Sartorius)
Sos Sargsyan (como Dr. Gibarian)
Olga Barnet (como Kelvin' s Mother)
Tamara Ogorodnikova (como Aunt Anna)
Georgi Tejkh (como Prof. Messenger)
Yulian Semyonov Chairman at Scientific Conference
Vitalik Kerdimun (como V. Kerdimun)
Tatyana Malykh
Aleksandr Misharin (como A. Misharin)
Bagrat Oganesyan (como B. Oganesyan)
V. Statsinsky
Valentina Sumenova (como V. Sumenova)

Después de haber navegado un poco, en la nota anterior, por la historia de la Rusia zarista de la mano de Aleksandr Sokúrov (“El arca rusa”), un viaje muy particular, casi mágico, por su forma, su desarrollo y sus personajes, imbuido de los misterios propios de los mundos imperiales y poderosos de un país tan especial de la Eurasia, transformado en arca, trataremos de sumergirnos en el tiempo y el espacio mítico-religioso de Andrei Tarkovsky a través de la ciencia-ficción.



Andrei Arsenevich Tarkovsky, quizá haya sido -murió en 1986-, el más lúcido y enigmático realizador en lo que fue la Rusia de la Unión Soviética. Lúcido, por su extraordinaria capacidad poética y genio, para internarse en los más complejos problemas del ser humano utilizando no sólo la palabra sino la imagen cinematográfica, imagen que indagó, estudió y descifró a través de los maestros de la iconografía y la pintura de todos los siglos. Críptico por la utilización inteligente y profunda de todos los recursos de la poética literaria y cinematográfica, desde la luz hasta la más compleja metáfora, para transmitirnos toda una concepción del mundo, cruzada por una visión totalizadora del hombre y sus relaciones con el universo, ya sea por los procesos mundiales de deshumanización, como por aquellos que implican desentrañar los misterios de la religiosidad y el destino del hombre sobre el planeta. Sólo otro gran creador, Ingmar Bergman, pudo realizar un cine de esta naturaleza, así como el japonés Akira Kurosawa (1910-1998) se adentró en las heridas que el hombre realizó y realiza sobre la naturaleza provocando condicionamientos irrecuperables en las relaciones de los hombres a nivel universal. Es decir cómo y cuánto la interdependencia del hombre con su entorno natural determina no sólo conductas sino que compromete el destino de los seres vivos en todos los aspectos. Mientras tanto el norteamericano Kubrick, Stanley, también ya desaparecido (1999), realiza otra obra maestra del cine de ciencia-ficción, “2001: una odisea espacial” (1968), donde conjuga con una maestría perfecta, las señales peligrosas de una ciencia al margen de los intereses reales del hombre con la búsqueda incesante, realizada con esa tremenda tecnología, de una explicación sobre su origen y su incierto final.

Stanislaw Lem escribió este relato ("Solaris") en 1961. Lem fue un escritor polaco, murió en 2006, y dedicó casi toda su obra a la ciencia-ficción. Quizá merezca una nota aparte. Aquí sólo haremos referencia a la obra que originó el film.




Todo esto que decimos, acerca de la ciencia-ficción, es sólo un esbozo sobre este modo o forma narrativa fundada en la utilización de los recursos y avances científicos, y en cómo el autor o realizador crea un universo donde ubica lo peor del ser humano, le dice al espectador su concepción sobre cómo está situado en ese universo, lo que hace para su propia destrucción, o bien si la ciencia y por consiguiente la súper-tecnología, tal como están siendo utilizados, son útiles y beneficiosos para su futuro o el futuro de la humanidad.

La tierra, que el hombre habita, ha sido y sigue siéndolo, materia no sólo de investigación e indagación científica, sino también objeto de las mejores creaciones estéticas a través del tiempo. El futuro, lo que está por venir, más los distintos pensamientos acerca del rumbo de la vida en el tiempo nunca podrá dejar de estar entre las cuestiones más importantes en la mente de los hombres y con más razón en la de los creadores, es decir los que hacen arte. El cine lo ha demostrado desde su nacimiento, por algo siempre será razón de ser de este blog.

Héctor Correa
Punta Alta, mayo de 2009








Arthur C. Clark, que murió en Sri Lanka en 2008, fue junto con Kubrick el autor de “2001: odisea del espacio”. En realidad la idea había sido esbozada en un cuento escrito por Clark llamado “El centinela”. Cabe hacer esta aclaración ya que es donde traza su concepción de la ciencia-ficción como indagación en los misterios del origen del hombre, su lugar en el universo, y su futuro en manos de la ciencia. Lem, y luego Tarkovsky, con “Solaris”, crean un mundo donde el tiempo y el espacio concebidos por esa ciencia se pierden en la oscuridad de la conciencia, la memoria, y los costados insondables del hombre. Plantean así una nueva cosmogonía donde el hombre ya no es el centro, sí en cambio, su interioridad como vehículo para nuevas y extrañas relaciones con otras dimensiones aún inexploradas. Lo elíptico de la imagen de Tarkovsky, la alegoría, la parábola y lo metafórico son instrumentos de una estética dirigida al transmitir una nueva geografía del hombre, situado, parado sobre la incertidumbre y el sufrimiento interior.

La ciencia-ficción, como género literario, ha sido muy prolífica, tiene orígenes remotos, y ha sido utilizada para introducirnos en mundos imaginarios utópicos, o bien crudos y descarnados por las profecías apocalípticas que han pretendido describir. Desde la literatura de anticipación científica, Julio Verne (1828-1905), H. G. Wells (1866-1946), hasta autores de la talla de Isaac Asimov, Ray Bradbury, Olaf Stapledon, Poul Anderson, Anthony Burgess, J.G. Ballard, etc., que han hecho una ciencia-ficción con perfiles duros, humanistas o metafísicos, este género fue utilizado para transmitir problemáticas con claras connotaciones anti-sistema o bien advertencias sobre un destino incierto y tenebroso.

En el cine todo esto ha sido trasladado de alguna manera, pero con rasgos a veces infantiles o dirigidos al público infantil, y en muy pocas ocasiones con intenciones de emitir señales sobre el destino del hombre. Si debemos mencionar obras cinematográficas de nivel creativo ya sea en cuanto a los contenidos como a la realización propiamente dicha, en verdad no hay muchas, y han sido cruzadas por la magnificencia y artificiosidad industrial del cine comercial (pletórico de efectos especiales) dominado por los EEUU. Sin embargo, esa industria posibilitó que Kubrick hiciera “2001”, y en la ex Unión Soviética, Tarkovsky pudiera realizar “Solaris”. Y en otro nivel Ridley Scott con dos films muy buenos: “Blade Runner” y “Alien, el octavo pasajero”, y no creo que mucho más, a pesar de unas cuantas películas dirigidas a adaptar la obra de Philip K. Dick, que sin duda vale la pena mencionar, más por su calidad artesanal que por la indagación estética que este género de cine posibilita y posibilitó.

Por supuesto, analizar la obra del autor de “Solaris”, significa adentrarnos en el pensamiento totalizador de Tarkovsky. En realidad este autor realizó unas pocas obras, [La infancia de Iván (Ivanovo detstvo) (Иваново детство) (1962), Andréi Rubliov (Андрей Рублёв) (1966), Solaris (Solyaris) (Солярис) (1972), El espejo (Zerkalo) (Зеркало) (1975), Stalker (Cталкер) (también conocida como La Zona) (1979), Tempo di viaggio (1983), Nostalgia (Nostalgya) (Ностальгия) (1983), Sacrificio (Offret) (1986)], si lo comparamos con otros mucho más fecundos, pero se convierte así en un significativo ejemplo de que la cantidad de obras de un autor no mide su calidad, ni en cine ni en literatura. La obra de este extraordinario creador se caracteriza por su penetración en los más complejos mundos del hombre contemporáneo y en su inteligencia para describir el incierto camino y sus siniestras consecuencias para la humanidad toda.

“Solaris” no es una película hecha, asentada sobre las categorías o los cánones del relato cinematográfico tradicional, todo lo contrario, va más allá, crea un mundo casi irreal, onírico, pero tremendamente realista por su cruda escenografía y sus duros paisajes donde impera la soledad y la destrucción. La búsqueda de un hombre íntegro, consciente y seguro en sus convicciones, ya sea como individuo o parte de un universo, fue su objetivo y su meta. En cambio encontró, y es lo que transmitió, un hombre fragmentado, inestable, desequilibrado e inseguro acerca de su misión y fin. El uso del tiempo, su concepción del tiempo como poeta; su manejo, complejo y escrupuloso del transcurrir en la conciencia, así como el no-espacio donde se desarrollan los más cruciales acontecimientos de los personajes, marca a “Solaris” como una obra inteligente y rica desde el punto de vista conceptual y formal, abriendo un canal de múltiples interpretaciones pero con el eje humano sustancial que la abarca en su totalidad. Crea un mundo, así, donde ubica y despliega todas sus ideas sobre la naturaleza del hombre, sobre sus creencias y convicciones, y sobre sus miserias y sus peligrosas transgresiones, para lo cual la alegoría y la parábola se convierten en profundas expresiones de una realidad que no podemos eludir.

La cuestión quizá pase por si es necesario mantener o conservar la estética que a la ciencia-ficción le impuso Hollywood. Creemos que ahí está la clave, por un lado si “2001: una odisea espacial” respeta los paradigmas del género, si “Solaris” deja de ser o mantiene los estereotipos, o bien, renuevan ambas dichos códigos, modificándolos en substancia para transformarse en verdaderas creaciones peculiares, originales, innovadoras, pero por sobre todo indagadoras de los vínculos y nudos estéticos y conceptuales que destruyen el concepto como género.

La estética de Spilberg ("E.T." y “Contactos cercanos del tercer tipo”) no hay duda que se destaca y no la podemos de dejar de lado bajo ningún punto de vista. Pero se asienta en al recuperación del cuento fantástico y maravilloso -en lo feérico-, donde vemos cómo lo del más allá, lo desconocido, irrumpe en el mundo cotidiano del hombre, y porta un mensaje de buenaventura, optimismo y esperanza, o más o menos así. Parecerá algo inocente, ingenuo, cándido, hasta infantil, pero encierra dentro, en lo más recóndito, una voz de alerta, una señal de alarma y un claro llamado a la conciencia ambientalista y preservadora de lo más importante para el hombre: su propio mundo y la paz entre los hombres. De lo contrario estaremos perdidos.

 LANZAMIENTO DEL LIBRO  "EJERCICIOS CRÍTICOS SOBRE CINE" PRELUDIO  "El cine es la música de la luz”Abel Gance "Esta músi...