LO QUE OCURRA CON LA TIERRA,
RECAERÁ SOBRE LOS HIJOS DE LA TIERRA.
HAY UNA UNIÓN EN TODO
¿Cómo se puede comprar o vender el cielo o el calor de la tierra?,
esta idea nos parece extraña.
Si no somos dueños de la frescura del aire y del brillo del agua,
¿cómo es posible comprarlos?.
Cada pedazo de esta tierra es sagrado para mi pueblo. Cada rama brillante de un pino, cada puñado de arena de las playas, la penumbra de la densa selva, cada rayo de luz y el zumbar de los insectos son sagrados en la memoria y vida de mi pueblo. La savia que recorre el cuerpo de los árboles lleva con sigo la historia del hombre piel roja.
Los muertos del hombre blanco olvidan su tierra de origen cuando van a caminar entre las estrellas. Nuestros muertos jamás se olvidan de esta bella tierra, pues ella es la madre del hombre piel roja.
Somos parte de la tierra y ella es parte de nosotros. Las flores perfumadas son nuestras hermanas; el ciervo, el caballo, el gran águila, son nuestros hermanos. Los picos rocosos, los surcos húmedos de las campiñas, el calor del cuerpo del potro y el hombre, todos pertenecen a la misma familia.
Por esto, cuando el Gran Jefe Blanco en Washington manda decir que desea comprar nuestra tierra, pide mucho de nosotros. El Gran Jefe Blanco dice que nos reservará un lugar donde podamos vivir satisfechos. El será nuestro padre y nosotros seremos sus hijos. Por lo tanto, nosotros vamos a considerar su oferta de comprar nuestra tierra. Pero eso no será fácil.
Esta tierra es sagrada para nosotros. Esta agua brillante que escurre por los riachuelos y corre por los ríos no es apenas agua, sino la sangre de
nuestros antepasados. Si les vendemos la tierra, ustedes deberán recordar de que ella es sagrada, y deben enseñar a sus niños que ella es sagrada y que cada reflejo sobre las aguas limpias de los lagos hablan de acontecimientos y recuerdos de la vida de mi pueblo. El murmullo de los ríos es la voz de mis antepasados.
Los ríos son nuestros hermanos, sacian nuestra sed. Los ríos cargan nuestras canoas y alimentan a nuestros niños. Si les vendemos nuestras tierras, ustedes deben recordar y enseñar a vuestros hijos que los ríos son nuestros hermanos, y los suyos también. Por lo tanto, vosotros deberéis dar a los ríos la bondad que le dedicarían a cualquier hermano.
Sabemos que el hombre blanco no comprende nuestras costumbres. Una porción de tierra, para él tiene el mismo significado que cualquier otra, pues es un forastero que llega en la noche y extrae de la tierra aquello que necesita. La tierra no es su hermana sino su enemiga, y cuando ya la conquistó, prosigue su camino. Deja atrás las tumbas de sus antepasados y no se preocupa. Roba de la tierra aquello que sería de sus hijos y no le importa.
La sepultura de su padre y los derechos de sus hijos son olvidados. Trata a su madre, a la tierra, a su hermano y al cielo como cosas que puedan ser compradas, saqueadas, vendidas como carneros o adornos coloridos. Su apetito devorará la tierra, dejando atrás solamente un desierto.
Yo no entiendo, nuestras costumbres son diferentes de las vuestras.Tal vez sea por que el hombre piel roja es un salvaje y no comprenda.
No hay un lugar quieto en las ciudades del hombre blanco. Ningún lugar donde se pueda oír el florecer de las hojas en la primavera, o el batir las alas de un insecto. Más tal vez sea por que soy un hombre salvaje y no comprendo. El ruido parece solamente insultar los oídos.
¿Qué resta de la vida si un hombre no puede oír el llorar solitario de un ave o el croar nocturno de las ranas alrededor de un lago?. Yo soy un hombre piel roja y no comprendo. El indio prefiere el suave murmullo del viento encrespando la superficie del lago, y el propio viento, limpio por una lluvia diurna o perfumado por los pinos.
El aire es de mucho valor para el hombre piel roja, pues todas las cosas comparten el mismo aire -el animal, el árbol, el hombre - todos comparten el mismo soplo. Parece que el hombre blanco no siente el aire que respira. Como una persona agonizante, es insensible al mal olor. Pero si vendemos nuestra tierra al hombre blanco, el debe recordar que el aire es valioso para nosotros, que el aire comparte su espíritu con la vida que mantiene. El viento que dio a nuestros abuelos su primer respiro, también
recibió su último suspiro. Si les vendemos nuestra tierra, ustedes deben mantenerla intacta y sagrada, como un lugar donde hasta el mismo hombre blanco pueda saborear el viento azucarado por las flores de los prados.
Por lo tanto, vamos a meditar sobre vuestra oferta de comprar nuestra tierra. Si decidimos aceptar, impondré una condición: el hombre blanco debe tratar a los animales de esta tierra como a sus hermanos.
Soy un hombre salvaje y no comprendo ninguna otra forma de actuar. Vi un millar de búfalos pudriéndose en la planicie, abandonados por el hombre blanco que los abatió desde un tren al pasar. Yo soy un hombre
salvaje y no comprendo como es que el caballo humeante de fierro puede ser más importante que el búfalo, que nosotros sacrificamos solamente para
sobrevivir.
¿Qué es el hombre sin los animales?. Si todos los animales se fuesen, el hombre moriría de una gran soledad de espíritu, pues lo que ocurra con los animales, en breve ocurrirá a los hombres. Hay una unión en todo.
Vosotros debéis enseñar a vuestros niños que el suelo bajo sus pies son la ceniza de vuestros abuelos. Para que respeten la tierra, digan a sus hijos que ella fue enriquecida con las vidas de nuestro pueblo.
Enseñen a vuestros niños lo que enseñamos a los nuestros, que la tierra es nuestra madre. Todo lo que le ocurra a la tierra, le ocurrirá a los hijos de la tierra. Si los hombres escupen en el suelo, están escupiendo en sí mismos.
Esto es lo que sabemos:
la tierra no pertenece al hombre; es el hombre el que pertenece a la tierra.
Esto es lo que sabemos:
todas la cosas están relacionadas como la sangre que une una familia. Hay una unión en todo.
Lo que ocurra con la tierra recaerá sobre los hijos de la tierra.
El hombre no tejió el tejido de la vida; el es simplemente uno de sus hilos.
Todo lo que hiciere al tejido, lo hará a sí mismo.
Incluso el hombre blanco, cuyo Dios camina y habla como él, de amigo a amigo, no puede estar exento del destino común. Es posible que seamos hermanos, a pesar de todo. Veremos.
De una cosa estamos seguros que el hombre blanco llegará a descubrir algún día: nuestro Dios es el mismo Dios.
Vosotros podéis pensar que lo poseen, como desean poseer nuestra tierra; pero no es posible, El es el Dios del hombre, y su compasión es igual para el hombre piel roja como para el hombre blanco.
La tierra es preciosa, y despreciarla es despreciar a su creador.
Los blancos también pasarán; tal vez más rápido que todas las otras tribus.
Contaminen sus camas y una noche serán sofocados por sus propios desechos.
Cuando nos despojen de esta tierra, ustedes brillarán intensamente iluminados por la fuerza del Dios que los trajo a estas tierras y por alguna razón especial les dio el dominio sobre la tierra y sobre el hombre piel roja. Este destino es un misterio para nosotros, pues no comprendemos el que los búfalos sean exterminados, los caballos bravíos sean todos domados, los rincones secretos del bosque denso sean impregnados del olor de muchos hombres y la visión de las montañas obstruida por hilos de hablar.
¿Dónde están los árboles?, desaparecieron.
¿Dónde está el águila?, Desapareció.
Es el final de la vida y el inicio de la sobrevivencia.
"¿Necesitaré pintaros los terribles males que de aguardar fríamente tan bárbara invasión puede resultaros?"
Juanito Mora 1856
RECAERÁ SOBRE LOS HIJOS DE LA TIERRA.
HAY UNA UNIÓN EN TODO
¿Cómo se puede comprar o vender el cielo o el calor de la tierra?,
esta idea nos parece extraña.
Si no somos dueños de la frescura del aire y del brillo del agua,
¿cómo es posible comprarlos?.
Cada pedazo de esta tierra es sagrado para mi pueblo. Cada rama brillante de un pino, cada puñado de arena de las playas, la penumbra de la densa selva, cada rayo de luz y el zumbar de los insectos son sagrados en la memoria y vida de mi pueblo. La savia que recorre el cuerpo de los árboles lleva con sigo la historia del hombre piel roja.
Los muertos del hombre blanco olvidan su tierra de origen cuando van a caminar entre las estrellas. Nuestros muertos jamás se olvidan de esta bella tierra, pues ella es la madre del hombre piel roja.
Somos parte de la tierra y ella es parte de nosotros. Las flores perfumadas son nuestras hermanas; el ciervo, el caballo, el gran águila, son nuestros hermanos. Los picos rocosos, los surcos húmedos de las campiñas, el calor del cuerpo del potro y el hombre, todos pertenecen a la misma familia.
Por esto, cuando el Gran Jefe Blanco en Washington manda decir que desea comprar nuestra tierra, pide mucho de nosotros. El Gran Jefe Blanco dice que nos reservará un lugar donde podamos vivir satisfechos. El será nuestro padre y nosotros seremos sus hijos. Por lo tanto, nosotros vamos a considerar su oferta de comprar nuestra tierra. Pero eso no será fácil.
Esta tierra es sagrada para nosotros. Esta agua brillante que escurre por los riachuelos y corre por los ríos no es apenas agua, sino la sangre de
nuestros antepasados. Si les vendemos la tierra, ustedes deberán recordar de que ella es sagrada, y deben enseñar a sus niños que ella es sagrada y que cada reflejo sobre las aguas limpias de los lagos hablan de acontecimientos y recuerdos de la vida de mi pueblo. El murmullo de los ríos es la voz de mis antepasados.
Los ríos son nuestros hermanos, sacian nuestra sed. Los ríos cargan nuestras canoas y alimentan a nuestros niños. Si les vendemos nuestras tierras, ustedes deben recordar y enseñar a vuestros hijos que los ríos son nuestros hermanos, y los suyos también. Por lo tanto, vosotros deberéis dar a los ríos la bondad que le dedicarían a cualquier hermano.
Sabemos que el hombre blanco no comprende nuestras costumbres. Una porción de tierra, para él tiene el mismo significado que cualquier otra, pues es un forastero que llega en la noche y extrae de la tierra aquello que necesita. La tierra no es su hermana sino su enemiga, y cuando ya la conquistó, prosigue su camino. Deja atrás las tumbas de sus antepasados y no se preocupa. Roba de la tierra aquello que sería de sus hijos y no le importa.
La sepultura de su padre y los derechos de sus hijos son olvidados. Trata a su madre, a la tierra, a su hermano y al cielo como cosas que puedan ser compradas, saqueadas, vendidas como carneros o adornos coloridos. Su apetito devorará la tierra, dejando atrás solamente un desierto.
Yo no entiendo, nuestras costumbres son diferentes de las vuestras.Tal vez sea por que el hombre piel roja es un salvaje y no comprenda.
No hay un lugar quieto en las ciudades del hombre blanco. Ningún lugar donde se pueda oír el florecer de las hojas en la primavera, o el batir las alas de un insecto. Más tal vez sea por que soy un hombre salvaje y no comprendo. El ruido parece solamente insultar los oídos.
¿Qué resta de la vida si un hombre no puede oír el llorar solitario de un ave o el croar nocturno de las ranas alrededor de un lago?. Yo soy un hombre piel roja y no comprendo. El indio prefiere el suave murmullo del viento encrespando la superficie del lago, y el propio viento, limpio por una lluvia diurna o perfumado por los pinos.
El aire es de mucho valor para el hombre piel roja, pues todas las cosas comparten el mismo aire -el animal, el árbol, el hombre - todos comparten el mismo soplo. Parece que el hombre blanco no siente el aire que respira. Como una persona agonizante, es insensible al mal olor. Pero si vendemos nuestra tierra al hombre blanco, el debe recordar que el aire es valioso para nosotros, que el aire comparte su espíritu con la vida que mantiene. El viento que dio a nuestros abuelos su primer respiro, también
recibió su último suspiro. Si les vendemos nuestra tierra, ustedes deben mantenerla intacta y sagrada, como un lugar donde hasta el mismo hombre blanco pueda saborear el viento azucarado por las flores de los prados.
Por lo tanto, vamos a meditar sobre vuestra oferta de comprar nuestra tierra. Si decidimos aceptar, impondré una condición: el hombre blanco debe tratar a los animales de esta tierra como a sus hermanos.
Soy un hombre salvaje y no comprendo ninguna otra forma de actuar. Vi un millar de búfalos pudriéndose en la planicie, abandonados por el hombre blanco que los abatió desde un tren al pasar. Yo soy un hombre
salvaje y no comprendo como es que el caballo humeante de fierro puede ser más importante que el búfalo, que nosotros sacrificamos solamente para
sobrevivir.
¿Qué es el hombre sin los animales?. Si todos los animales se fuesen, el hombre moriría de una gran soledad de espíritu, pues lo que ocurra con los animales, en breve ocurrirá a los hombres. Hay una unión en todo.
Vosotros debéis enseñar a vuestros niños que el suelo bajo sus pies son la ceniza de vuestros abuelos. Para que respeten la tierra, digan a sus hijos que ella fue enriquecida con las vidas de nuestro pueblo.
Enseñen a vuestros niños lo que enseñamos a los nuestros, que la tierra es nuestra madre. Todo lo que le ocurra a la tierra, le ocurrirá a los hijos de la tierra. Si los hombres escupen en el suelo, están escupiendo en sí mismos.
Esto es lo que sabemos:
la tierra no pertenece al hombre; es el hombre el que pertenece a la tierra.
Esto es lo que sabemos:
todas la cosas están relacionadas como la sangre que une una familia. Hay una unión en todo.
Lo que ocurra con la tierra recaerá sobre los hijos de la tierra.
El hombre no tejió el tejido de la vida; el es simplemente uno de sus hilos.
Todo lo que hiciere al tejido, lo hará a sí mismo.
Incluso el hombre blanco, cuyo Dios camina y habla como él, de amigo a amigo, no puede estar exento del destino común. Es posible que seamos hermanos, a pesar de todo. Veremos.
De una cosa estamos seguros que el hombre blanco llegará a descubrir algún día: nuestro Dios es el mismo Dios.
Vosotros podéis pensar que lo poseen, como desean poseer nuestra tierra; pero no es posible, El es el Dios del hombre, y su compasión es igual para el hombre piel roja como para el hombre blanco.
La tierra es preciosa, y despreciarla es despreciar a su creador.
Los blancos también pasarán; tal vez más rápido que todas las otras tribus.
Contaminen sus camas y una noche serán sofocados por sus propios desechos.
Cuando nos despojen de esta tierra, ustedes brillarán intensamente iluminados por la fuerza del Dios que los trajo a estas tierras y por alguna razón especial les dio el dominio sobre la tierra y sobre el hombre piel roja. Este destino es un misterio para nosotros, pues no comprendemos el que los búfalos sean exterminados, los caballos bravíos sean todos domados, los rincones secretos del bosque denso sean impregnados del olor de muchos hombres y la visión de las montañas obstruida por hilos de hablar.
¿Dónde están los árboles?, desaparecieron.
¿Dónde está el águila?, Desapareció.
Es el final de la vida y el inicio de la sobrevivencia.
"¿Necesitaré pintaros los terribles males que de aguardar fríamente tan bárbara invasión puede resultaros?"
Juanito Mora 1856
Esta fue la respuesta sioux ante la propuesta de comprarle sus tierras por parte del presidente de los estados Unidos, en 1854.
Oración Sioux
Oh gran espíritu, cuya voz oigo en el viento
y cuyo respiro da vida a todo el universo.
óyeme , soy pequeño y débil, uno de tus muchos hijos.
déjame pasear en la belleza y permíteme que mis ojos siempre puedan contemplar el rojo y el púrpura de la puesta de sol.
haz que mis manos respeten las muchas cosas que tus has creado y agudiza mis oídos para oír tu voz.
hazme sabio para comprender todas las lecciones que tu has escondido detrás de cada hoja y de cada roca.
dame fuerza no para ser más fuerte que mi hermano sino para luchar contra mi peor enemigo: yo mismo.
y hazme siempre listo para ir ante ti con las manos limpias y la mirada recta para que cuando la luz se desvanezca como se desvanece la puesta de sol mi espíritu pueda llegar ante ti sin ninguna vergüenza..
Canto Sioux
¡Surgirán! ¿Puedes verles?
¡Surgirán! ¿Puedes verles?
Una nación a caballo surgirá.
Una nación estruendosa surgirá.
¡Surgirán, mira!
¡Surgirán!
Stanley Kubrick es quizá el director estadounidense que mejor transitó por los géneros cinematográficos, y quizá el mejor indagador y diseccionador de la sociedad contemporánea, murió en Hertfordshire, Reino Unido, el 7 de marzo de 1999. Pero, cabe una breve reflexión, dos obras han marcado su trayectoria de forma indeleble: una es “Paths of Glory” -1957- (“La patrulla infernal”) y la otra “2001: A Space Odyssey” -1968- (“2001. Una odisea del espacio”). La primera, si es que queremos seguir con los géneros, se inscribe en el bélico, y la segunda en la ciencia-ficción. Luego, vuelve a incursionar en el bélico con el excelente film: “Full Metal Jacket” -1987- (“Nacido para matar”), aunque con “Dr. Strangelove or: How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb” -1964- (“Dr. Insólito”) y con un tono irónico muy marcado refresca el género, junto con “Mash” -1970- de Robert Altman. La duda nos queda con “A Clockwork Orange” (“La naranja mecánica”) -1971- adaptación de la novela de Anthony Burgess, un escritor de obras de ciencia-ficción, lingüista y tremendamente cruel en sus historias. En este film Kubrick juega con la adaptación ya que el eje narrativo si bien se desarrolla en un tiempo futuro no muy bien definido –más actual que futuro-, pasa por el estudio profundo y crítico de la violencia irracional y los métodos para su tratamiento (Ludovico).
Se dice de Samuel Peckinpah que fue el poeta de la violencia, debido a su maestría para generar situaciones, atmósferas y personajes crueles y desalmados. Pero en el caso de Kubrick, esto cambia, si bien su capacidad iguala y mejora la de Peckinpah. Pero cambia en otros aspectos.
Desde cierto punto de vista “2001: A Space Odyssey” es una película acerca del futuro de la tierra, nuestro planeta.
Ficha Técnica:
Título: 2001: A Space Odyssey
Dirección: Stanley Kubrick
Dirección artística: John Hoesli
Producción: Stanley Kubrick
Diseño de producción: Ernest Archer, Harry Lange, Anthony Masters
Guión y Libreto: Stanley Kubrick y Arthur C. Clarke
Argumento: Arthur C. Clarke (novela El Centinela)
Música: Richard Strauss, Johann Strauss Jr., Aram Khachaturian, György Ligeti
Sonido: A. W. Watkins (Supervisión), H. L. Bird (Mezcla), Winston Ryder (Edición)
Fotografía: Geoffrey Unsworth, John Alcott (sustituto)
Montaje: Ray Lovejoy
Vestuario: Hardy Amies
Efectos especiales: Douglas Trumbull (Dirección), Wally Veevers (Supervisión), Stanley Kubrick (Diseño)
Reparto: Keir Dullea, Gary Lockwood, William Sylvester, Daniel Richter, Leonard Rossiter, Margaret Tyzack, Robert Beatty,Sean Sullivan, Douglas Rain
Premios:
Oscar
Año 1968
Categoría: Mejor director
Persona: Stanley Kubrick
Resultado: Nominado
1968 Mejor guión original: Stanley Kubrick, Arthur C. Clarke
Resultado: Nominados
1968 Mejor dirección artística: Anthony Masters, Harry Lange, Ernest ArcherResultado: Nominados
1968 Mejores efectos visuales : Stanley Kubrick
Resultado: Ganador
Premios BAFTA
Categoría Mejor película
Persona: Stanley Kubrick
Resultado: Nominada
Mejor Director: Nominado
Mejor fotografía: Geoffrey Unsworth. Ganador
Mejor sonido: Winston Ryder. Ganador
Mejor diseño de producción: Tony Masters, Harry Lange y Ernie Archer. Ganadores
Premios Hugo: Mejor representación dramática.
Noche Primitiva
Hacia el final del Capítulo I, Noche Primitiva, en el punto 6. La ascendencia del hombre, Arthur Clarke dice:
“El primer hombre verdadero tenía herramientas y armas sólo un poco mejores que las de sus antepasados de un millón de siglos atrás, pero podían usarlas con mucho más habilidad. Y en algún momento en los oscuros milenios pasados, habían inventado el instrumento más especial de todos, aún cuando no pudiera ser visto ni tocado. Habían aprendido a hablar, logrando así su primera gran victoria sobre el Tiempo. Ahora, el conocimiento de una generación podía ser transmitido a la siguiente de modo que cada época podía beneficiarse de las que la habían precedido.
A diferencia de los animales, que conocían sólo el presente, el hombre había adquirido un pasado, y estaba comenzando a andar a tientas hacia un futuro.
Estaban también aprendiendo a sojuzgar a las fuerzas de la naturaleza; con el dominio del fuego, había colocado los cimientos de la tecnología y dejado muy atrás a sus orígenes animales. La piedra dio paso al bronce, y luego al hierro. La caza fue sucedida por la agricultura. La tribu crecía en la aldea, y ésta se transformaba en ciudad. El habla se hizo eterno, gracias a ciertas marcas en piedra, en arcilla y en papiro. Luego inventó la filosofía y la religión. Y pobló el cielo, no del todo inexactamente, con dioses.
A medida que su cuerpo se tornaba cada vez más indefenso, sus medios ofensivos se hicieron cada vez más terribles. Con piedra, bronce, hierro y acero había recorrido la gama de cuanto podía atravesar y despedazar, y en tiempos muy tempranos había aprendido como derribar a distancia a sus víctimas. La lanza, el arco, el fusil y el cañón y finalmente el proyectil guiado, le habían procurado armas de infinito alcance y casi infinita potencia.
Sin esas armas, que sin embargo había empleado a menudo contra sí mismo, el Hombre no habría conquistado nunca su mundo. En ellas había puesto su corazón y su alma, y durante eras le habían servido muy bien.
Mas ahora, mientras existían, estaban viviendo con el tiempo prestado.”
La alegoría de “2001: A Space Odyssey”
Esta última frase irradia, presagia y vaticina, la historia que Kubrick luego desarrolla en el film, dotándola de esta violencia primigenia, primordial y atemporal. Ya hemos citado 2001 en varias oportunidades en el blog, en especial refiriéndonos al cine y la ciencia-ficción, ahora creemos oportuno relacionarla con las obras que con más contundencia han tratado el tema de la violencia del hombre contra sí mismo y contra su hábitat, pero con una ayuda digamos sustancial, la que le proporcionará la ciencia y las tecnologías que de ella se derivan, pensadas, creadas y puestas en funcionamiento por el propio hombre, en apariencia para su bienestar en términos universales.
La iconografía totémica y mística que nos muestra en 2001 no es ni más ni menos que la misma que puede invocar y reproducir el pueblo sioux a la hora de implorar respecto y benignidad para con sus tierras y su comunidad. El planteo sobre el futuro del hombre en el marco de las innovaciones tecnológicas deshumanizadas e irracionales es quizá el eje temático de esta gran obra. La computadora HAL 9000 se vuelve contra el hombre no porque su naturaleza o esencia sea maligna; de alguna manera hay una señal, superior, que determina y equilibra los caminos, protege y guía los espacios, los tiempos y la evolución de la humanidad. Esta parábola, sobre la creación, la soberbia y el castigo, está inscripta dentro de las creaciones míticas desde el que el hombre es hombre. La noche oscura del entorno desconocido es el principal disparador, y el mito se yergue, aparece como salvador, tranquiliza las conciencias y pone un poco de luz en ese horizonte ignoto de los primitivos. La loza de 2001, los primates girando deslumbrados en el inicio del film, es la señal tan esperada, involucra el gran cambio, y a su vez se muestra, se hace visible, al ser más evolucionado y más fuerte. Ya la violencia se integra y se funde con esta aparición, como si no hubiese otro camino posible u otra alternativa desde el albor de los tiempos. Y así el camino evolutivo se llena de incógnitas y estados de mística confusión ante la propia estructura mental que debe seguir su curso y desarrollarse a toda costa. La desmembrada e ilógica mente del primer homínido salta hacia la lógica diferente de la nave espacial en su marcha hacia el satélite. La ingravidez es el estado de este momento y las incógnitas se someten a la no humana estructura de la máquina para intentar resolver el misterio. La falta de compromiso, la irresponsabilidad, la mente adormecida o el estado de cómoda espera tiene su reacción para desembocar en la muerte y la destrucción. “Los muertos del hombre blanco olvidan su tierra de origen cuando van a caminar entre las estrellas.” dice la respuesta del sioux. El hombre se olvida de sí mismo, de su origen y de la tierra que es sagrada.
El Amanecer del Hombre
El pensamiento mítico, profundamente estudiado por antropólogos y filósofos (Ernst Cassirer, Mircea Eliade, Claude Lévi-Strauss, James George Frazer, etc.) funde conciencia y realidad, acto y pensamiento, lenguaje y voluntad, se establece como esencia y principio, es incapaz de separar o desmembrar la naturaleza y sus componentes. Para éste todo es sagrado, intocable, único e irrepetible. Traspasar estos límites, violentar este principio, desequilibrar este espacio es quizá el peligro máximo que se le puede presentar al hombre. Constituye así una sólida estructura mental donde la unidad espacio-temporal se desarrolla, todo es vida y todo es agresión.
Ya Homero con la Odisea, el misterioso y mítico viaje de Ulises, conserva este sustancial carácter. Ya la acción misma de viajar, de abandonar los límites, es una transgresión que hay que pagar. El relato es un continuo castigo, una serie de pruebas para redimir a Ulises por haber desafiado el mito, o lo que es lo mismo, a sus dioses. La geografía que es un espacio sagrado, y lo que contiene, es lo que hay que venerar y preservar, todo aquello fuera de sus fronteras es la noche oscura, vacía y equivalente a la muerte.
En la Odisea de Clarke y Kubrick, el hombre no sólo ha desafiado su geografía, ha ido más allá aún, ha agredido su propio espacio. La última tecnología utilizada sin objetivos claros y deshumanizantes, la inconciencia de las consecuencias, ese salto inevitable e irracional hacia el futuro, representa lo ignoto y desconocido para constituirse en una salvaje agresión sobre sí mismo, y su entorno. El salto hacia las puertas del infinito es un siniestro parto, y todo luego termina con el feto flotando entre estrellas, vacío e indeterminado. El eterno retorno se regenera, ese es el concepto, se vuelve hacia el hombre transgresor y lo lanza nuevamente hacia adelante, hacia la incertidumbre de lo infinito.
Nos falta, por último decir algo sobre el pensamiento mágico. El ritmo de un vals de Strauss (La banda sonora incluye música de Richard Strauss (la introducción de Así habló Zaratustra), ("El Danubio Azul" de Johann Strauss (hijo), y György Ligeti (que acompaña las imágenes del espacio), es un consciente regreso al seno acompasado y harmonioso de la madre tierra. Qué es sino la plancha, el monolito (formalmente o geométricamente un ortoedro o cuboide, -un paralelepípedo ortogonal-), aparte de remontarnos a las condiciones del pensamiento pre-lógico, un tótem, un elemento sagrado con una clara función integradora e iniciadora de un nuevo momento evolutivo. O la canción que canta HAL 9000 (Cuando HAL está siendo desconectado, canta la Canción "Daisy"), una ensoñadora y adormecedora, además de grotesca y tragicómica, forma de despedirse frente a lo irremediable. Todos estos aportes narrativos configuran los distintos momentos vivenciales y del film, una forma de decirnos o contarnos cómo el hombre se hizo hombre y cómo se desintegra y se funde en la infinitud del universo.
Si bien esta es una interpretación “global” de la obra, se podría penetrar aún más en ella si la dividiéramos en sus diversas partes en las que se explora, desde sus comienzos –El amanecer-, en esta concepción sobre el desmembramiento del hombre en sí y con medio. La alegoría se convierte en la mejor herramienta para comunicarnos un mensaje, una advertencia, una alerta sobre el destino de la humanidad.
Héctor Correa
Punta Alta, junio de 2010
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