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domingo, 21 de marzo de 2010

UN HOMBRE SERIO. ACERCA DEL JUDAÍSMO EN EL CINE



Recibe con humildad todo lo que te suceda
Rashi
Rabi Shlomo ben Itzjak(1040-1105)

Titulo original: A serious man
Dirección: Joel Coen, Ethan Coen
Guión: Joel Coen, Ethan Coen
Intérpretes: Michael Stuhlbarg, Richard Kind, Sari Lennick, Adam Arkin, Aaron Wolff, Jessica Mcmanus
Fotografía: Roger Deakins
Música: Carter Burwell
Montaje: Roderick Jaynes
Origen: Estados Unidos - Inglaterra - Francia (2009)
Duración: 105 minutos
Calificación: Apta para mayores de 13 años con reservas

La Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de los Estados Unidos ha otorgado ya sus 82 estatuillas desde su invención. Esta vez le tocó a "The Hurt Locker" (Vivir al límite) de la directora Kathryn Bigelow. Creo que vamos a volver sobre esta película en cualquier momento, merece cierto análisis desde dos puntos de vista, como realización y como una forma de ver la guerra, cualquier guerra.

Atrás quedaron importantes films, "A Serious Man" de Joel Coen & Ethan Coen (con & como acostumbran a escribir), "Precious", de Geoffrey Fletcher y "Up in the Air", de Jason Reitman, aunque esta última quizá sea la más convencional, si bien interesante la mirada crítica del director sobre el estilo de vida americano.

Trataremos de detenernos en poco en "Un hombre serio", quizá una de las visiones más originales sobre el judaísmo que haya hecho el cine de Hollywood, junto con las irónicas obras de Woody Allen, y aquella formidable película protagonizada por Gregory Peck: "La barrera invisible" -1947- (Gentleman's agreement) de Elia Kazan. Pero antes que nada, una breve referencia sobre ese extraordinario estudioso y comentarista de la Torá y del Jumash o Talmud que fue Rashi. Itzjak nació en Francia en 1040, vivió ese fenómeno medieval llamado Las Cruzadas, y tenía 25 años cuando se convirtió en un maestro de los libros sagrados del judaísmo. Muchos aprendieron de él, no sólo por su gran sabiduría, sino, por sobre todo, por su humildad e inteligencia para pasar desapercibido en los momentos en que sus maestros no acertaban en la interpretación de los textos, oscuros, crípticos, en muchos pasajes. Así dejó por escrito, de una manera original, sus comentarios e interpretaciones, en breves y fáciles, para el entendimiento del hombre común, pergaminos como el que encabeza esta nota y la película de los Coen. Tampoco vamos a insertarnos en la Cábala, como hizo Borges, no tenemos su destreza, ni su tiempo, ni su inteligencia. Sólo es un breve pasaje para señalar cuán importante es este comentario y ese prólogo donde un viejo rabino visita la humilde casa de un hombre y su mujer, y es expulsado en medio de una tormenta.

La historia se inicia entonces un siglo antes en una pequeña villa judía polaca (shtetl), con diálogos en Yddish. Sin ningún propósito conceptual, y sin aportar absolutamente nada a la historia que se desarrolla después, pero sí con una clara finalidad de disparador narrativo, de todas maneras los directores la incluyen en el film creando, desde el comienzo, un cierto clima propio del folclore judío, quizá su única finalidad. A propósito de los climas y las atmósferas, podemos abordar la cuestión judía, o cómo se abordó en el cine, desde una perspectiva centrada exclusivamente en el holocausto, o bien poniendo el acento en la importancia, la influencia y la profunda significación de su cultura, fundada sin duda en la religión. Por supuesto esto configuró un perfil muy particular del judío. Se lo caracterizó de innumerables maneras, se lo describió de incontables formas, y se lo representó con perfiles místico-religiosos y culturales desde muchos ángulos. Quizá hayan sido los "propios" quienes hayan confeccionado los mejores retratos, los Coen forman parte de esa pléyade. Pero, lo interesante de estas posturas, más que sus gruesos y reconocidos rasgos habituales, es que los hayan encarado teniendo en cuenta su problemáticas y conflictos, muy humanos y universales por otra parte. La novela "The Pawnbroker" (1961), de Edward Lewis Wallant, llevada magistralmente al cine por Sidney Lumet, interpretada por Rod Steiger, y ambientada en el Harlem de los años 60, peligroso y tenebroso, más para un judío sobreviviente de los campos de concentración nazis, y para colmo prestamista, es una clara visión de los poderosos e intrincados conflictos emocionales que perduraron por mucho tiempo después de la guerra, donde lo inexplicable y ciertos sentimientos de culpa marcan la existencia sufriente de los personajes de la historia. la película fue hecha en blanco y negro, o sea prescindiendo del color, tal como Haneke lo hace en "La cinta blanca". Un tratamiento social y psicológico, el de Lumet, donde el personaje se retuerce entre una historia cruel y sufriente, y una Nueva York de profundos desencuentros étnicos.

El prestamista

 
Desde la óptica del holocausto, el francés Claude Lanzmann con Shoah -Catástrofe- (1985), un documental impactante por los puntos de vista y las cuestiones que aborda acerca de los campos de concentración y el sufrimiento, de ocho horas de duración, es la obra por excelencia sin duda, sin olvidar la magistral "Nuit et Brouillard (Noche y niebla) ", documental de Alan Resnais realizado en 1955, donde aborda y muestra todo el material relacionado con el exterminio, dejado por los nazis del Tercer Reich. Documental que introduce quizá por primera vez el tema de la responsabilidad de toda Europa en la generación y organización del holocausto.

Y desde la mordacidad, lo tragicómico, la ironía y la autocrítica, Woody Allen hace toda su obra, retrata sus personajes y cuenta sus historias en un marco, si bien bastante alejado de Hollywood, con la calidad artesanal del mejor cine norteamericano. Más que artesanal, con maestría técnica y originalidad temática.

Ya Charles Chaplin, con "El gran dictador", había incursionado con un tratamiento sardónico y tragicómico en la figura de Hitler. Pero de lo que no hay duda es de que el cine fue un instrumento usado hasta el hartazgo para mostrar el nazismo, sus figuras y sus consecuencias sociales e históricas. Y no sólo desde el punto de vista bélico o histórico, sino, en muchas ocasiones, desde la óptica de las formulaciones estéticas y filosóficas, psicológicas y socio-culturales que la concepción del mundo nazi-facista estimuló en ciertas capas o sectores sociales para detentar sus privilegios e inmunidades. Es decir, la intolerancia, la discriminación, el segregacionismo, la violencia psicológica, la obsecuencia, la delación, el fanatismo de cualquier índole, los fundamentalismos, las posturas irracionales, sean políticas o culturales, la corrupción y la inmoralidad, el lavado de cerebro en las juventudes, y las "listas negras" se identificaron con la ideología nazi. Identificación que muchos maestros del cine supieron tratar y volcar en sus films durante la postguerra y la discusión estética de las nuevas corrientes cinematográficas como el neorrealismo italiano y la Nouvelle vague (Nueva ola) francesa, sin dejar de lado toda la discusión generada alrededor de la famosa "comisión macarthista" destinada a eliminar supuestos colaboradores del comunismo enquistados en la cultura norteamericana.

Como consecuencia de toda esta historia en Hollywood, este año, los Oscar, muestran una clara tendencia a privilegiar los contenidos anti nazis. No sé porqué.

Bueno, "Un hombre serio" trata, se mete y describe la crisis de un personaje claramente judío. Crisis que llega a ser no sólo existencial sino que llega a tocar hasta su propia fe. Los tres rabinos que consulta durante el desarrollo del film son tres fracasos religiosos, desde el más joven e inexperto hasta el más viejo y cubierto de una capa de religiosidad tremenda y exacerbada. Esta irónica visión es quizá, desde el punto de vista narrativo, la que más se acerca a la pequeña y dramática fábula del comienzo, inventada por los hermanos. Lo demás, los personajes tragicómicos tan bien planteados, el hijo, la hija, el hermano, la esposa y su amante, son producto más de una concepción irónica y sarcástica de contar una historia que de incursionar en la fe y el judaísmo.

Otra cosa es el tratamiento del infortunio, el fracaso social, la confusión frente al mundo y la desesperanza, más afín a un tratamiento kafkiano sin duda, donde el ridículo y la incertidumbre sobre la existencia se constituyen en motores para describir la realidad y la sociedad donde se desenvuelve la historia. La búsqueda de la justicia (como un absoluto), el amor y la estabilidad social, se transforman en objetivos inalcanzables, inciertos, peligrosos y absurdos. Todo conduce a un abismo, y sólo la visión aérea, desde un techo, nos da una perspectiva un poco más real y creíble, por no decir más segura. Sobre esta mirada en "Ante la ley" el mismo Franz Kafka lo describe así:

Ante la ley hay un guardián. Un campesino se presenta frente a este guardián, y solicita que le permita entrar en la Ley. Pero el guardián contesta que por ahora no puede dejarlo entrar. El hombre reflexiona y pregunta si más tarde lo dejarán entrar.
-Tal vez -dice el centinela- pero no por ahora.



La puerta que da a la Ley está abierta, como de costumbre; cuando el guardián se hace a un lado, el hombre se inclina para espiar. El guardián lo ve, se sonríe y le dice:



-Si tu deseo es tan grande haz la prueba de entrar a pesar de mi prohibición. Pero recuerda que soy poderoso. Y sólo soy el último de los guardianes. Entre salón y salón también hay guardianes, cada uno más poderoso que el otro. Ya el tercer guardián es tan terrible que no puedo mirarlo siquiera.



El campesino no había previsto estas dificultades; la Ley debería ser siempre accesible para todos, piensa, pero al fijarse en el guardián, con su abrigo de pieles, su nariz grande y aguileña, su barba negra de tártaro, rala y negra, decide que le conviene más esperar. El guardián le da un escabel y le permite sentarse a un costado de la puerta.



Allí espera días y años. Intenta infinitas veces entrar y fatiga al guardián con sus súplicas. Con frecuencia el guardián conversa brevemente con él, le hace preguntas sobre su país y sobre muchas otras cosas; pero son preguntas indiferentes, como las de los grandes señores, y, finalmente siempre le repite que no puede dejarlo entrar. El hombre, que se ha provisto de muchas cosas para el viaje, sacrifica todo, por valioso que sea, para sobornar al guardián. Este acepta todo, en efecto, pero le dice:



-Lo acepto para que no creas que has omitido ningún esfuerzo.



Durante esos largos años, el hombre observa casi continuamente al guardián: se olvida de los otros y le parece que éste es el único obstáculo que lo separa de la Ley. Maldice su mala suerte, durante los primeros años audazmente y en voz alta; más tarde, a medida que envejece, sólo murmura para sí. Retorna a la infancia, y como en su cuidadosa y larga contemplación del guardián ha llegado a conocer hasta las pulgas de su cuello de piel, también suplica a las pulgas que lo ayuden y convenzan al guardián. Finalmente, su vista se debilita, y ya no sabe si realmente hay menos luz, o si sólo lo engañan sus ojos. Pero en medio de la oscuridad distingue un resplandor, que surge inextinguible de la puerta de la Ley. Ya le queda poco tiempo de vida. Antes de morir, todas las experiencias de esos largos años se confunden en su mente en una sola pregunta, que hasta ahora no ha formulado. Hace señas al guardián para que se acerque, ya que el rigor de la muerte comienza a endurecer su cuerpo. El guardián se ve obligado a agacharse mucho para hablar con él, porque la disparidad de estaturas entre ambos ha aumentado bastante con el tiempo, para desmedro del campesino.



-¿Qué quieres saber ahora? -pregunta el guardián-. Eres insaciable.



-Todos se esfuerzan por llegar a la Ley -dice el hombre-; ¿cómo es posible entonces que durante tantos años nadie más que yo pretendiera entrar?



El guardián comprende que el hombre está por morir, y para que sus desfallecientes sentidos perciban sus palabras, le dice junto al oído con voz atronadora:



-Nadie podía pretenderlo porque esta entrada era solamente para ti. Ahora voy a cerrarla.

La influencia de Kafka ha sido universal. Orson Wells, creador de una de la películas más importantes de la historia del cine "Citizane Kane (1941)", dirigió "Le procès, (1963)", una adaptación inteligente y minuciosa de la novela. Los Coen no están ajenos a esta poderosa literatura, una de las más extraordinarias junto con Cervantes y Shakespeare. Por algo Borges le prestó tanta atención, hasta tal punto que su poesía y sus cuentos destilan, emanan, toda esa forma llamada comúnmente "kafkiana". En "El Golem", una de la poesías más elocuente de esta tendencia dice:

El Golem

Si (como el griego afirma en el Cratilo)
El nombre es arquetipo de la cosa,
En las letras de rosa está la rosa
Y todo el Nilo en la palabra Nilo.
Y, hecho de consonantes y vocales,
Habrá un terrible Nombre, que la esencia
Cifre de Dios y que la Omnipotencia
Guarde en letras y sílabas cabales.
Adán y las estrellas lo supieron
En el Jardín. La herrumbre del pecado
(Dicen los cabalistas) lo ha borrado
Y las generaciones lo perdieron.
Los artificios y el candor del hombre
No tienen fin. Sabemos que hubo un día
En que el pueblo de Dios buscaba el Nombre
En las vigilias de la judería.
No a la manera de otras que una vaga
Sombra insinúan en la vaga historia,
Aún está verde y viva la memoria
De Judá Leon, que era rabino en Praga.
Sediento de saber lo que Dios sabe,
Judá León se dio a permutaciones
de letras y a complejas variaciones
Y al fin pronunció el Nombre que es la Clave.
La Puerta, el Eco, el Huésped y el Palacio,
Sobre un muñeco que con torpes manos
labró, para enseñarle los arcanos
De las Letras, del Tiempo y del Espacio.
El simulacro alzó los soñolientos
Párpados y vio formas y colores
Que no entendió, perdidos en rumores
Y ensayó temerosos movimientos.
Gradualmente se vio (como nosotros)
Aprisionado en esta red sonora
de Antes, Después, Ayer, Mientras, Ahora,
Derecha, Izquierda, Yo, Tú, Aquellos, Otros.
(El cabalista que ofició de numen
A la vasta criatura apodó Golem;
Estas verdades las refiere Scholem
En un docto lugar de su volumen.)
El rabí le explicaba el universo
"Esto es mi pie; esto el tuyo; esto la soga."
Y logró, al cabo de años, que el perverso
Barriera bien o mal la sinagoga.
Tal vez hubo un error en la grafía
O en la articulación del Sacro Nombre;
A pesar de tan alta hechicería,
No aprendió a hablar el aprendiz de hombre,
Sus ojos, menos de hombre que de perro
Y harto menos de perro que de cosa,
Seguían al rabí por la dudosa
penumbra de las piezas del encierro.
Algo anormal y tosco hubo en el Golem,
Ya que a su paso el gato del rabino
Se escondía. (Ese gato no está en Scholem
Pero, a través del tiempo, lo adivino.)
Elevando a su Dios manos filiales,
Las devociones de su Dios copiaba
O, estúpido y sonriente, se ahuecaba
En cóncavas zalemas orientales.
El rabí lo miraba con ternura
Y con algún horror. ¿Como (se dijo)
Pude engendrar este penoso hijo
Y la inacción dejé, que es la cordura?
Por qué di en agregar a la infinita
Serie un símbolo más? ¿Por qué a la vana
Madeja que en lo eterno se devana,
Di otra causa, otro efecto y otra cuita?
En la hora de angustia y de luz vaga,
En su Golem los ojos detenía.
¿Quién nos dirá las cosas que sentía
Dios, al mirar a su rabino en Praga?

1958
(Jorge L. Borges. De "El otro, el mismo")

Y en su famosa conferencia acerca de La Cábala, nos remite a las tradiciones, las costumbres religiosas y las distintas posturas frente a los intrincados vericuetos de los libros sagrados del judaísmo. También una manera de reconocer la influencia, y los orígenes, sobre nuestro mundo occidental y cristiano.

Una breve recorrida sobre la filmografía de los hermanos Coen nos va a dar una visión un poco mas cabal primero sobre la obra como un todo, y luego sobre la peculiaridad de sus temas impregnados de ironía, sarcasmo y una, por así llamarla, grotesca autocrítica:

Arizona Baby (1987)
Muerte entre las flores (1990)
Barton Fink (1991)
El gran salto (1994)
Fargo (1996)
El gran Lebowski (1997)
El hombre que nunca estuvo allí (2001)
O Brother! (2000)
Crueldad intolerable (2003)
Ladykillers (2004)
Tuileries para PARIS, JE T'AIME (2006)
No es país para viejos (2007)
Quemar después leer (2008)
Un hombre serio (2009)

Héctor Correa
Punta Alta, marzo de 2010

miércoles, 19 de noviembre de 2008

FARGO Y NO ES PAÍS PARA VIEJOS: ESTUPIDEZ Y VIOLENCIA




“Fargo”. Año: 1996. País: EE.UU. Director: Joel Coen. Guión: Joel Coen & Ethan Coen. Música: Carter Burwell. Fotografía: Roger Deakins. Repart: Frances Mcdormand, William H. Macy, Steve Buscemi, Harve Presnell, Peter Stormare, John Carroll Lynch, Kristin Rudrud, Tony Denman. Productora: Polygram Filmed Entertainment / Working Title Films. Duración: 97 minutos.


Dakota del Norte limita al norte con las provincias canadienses de Saskatchewan y Manitoba, al oeste con Montana, al sur con Dakota del Sur y al este con Minnesota.

El río Misuri atraviesa el estado de oeste a sur y alimenta al lago Sakakawea, el tercer lago artificial más grande del país, formado por la Presa Garrison. Otro río importante es el río Rojo del Norte.

La parte occidental del estado está ocupada por las Grandes Llanuras y las Badlands ("tierras malas"). Dakota del Norte está dividida en 53 condados.

Dakota del Norte es un buen ejemplo de clima continental: se encuentra alejada de cualquier gran masa de agua que pudiera contribuir a moderar su clima. Por ello, el clima de este estado puede ser muy caluroso y húmedo en verano, y muy frío en invierno.

El encuentro de masas de aire cálido provenientes del Golfo de México con masas de aire frío provenientes de las regiones árticas suele provocar fuertes vientos en la región. En verano, la colisión de estas distintas corrientes a menudo produce tormentas eléctricas y en ocasiones también granizadas y tornados. En invierno, el clima tiende a ser más estable (frío y seco), aunque el constante viento puede traer ráfagas de nieve en cualquier momento. A finales del otoño o a comienzos de la primavera puede haber fuertes tormentas de nieve.

Fargo es una de las ciudades más importantes del Estado de Dakota del Norte, en los Estados Unidos, según el censo de 2000 su población es de 90.587.

Fargo es el enclave económico más importante del Este de Dakota del Norte y del Oeste de Minnesota. Ubicada en las coordenadas 46°52'17" Norte, 96°48'31" Oeste. Meteorológicamente hablando el clima continental de la zona hace que Fargo se caracterice por inviernos muy fríos con frecuentes tormentas de nieve y veranos moderadamente cálidos.

Por supuesto, si bien, la referencia es esta ciudad, las escenas de exteriores fueron filmadas en Minnesota, en otra región de Dakota del Norte y Canadá.

En este contexto geográfico se desarrolla una de las películas más curiosas de los hermanos Coen. La historia no es muy complicada. Una mujer policía (Frances McDormand) embarazada de 7 meses tiene que esclarecer un secuestro perpetrado por el esposo (William H. Macy) de la propia víctima. Pero para poder llevar a cabo el crimen contrata a dos crueles e inescrupulosos delincuentes (Steven Vincent Buscemi y Peter Stormare), torpes y estúpidos además, quienes producen una serie de asesinatos colaterales, producto más de sus idioteces que de otra cosa, hasta terminar con la muerte y en una picadora de uno de ellos, un ser insensible, idiota y autista.

La idiocia, como tema, en un mundo violento, o donde se rinde culto a la violencia, es quizá para los Coen la idea primordial de su filmografía; como fue la traición, la felonía, y la deslealtad temas claves para Shakespeare, o para Miguel de Cervantes Saavedra la locura y la irracionalidad de los actos humanos. Es tal la universalidad de este asunto que la película en ciertos momentos produce escalofríos, no por la consideración o la representación que se hace de la estupidez en sí misma, sino por el hecho de que los autores la vinculan, la incorporan, o hasta la identifican como elemento sustancial del crimen. Se produce así una fórmula tremenda y súper explosiva, ni más ni menos que la suma de la estupidez con la irracionalidad de ciertos comportamientos humanos. “Fargo” trata sin dudarlo mucho sobre esta combinación letal. Es un punto de vista, el secuestro y el asesinato, así como la guerra y la miseria de los pueblos, no son productos del destino, y menos de fuerzas ocultas y desconocidas; y la codicia, la avaricia sean de los hombres o de las naciones poderosas son parientes de la estupidez y la idiotez. Al fin y al cabo forman parte de las miserias del hombre.

En realidad, dado que ya pasaron algunos años del estreno de esta película (1996), merece cierta atención por la sencilla razón de este otro film: No es País para Viejos, (No country for old men), la obra más importante de los hermanos Coen. Hecha en 2007, adaptación de la novela escrita en 2003 por Cormac McCarthy, se introduce en uno de los temas más vigentes en el mundo entero: la violencia, la violencia irracional y descontrolada, donde la codicia es quizá el principal personaje y desencadenante de lo otro. Alrededor de este tema, los Coen muestran dos cosas, que esa violencia es imprevisible, y que se produce en un país poderoso y tremendamente contradictorio: EE.UU.

La ficha técnica de “No country for old men” nos dice lo siguiente:

Dirección: Ethan Coen y Joel Coen.
País: USA.
Año: 2007.
Duración: 122 min.
Género: Drama, thriller.
Interpretación: Tommy Lee Jones (sheriff Bell), Javier Bardem (Anton Chigurh), Josh Brolin (Llewelyn Moss), Woody Harrelson (Carson Wells), Garrett Dillahunt (agente Wendell), Kelly Macdonald (Carla Jean Moss), Tess Harper (Loretta Bell).
Guión: Joel Coen y Ethan Coen; basado en la novela homónima de Cormac McCarthy.
Producción: Joel Coen, Ethan Coen y Scott Rudin.
Música: Carter Burwell.
Fotografía: Roger Deakins.
Montaje: Roderick Jaynes.
Diseño de producción: Jess Gonchor.
Vestuario: Mary Zophres.
Premio del Gremio de Productores
Premio del Gremio de Actores
8 nominaciones en los Oscar
9 nominaciones a los Premios BAFTA
2 Globos de Oro
4 Oscars (2007): Mejor película, director, guión adaptado, actor de reparto (Javier Bardem)



Desde mi punto de vista merece mucha atención esta película. Chigurh, el siniestro asesino, loco y despiadado, que interpreta el español Bardem, es quizá el símbolo más tenebroso que hayan creado los hermanos Coen. Ambientada en el lejano Oeste norteamericano, con Llewelyn Moss como un veterano de guerra víctima de la impiadosa persecución de Chigurh, es quizá una de las representaciones más elocuentes del final de un estilo de vida, de una cultura y de una sociedad asentada en “códigos” del western que el cine de Hollywood generó y colocó en la cima de las grandes creaciones del cine súper industrializado. Junto con el género bélico al servicio del belicismo épico norteamericano, culturalmente asentado en una tradición de fanatismo y conservadurismo a ultranza, fueron una forma de hacer cine que sólo el western “espagueti” italiano –como parodia-, o las parábolas sobre las formas de la violencia que Kurosawa generó (Los siete samuráis. 1954) pudo desentrañar.

El país no es para viejos además tiene otro personaje quizá aún más importante, el sheriff Bell (Tommy Lee Jones). Viejo, decadente, física y moralmente terminado, es la víctima por excelencia. Más todavía, podríamos decir que es esencialmente la víctima. La nuevas formas que la violencia ha incorporado a su acervo moral, ético, conceptual, y material, lo han superado de tal manera que nos obliga a replantear un montón de cuestiones alrededor de cómo ver, observar y estudiar el mundo que nos rodea, la delincuencia, la criminalidad, las guerras, las luchas por el poder, y por qué no la política como expresión suprema de la metodología donde se pueden resumir semejantes representaciones.

Para terminar diremos que ambos films constituyen toda una gran película sobre la evolución del hombre, sus recursos éticos y morales, y por sobre todo, sobre el papel de ciertos valores que van tornándose o bien infructuosos e ineficientes, insuficientes y desactualizados, o bien el país no es para viejos en un nuevo mundo, una nueva sociedad, incomprensible e irracional para muchos de nosotros.

Héctor Correa
Punta Alta, noviembre de 2008



 LANZAMIENTO DEL LIBRO  "EJERCICIOS CRÍTICOS SOBRE CINE" PRELUDIO  "El cine es la música de la luz”Abel Gance "Esta músi...