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domingo, 5 de agosto de 2012

BATMAN: EL CABALLERO DE LA NOCHE ASCIENDE. UN TEMPLARIO DEL S. XXI


The Dark Knight Rises
Batman: el caballero de la noche asciende


  • Título: “Batman: el caballero de la noche asciende”
  • Dirección: Christopher Nolan
  • Producción: Christopher Nolan, Emma Thomas, Charles Roven
  • Guion: Jonathan Nolan y Christopher Nolan
  • Argumento: Christopher Nolan y David S. Goyer
  • Cómic: Bob Kane
  • Basada en los cómics de Batman, creados por Bob Kane y Bill Finger.
  • Música: Hans Zimmer
  • Fotografía: Wally Pfister
  • Montage: Lee Smith
  • Protagonistas: Christian Bale, Anne Hathaway, Joseph Gordon-Levitt, Tom Hardy, Michael Caine, Gary Oldman, Marion Cotillard, Morgan Freeman
  • País: Estados Unidos
  • Año: 2012
  • Duración: 165 minutos
  • Idioma: Ingles
  • Productora: Legendary Pictures, Syncopy Films, DC Comics
  • Distribución : Warner Bros. Pictures
  • Los otros films del mismo director: Batman Begins (2005) y The Dark Knight (2008)




Varios elementos conceptuales referidos a la historia del legendario Batman ha introducido Christopher Nolan en este último capítulo (Batman: el caballero de la noche asciende), por supuesto, con relación a las otras sagas sobre el hombre murciélago contadas por otros autores, guionistas y realizadores, sin meternos en el comics (creados por Bob Kane y Bill Finger).
Los recursos a los que apeló nos remiten a Borges y lo borgiano, con sus constantes y recurrentes regresos y retornos, la imagen y el ícono mítico del traje al que recurre en forma permanente no sólo como inconmensurable poder, sino como reflejo (espejo) universal de la lucha del hombre por su sentido, no olvidemos el film “Inception” (http://cinenpunta.blogspot.com.ar/2010/12/inception-el-origen-o-el-retorno-de.html ); a la angustia existencial en la que entra Bruce a causa de la tremenda duda sobre su origen y su destino, incertidumbre del hombre que lo tiene todo y puede también perderlo, ya sea por su declinación física como por su depresión cósmica, muy bien marcada y advertida por su valet (Michael Caine), ante la desazón metafísica y su temor a la muerte; y a su costado más débil en lo que atañe a su relación con los sectores más humildes de la sociedad, encarnada por Gatúbela, venida a menos, y preocupada por sacarle a los poderosos para darle a los pobres o a los que nada tienen, lo que legimitiza sus míseras –para Bruce Wayne- traiciones y robos de joyas, como extrañas relaciones con los enemigos más temibles de la civilización que encarna Batman, civilización que es la misma de Bane (llena de odio, rencor, deseo desmedido de venganza, corrupción, traición, defección, ambición sin límites, etc.).


Quizá la angustia de Nolan provenga de esa concepción distópica, que a su vez la traslada al héroe, o a su versión más humana de Bruce, inmerso en un abismo de engaños y desilusiones.
El tema es la violencia. Cómo la pintamos, quiénes la ejercen, dónde se esconde, cómo surge, qué motivaciones le abren el camino, y si el hombre es violento por naturaleza, nace violento o la va adquiriendo mientras crece y madura. El director de la saga ha optado por este camino en apariencia. Digo en apariencia por que Batman tiene que recurrir cada vez más a los efectos especiales (la súper tecnología) de sus recursos para el combate y la lucha, y declinar notoriamente en el uso de sus atuendos, que dan miedo, y apelar más a su presencia en sociedad como el misterioso y poderoso hombre de negocios y de inmensa fortuna (algo maltrecho quizás).
Estos elementos primarios (para el hombre y su esencia) a los que nos lleva Nolan, aún sin querer, le otorgan un sesgo original a la leyenda, en especial en este último capítulo de sus historias, por lo que en apariencia ya no habría más contra quien luchar en este mundo, o bien, el hombre puede esperar nuevas formas de violencia, nuevos enemigos y otras motivaciones para acrecentar la corrupción y el delito. El horizonte de la humanidad, si desaparece Ciudad Gótica (Nueva York), que bien nos describieron algunos autores de ciencia ficción, plena de advertencias pero de nuevas formas de vida, no es muy alentador, y quizá, así, lo pensó, también, el carnicero de Denver.



La gran ciudad, de los EE.UU., es el escenario, “el paisaje”, donde se desarrollan estos hechos. Lo que hace evidente los resabios que aún quedan, en esta permanente cruzada occidental contra el islam, del S-11, como mensaje y como advertencia de que todavía el peligro persiste, y va a serlo así por mucho tiempo más, seguro. El habitante común es anónimo e ignorado, sólo es una víctima a la que hay que proteger, es el americano medio el sufriente, y las autoridades deben estar atentos a salirle al cruce a tanta peligrosidad. Los aparatos de Batman, los vehículos de Bane, y las fuerzas de seguridad transitan y persiguen al enemigo, por entre edificios altos, impersonales, fríos y distantes, pero que albergan el corazón del poder máximo y absoluto, al que hay que abatir. La escenografía es estrecha y mezquina, sólo nos muestra algo de Wayne, algo del poder financiero, y algo de la tierras ignotas y lejanas de los enemigos, pero sí la vemos poderosa  e imponente desde arriba, por donde la máquina de Batman va transitando y las persecuciones se desarrollan como  en otras odiseas a las que nos tiene acostumbrados Hollywood. Quien conozca la historia del comic bien conoce la importancia de la ciudad con sus grandiosos edificios y el auto norteamericano. No existe el superhéroe sin este escenario, sin estos elementos narrativos propios de la naturaleza de los pulp fiction como género narrativo.
Los míticos personajes de “The Dark Knight Rises”, dejan de ser chatos y planos, ya no se mueven en esferas previsibles, establecidas de antemano como sucede con casi todos los superhéroes; el bien triunfa sobre el mal, y rige esta concepción maniquea todos los órdenes de sus vidas. Pero en este caso, Nolan introduce la duda, aquella que nos enfrenta con nuestro fin y sentido de nuestro paso por el mundo. Esa es la cuestión para Bruce Wayne, y Alfred, su mayordomo, la intuye y lo obliga a realizar un examen de consciencia que incluye un retorno a las tierras de su enemigo, mientras recupera sus fuerzas debilitadas.



Si esta historia, una más dentro del universo que nos presenta Hollywood todos los años colmadas de violencia y efectos especiales horrendos, para niños, adolescentes y adultos, es disparador de psicópatas y asesinos temerosos del incierto destino del país más poderoso del mundo, deberíamos replantear toda la literatura desde el tragedia griega hasta los engendros melodramáticos para niñas adolescentes que nos ha dado la cultura occidental y cristiana, y por supuesto, el cine como heredero y producto de ella. Más, los productos de la cultura de masas, llenos de horror y fanatismo, son un producto casi ineludible de las civilizaciones que alimentan y se alimentan de sus ambiciones hegemónicas y expansionistas. Exactamente todo lo contrario. Es ese círculo vicioso de terror y pánico el que hace que Bruce Wayne, atormentado y debilitado, tenga un Bane como enemigo, brutal enemigo casi inexpugnable, pero como protector y maestro de otro personaje aún más peligroso, la insospechable Talia Al Ghul (Miranda Tate), filántropa y vengativa, toda una contradicción.
Héctor Correa
Punta Alta, agosto de 2012








domingo, 26 de diciembre de 2010

INCEPTION El Origen (o el retorno de entre los muertos)






LEWIS CARROLL (Charles Lutwidge Dodgson), escritor matemático inglés. Nacido en
Daresbury, en 1832; muerto en Guildford, en 1898. Autor de: Alice's Adventures in
Wonderland (1865); Through the Looking-Glass (1871); Phantasmagoria (1876); Curiosa
Mathematica (1888-93); Sylvie and Bruno (1889); Symbolic Logic (1896).


EL SUEÑO DEL REY


—Ahora está soñando. ¿Con quién sueña? ¿Lo sabes?
—Nadie lo sabe.
—Sueña contigo. Y si dejara de soñar, ¿qué sería de ti?
—No lo sé.
—Desaparecerías. Eres una figura de su sueño. Si se despertara ese Rey te apagarías como una vela.

De Through the Looking-Glass (1871), de LEWIS CARROLL.

Cuento tomado de
“Antología
de la literatura
fantástica”
Compilación efectuada por Jorge Luis Borges
Silvina Ocampo
Adolfo Bioy Casares





Título: Inception
Dirección: Christopher Nolan
Producción: Christopher Nolan, Emma Thomas
Guión: Christopher Nolan
Música: Hans Zimmer
Fotografía: Wally Pfister
Montage: Lee Smith
Reparto: Leonardo DiCaprio, Ken Watanabe, Joseph Gordon-Levitt, Marion Cotillard, Ellen Page, Tom Hardy, Cillian Murphy, Tom Berenger, Michael Caine
País: Estados Unidos
Año: 2010
Duración: 148 minutos
Productora: Legendary Pictures, Syncopy Films
Distribución: Warner Bros.


Podemos encarar este film de dos formas. Una de ellas, tratando de explicar en forma sencilla qué nos quiso contar Christopher Nolan. Para esto debemos pensar, sin dudarlo, que cada escena y cada secuencia tiene una explicación en la historia, que está todo íntimamente relacionado, y que por lo tanto, va evolucionando irreductiblemente hacia el final. El arte de narrar es así, ya sea que empecemos desde el final hacia atrás, o desde el principio, la concatenación de los hechos nos va a conducir a un desenlace. Éste puede ser feliz o bien terminar con la muerte del héroe, pero no deja de ser el fin, el final de la historia.

Otra forma es pensar la historia no como una línea que nos va conduciendo, como el mito de Ariadne -así se llama una de los personajes femeninos de esta historia-, con un hilo que nos guía, con coherencia, a través de los hechos, nos va llevando cronológicamente, en un espacio definido y con personajes bien consolidados  y afianzados; sino leerla de arriba hacia abajo, transitando capas, espacios superpuestos y tiempos simultáneos en apariencia.



Es cierto Borges habló algo de esto, pero más atrás, en el tiempo, en el origen de la narrativa, cuando los hombres empezaron a contarnos sus cosas, también hablaron sobre sus sueños, porque éstos no son nuevos, nacieron con ellos, y ellos se extrañaron o se sintieron sorprendidos ante esa nueva realidad, puesto que configuraron un mundo extraño, irreal, pero que dejaba distintas sensaciones, o producía sentimientos contradictorios y hasta temor. Por lo tanto muchos autores quisieron explicar este fenómeno onírico. Pero una cosa era hacerlo desde la poesía, y otra desde la ciencia. Desde lo cinematográfico me quedo con Alfred Hitchcock, y con su otra obra máxima “Vértigo”, ya que su obra maestra es “Psicosis”. Su guión está basado en la novela “Sueurs froides: d'entre les morts”, (Vértigo: de entre los muertos) escrita por los franceses Pierre Boileau y Thomas Narcejac.

“Inception”, cuya traducción literal es inicio, aborda desde la psicología profunda el tema de los sueños. El mismo realizador, Nolan, menciona, en una rápida entrevista, a Borges, y en realidad el film inserta ciertos aspectos conceptuales muy afines a nuestro poeta. Una rápida lectura de la película nos muestra la estética borgeana: los sueños, la memoria, el tiempo, los laberintos y los espejos. En realidad no sabemos si Nolan leyó realmente a Borges, sospechamos que no, aún así, echamos un vistazo a su filmografía y no vemos que su obra apunte a la indagación de los temas y tópicos medievales y renacentistas como los sueños y el tiempo desde el punto de vista metafísico. Más bien entendemos, porque las hemos visto, que es un artesano comprometido con las distribuidoras y las producciones del cine comercial norteamericano, como lo son muchos, aunque en algunos de sus films aborde el tema escatológico con la soltura y la versatilidad de las películas sobre esos tópicos entremezclados con el regreso de los muertos vivos, el pánico que ellos despierta y el horror de las imágenes. Género, éste último, que ha despertado algún interés en la crítica “seria” que lo ha vinculado a los desvaríos del mundo moderno, el incierto futuro, el recalentamiento global y la masacres en el Oriente Medio.

Esta es la filmografía de Christopher Nolan:

Origen (2010)
Director, Guionista, Producción

El caballero oscuro (2008)
Director, Guión basado, Producción

El truco final: El prestigio (2007)
Director

Batman Begins (2005)
Director, Guionista

Insomnio (2002)
Director

Memento (2000)
Director


¿Por qué abordamos esta película? En realidad por los elementos conceptuales y narrativos que utiliza, consciente o no, el director, y porque tienen una rica y profusa historia dentro de la historia del arte, la literatura, la poesía, la narrativa, el cine  o el teatro. No podemos negar que Miguel de Cervantes Saavedra, autor de El Quijote, indagó en su héroe los niveles oníricos que lo llevaron a su locura, a penetrar distintas realidades e inclusive a discutir con Sancho sobre cómo incursionar por el mundo o su mundo según sus necesidades de orden ético-moral, su vocación justiciera o el arreglo de entuertos predestinados a ser resueltos sólo por él. O bien, William Shakespeare, cuando sus personajes sueñan lo que son, o lo que debieron ser, inmersos en las más recónditas entrañas del poder, y de los  continuos y permanentes desafíos o intrigas.

Quizá el mayor reto de Nolan haya sido el guión. No hay duda que ha sido una labor compleja construir desde la imagen semejante thriller. Pero así y todo ha utilizado recursos bastante convencionales dentro de lo intrincado de los laberintos del relato. Independientemente de la utilización de los espejos, los personajes adolecen de pertenecer al trillado esquema hollywoodense, de sus héroes, sus malhechores, y sus fuerzas militares. Las historias entrelazadas, el desafío del protagonista, sus escasas contradicciones, lo hacen predecible, y el final, dejado abierto, lo separa de tan compleja trama, quedando todo en calma ya que logra su objetivo. Esto es así en este cine para la gran industria, siempre fue así y será así por los siglos de los siglos.



Para Andrei Tarkoski, aquél director ruso, ya fallecido, de “Solaris” y “Espejo” (Zerkalo), entre otras obras ricas y trascendentes, la problemática del sueño entra, se inserta, en su constante búsqueda conceptual y poética, para desentrañar los niveles temporales de la imagen, la construcción cinematográfica y el papel del hombre como único actor, su memoria y su conciencia. Ambas obras, y otras más, configuran claramente esa búsqueda, para muchos incomprensible, hermético, para otros sorprendentes, herederas de la grandiosa literatura tradicional rusa y de las problemáticas existenciales del cine universal.


Christopher Nolan, como todo artesano ciertamente minucioso, trabaja con los tres niveles oníricos que le plantea “Inception”, con todos los detalles posibles, y con los personajes que transitan el subconsciente de una manera, si no caótica, al menos con las dificultades propias de tal emprendimiento, donde se incorpora la escena violenta, la persecución y el desafío espacio-temporal como aditamento que se deberá vencer para llegar al objetivo propuesto. Todo un juego, aquél que lo vislumbre con claridad tendrá los códigos a mano y la facilidad de desentrañar el laberíntico esquema narrativo.

Si la historia de la filosofía, la literatura de los grandes creadores, o los pensadores que volcaron toda  su mente en clarificar los desafíos que el cine les planteó, sobre cómo explicar el fenómeno cinematográfico, la imagen en movimiento, el montaje o la naturaleza del plano y el encuadre, o sea el lenguaje propio del cine, donde el tiempo es un elemento primordial en este contexto, así como los espacios son vitales para el desarrollo de cualquier historia, y aún hoy no han podido determinar en forma definitiva su naturaleza, y cada uno de ellos la ha interpretado de múltiples maneras, según sus concepciones y su situación en el mundo y la cultura, no podemos pretender que “El Origen” sea la última palabra. Y esto lo podemos ver cuando los malvados siguen siendo tan malvados como en el inicio del film, y el protagonista, con la ayuda de su acólitos, que recoge de la misma manera que en cualquier film de la década del 50 hasta hoy, de acuerdo con sus extraordinarias y fantásticas habilidades, se mueve en el film como aquél héroe bélico o del western clásico, salva los obstáculos que el enemigo le va poniendo en su camino mientras soluciona su pasado romántico, condimento indispensable en la saga de aventuras en Hollywood. Hasta aquí no ha cambiado mucho, salvo esa intrincada trama argumental donde mezcla Freud, Kafka, Joyce, Shakespeare, Miguel de Cervantes Saavedra, Lewis Carroll, Borges, y por que no Bioy Casares. El príncipe que sueña que es una mariposa, o ¿es una mariposa que sueña que es príncipe?, -de la compilación de cuentos fantásticos de Borges y Bioy Casares, cuento de una antigüedad varios años (300) a. d. C.-, sería la síntesis más escueta y austera del relato del film, pero si al príncipe le agregamos un padre inhumano, y a la mariposa la situamos en un nivel del inconsciente capaz de irrumpir con el único objeto de modificar una realidad que sólo los espejos borgeanos son capaces de reflejar, y … continuamos así indefinidamente, crearíamos una historia muy similar al thriller de Nolan. Sólo una cosa nos faltaría, la maquinaria industrial, el aparato de comercialización y las posibilidades de manejar la distribución a nuestro antojo para que se convierta en un éxito y millones de espectadores acudan, en masa, a verla.


Desde este punto de vista esto pareciera ser muy fácil, pero no lo es. Christopher Nolan es un excelente guionista, de los mejores en Hollywood, y para hacer estos guiones, con estos condimentos y estos recursos, aparte del aparato mencionado, se necesita oficio, una gimnasia que no la tiene cualquiera, un olfato muy sensible para abordar de la mejor manera el tema o la historia para que pueda ser consumida a gusto por el espectador medio norteamericano, para luego exportarlo por todo el mundo. Si el film incorpora tópicos borgeanos, o si recuerda “Stalker” de Tarkovski, o toma de Hitchcock el condimento freudiano de “Vértigo”, es algo secundario y no influye mucho en las relaciones del film con el público, que es lo que interesa, sólo que a nosotros, a mi en particular, me gusta, me encanta ir un poco más allá y tratar de bucear en los confines remotos de los sueños de ciertos realizadores, así vemos el cine, no sólo como mero entretenimiento. Creo que el arte cinematográfico se lo merece.

Héctor Correa
Punta Alta, diciembre de 2010

 LANZAMIENTO DEL LIBRO  "EJERCICIOS CRÍTICOS SOBRE CINE" PRELUDIO  "El cine es la música de la luz”Abel Gance "Esta músi...