viernes, 2 de diciembre de 2011

COPIE CONFORME. (COPIA FIEL)


Copie conforme
(Copia fiel)

TÍTULO ORIGINAL: Copie conforme (Roonevesht barabar asl ast)
AÑO: 2010
DURACIÓN: 106 min.
PAÍS: Francia, Italia, Irán
DIRECTOR: Abbas Kiarostami
GUIÓN: Abbas Kiarostami
MÚSICA: Varios
FOTOGRAFÍA: Luca Bigazzi
REPARTO: Juliette Binoche, William Shimell, Jean-Claude Carrière, Agathe Natanson, Gianna Giachetti, Adrian Moore, Angelo Barbagallo, Andrea Laurenzi, Filippo Trojano
PRODUCTORA: Coproducción Francia-Italia-Irán; MK2 Productions / BiBi Film / Abbas Kiarostami Productions
PREMIOS 2010: Cannes: Mejor actriz (Juliette Binoche)
2010: Seminci: Espiga de Oro






El coloquio de las ánforas
Oye más: una noche, entre el rumor postrero
del Ramazán, y antes que la luna se alzara,
quedeme solo dentro de un taller de alfarero,
por su pueblo de arcilla rodeado y prisionero.

Y esta vez, entre todos, la voz desvanecida
circula cual si fuese el chirrido medroso
de cenizas de alguna lengua ha tiempo extinguida,
que mi oído excitado devolviese a la vida.

Entonces uno dijo: -«No fue vano el intento
de amasar mi substancia con la más vil materia:
El que, sutil, me diera la forma que hoy ostento,
podrá tornarme en tierra informe en un momento».

Y otro replica: -«¿Y qué? ¿Acaso no podría
un niño que en la copa escanció con deleite,
romperla, y el que la hizo de amor y fantasía,
no la quebrara, acaso, de cólera algún día?»

Nadie dio la respuesta; pero tras breve pausa,
otro vaso de menos arrogante figura,
-«Me burlan -dice- por mi menguada apostura;
¿la mano del artista tembló, pues, por mi causa?»

Con la muerte y la vida el mismo qué inquiero;
el porqué siempre listo, pero no el por tanto;
y así otro vaso anónimo interroga certero:
-«¿Quién aquí es la vasija y quién el alfarero?»

Dijo uno: -«Todos hablan de un Señor inmutable,
y su rostro le tiznan con humo del Infierno,
y también de un juicio último de rigor implacable...
mas es buen camarada y todo irá admirable».

-«Bien -otro habló-; si así es, probémoslo conmigo:
mi arcilla, por olvido del Maestro, se ha secado;
mas llenadme de nuevo del viejo vino amigo
¡y veréis con qué gracia mi frescor os prodigo!»

Y mientras que los vasos van así departiendo,
otro espiaba hacia afuera la luna en el creciente:
y habló: -«¡Hermano, hermano! -el Shawwal presintiendo,-
¡ya el nudo de la bolsa se abre, ya está crujiendo!»

Incógnita
Sí, yo se, mi persona toda es bella,
delicioso el perfume que ella exhala,
el rosa mío al de la rosa iguala,
mi línea al lado del ciprés, descuella.
Mas, con todo, esta incógnita me aterra:
¿Por qué mi alto Escultor me hizo de tierra?

“Poemas de Omar Khayyam“ (Poeta persa, 1040)
Estos textos han sido tomados de la obra «Rubaiyat» en la versión yuxtalineal de Joaquín V. González, de la versión inglesa de Edward Fitzgerald.


La película se inicia con la presentación del libro “Copie Conforme” (“Copia fiel” para nosotros) por parte del autor. Y algo interesante dice al comienzo, en el subtítulo: “Mejor una buena copia que el original”. Toda una frase que alcanza para disparar esta obra donde, curiosamente, el planteo terminará siendo otro y sus personajes, diríamos que sólo dos, terminarán reflejando concepciones opuestas, con un final abierto de innumerables connotaciones culturales y filosóficas, pero, especialmente, muy humanas.




En la historia del arte el tema de la originalidad, en especial la pintura y la escultura, o los escritos apócrifos, ha ocupado mucho tiempo y ha preocupado a los especialistas, a la museología y a los curadores en el mundo entero. La cuestión es que hay originalidad siempre y cuando haya copias. Durante la llamada oscura Edad Media, los monjes, encerrados en lúgubres monasterios, daban autenticidad, mediante la copia, a innumerables obras literarias, filosóficas, religiosas, o “científicas”, etc., que fueron luego base y fundamento para fabulosos y brillantes estudiosos y poetas renacentistas.

El cine iraní tendría que ser iraní, con características, concepciones y perfiles formales asentados y fundamentados en la extraordinaria y milenaria cultura persa. Por otra parte, en el cine también se copió; casi diría que aquellos cinéfilos, y estudiosos del fenómeno cinematográfico que han desarrollado trabajos espléndidos sólo han visto meras copias de las grandes obras cinematográficas de la historia. Desde el punto de vista de los contenidos, partimos de la idea de que son universales; los actos heroicos, las pasiones humanas, el éxito, la traición, pertenecen a la humanidad, todas las culturas han desarrollado una literatura o una poesía heroica, épica, lírica, mística, o romántica. Desde Homero en adelante, la literatura y el arte en general han bebido de esos actos o acciones, concepciones y pensamientos del hombre en todo tiempo y espacio. Pero parecería ser que el cine es una actividad artística occidental y cristiana.



¿Es lícito interrogarnos sobre la verosimilitud o inverosimilitud en el cine, en las películas concebidas como producto de la ficción o la creación artística de un autor? ¿El film es copia fiel de qué? ¿De un acto ficticio, intencionado y voluntario, que a su vez quiere o pretende o no, copiar la realidad? Sin embargo, esta discusión, notoriamente muy antigua, es la que Abbas Kiarostami, director persa, utiliza para crear una historia de una mujer y un hombre que en la Toscana italiana se encuentran para discutir sobre el amor y la temporalidad de la unidad matrimonial. La originalidad o la autenticidad de las obras artísticas y los actos humanos es el marco ético-filosófico y moral en el que se desarrolla la acción de este cuento, donde una mujer y un hombre se encuentran en un lugar propicio, y un tiempo indeterminado para indagarse a sí mismos sobre lo lícito de sus acciones, qué han dejado en el pasado y qué les depara el futuro.



Jean-Luc Godard saltó de alegría cuando vio este film. Cincuenta años después un realizador iraní retoma la cuestión formal de la inviolabilidad de las normas narrativas aristotélicas, más afines al cine de Hollywood. El viaje, mientras se desarrolla el extenso diálogo que constituye el film, es un recurso estilístico ya utilizado en otras obras por parte de Kiarostami. Los personajes transitan la Toscana no sólo como depósito de obras artísticas milenarias, sino como espacio vital y con perfiles estéticos propicios en sintonía con la búsqueda de una relación fiel y comprometida. El tiempo es reflejo de la conciencia. Cuando Alain Renais hizo “Hiroshima, mon amour” los personajes apelan a la memoria en la sucesión de hechos que se fueron sucediendo en el holocausto de Hiroshima, y no tienen una sucesión cronológica como no lo tienen los recuerdos. En “Hace un año en Mariembad” los recuerdos y la memoria, la indefinición espacial y temporal que obliga a los personajes a esforzarse para poder reconocerse e identificarse, va reconstruyendo una historia llena de planteos e interrogantes que terminan por determinar la conciencia de los mismos. Todo un minucioso estudio estético-filosófico que Kiarostami parece retomar en su prolongado e indefinido diálogo de la pareja.

El film se va tornando denso con el correr de los minutos. La lucha entre la racionalidad extrema del autor del libro, sumido en una aparente y vana discusión sobre la autenticidad de la obra de arte, y la actitud llena de vida, sentimientos y pasión de la mujer en quien la memoria toma su papel más relevante, va dotando al film de un cariz dramático más intenso y los diálogos (en inglés, francés o italiano, según corresponda) transparentan la cuestión vivencial a la que se ve reducido el film en definitiva, acerca de la fuerza o la carga vital de los sentimientos, el compromiso sobre ellos como objetivo primordial, y lo perjuicios de una exacerbada racionalidad o racionalismo a lo que nos va sumiendo la cultura occidental y cristiana, el fetichismo insano de los intelectuales y la necesidad de recuperar la interioridad del hombre, sus vivencias, su intuición y ciertos valores humanistas que tienen que ver más con el amor, la solidaridad y la consideración por el otro. Aquí Kiarostami sigue siendo persa. Pero, también se trata de la visión o la interpretación de nuestro arte, la historia de nuestra cultura y la alienación de una “inteligencia” occidental más preocupada por el poder, el tener, la posesión, que el ser, lo auténtico y los más genuinos sentimientos.



En definitiva, no nos importa si la pareja se encuentra, se reencuentra, si son pura memoria y recuerdo en unas indefinidas coordenadas espacio-temporales, o son la recreación producto de un Ser Inmutable, como dice el poeta, manejando los hilos de dos seres perdidos y confusos en la Toscana; sí nos importa, sin duda, los términos formales y conceptuales con los que el realizador iraní no señala, nos advierte, sobre lo irremediable, la caducidad y la oportunidad de vivir, por sobre todo, pensando en el hombre.

Héctor Correa
Punta Alta, diciembre de 2011




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