AÑO: 2009
DURACIÓN: 150 min.
PAÍS: Francia, Italia
LENGUAJES: French, Arabic, Corsican
DIRECTOR: Jacques Audiard
GUIÓN: Jacques Audiard, Thomas Bidegain
MÚSICA: Alexandre Desplat
FOTOGRAFÍA: Stéphane Fontaine
REPARTO: Tahar Rahim, Niels Arestrup, Salem Kali, Alaa Oumouzoune
PRODUCTORA: Why Not Productions / Chic Films
PREMIOS:
2009: Nominada al Oscar: Mejor película de habla no inglesa
2009: Nominada al Globo de Oro: Mejor película de habla no inglesa
2009: Festival de Cannes: Gran Premio del Jurado
2009: Premios del cine europeo: Mejor actor, Premio a la excelencia (sonido). 6 nominaciones
2009: 9 Premios Cesar, incluyendo mejor película, director y actor (Tahar Rahim)
Seleccionada por Francia como candidata al Oscar 2010 en la categoría de película de habla no inglesa.
Zac 11:12 Les dije entonces: "Si les parece bien, páguenme mi salario; y si no, déjenlo." y me pagaron treinta monedas de plata.
LA PROFECÍA DE LA TRAICIÓN DE JUDAS SEGÚN MATEO 27:9,10
“En este mundo traidor
transigir es lo mejor
el que diga basta
va a parar a la canasta
y el que sea opositor
va a parar al asador”
Balada de cómodus viscach
María Elena Walsh
“Quienes son los poetas?
los testigos de un mundo traidor”
Dónde están los poetas
María Elena Walsh
Malik El Djebena es el nombre de un condenado, de origen árabe, de apenas 18 o 19 años, sentenciado a permanecer seis años en una cárcel de Francia. En la prisión debe enfrentarse nada menos que a la mafia corsa y a la irremediable discriminación étnica de la sociedad francesa, inclusive la carcelaria.
Córcega es una pequeña isla al norte del Mediterráneo Occidental, en realidad más cercana a Italia que a Francia. Llamada la isla de la belleza es una perfecta conjunción entre montaña, mar y pura naturaleza. A través de este film no vamos a conocer sus bellezas naturales y su gran capacidad para atraer al turista, pero sí vamos a oír su particular idioma y el accionar de su mafia. Malik aprende esa lengua que le permite entablar una de las relaciones más perversas y crueles de la historia carcelaria, por lo menos de la francesa, y cómo funciona esa mafia de la que aprende las artes de la delación, la traición y el frío asesinato. El “profeta”, como los primeros profetas bíblicos, inicia esa relación cuando entiende el habla y las palabras de los corsos más su conducta, dos elementos que le abren la mente a su nueva condición de hombre de confianza del “rey” corso, así como las puertas de la cárcel que le permite relacionarse con el exterior con el objeto de cerrar el círculo de su nuevo poder de iluminado o elegido.
Jacques Audiard, su director, filmó, además, 'Un héroe muy discreto' o 'De latir mi corazón se ha parado', y es uno de los pocos realizadores europeos realmente preocupado por un inacabable clima de discriminación étnica en un continente cada vez más receptor de la inmigración especialmente africana.
El término “profeta" hace alusión a alguien que obra como intermediario ante la divinidad. Malik, sumiso, pobre, e ignorante, sin historia o sin pasado, salvo su origen árabe, se interna consternado y sin consciencia, rodeado de cierto misterio, en el mundo, pequeño mundo carcelario, con sus dioses y sus santos, sus fieles y sus filisteos, sus reyes y sus fenicios. Pronto aprende a manejar los códigos de la cárcel, a relacionarse con los demás reclusos, a satisfacer las demandas del poder interno, despótico, cruel y perverso, sin ningún tipo de comentario o reclamo alguno, sumido en una misteriosa y permanente introversión que exaspera e infunde respeto en forma simultánea. El “profeta” se acerca así al omnímodo poder de un tenebroso personaje de la mafia corsa hasta tal punto de llegar a ser su ladero y confidente, su intérprete y su fiel seguidor, su sirviente y su mano derecha. Pero por sobre todo su mensajero y portavoz dentro y fuera de la cárcel. Estas dos últimas cualidades que Malik obtiene se transforman en dos poderosas armas para elevar su status y condición frente a los otros internados.
El tema de la traición, es tan viejo como la Biblia y es un continuo tópico del cine negro. Más, no podría existir el profeta, ningún profeta, sin un traidor. Todo está también unido al poder y a su ejercicio. El “rey” corso asienta su poder sobre la práctica de la traición, la delación y la servidumbre. El cine negro se funda sobre estos mismos códigos más la estrecha relación con la burocracia carcelaria y judicial. Todo es usado por el realizador, y logra un personaje de una extraordinaria complejidad, una atmósfera mística, y un clima de opresión y violencia solapada que recorre toda la película sin pausa. Logra un ritmo ágil y mantiene la tensión dramática hasta en sus aspectos menos advertidos.
En “El enigma de Kaspar Hauser”, un film del alemán Werner Herzog que utiliza la misma o parecida figura, de pronto aparece un extraño personaje autista, sin saber ni leer ni escribir, que pone en crisis una pequeña comunidad alemana a principios del s. XIX (1828). Pero no sólo esta aldea se estremece ante Kaspar Hauser, toda Alemania comienza a preguntarse sobre su origen, su forma de comportarse, si es un enfermo, y qué tipo de cualidades, extrañas por extraordinarias, posee este individuo que absorbe todo tipo de conocimiento con una rapidez inusitada hasta el asombro. En realidad es todo un fenómeno y un símbolo que hace tambalear las anquilosadas concepciones sobre el aprendizaje, las instituciones educativas, el papel de la sociedad y qué responsabilidad tiene el Imperio sobre todo este descomunal embrollo. Por supuesto, el orden terminará con este dilema donde se cuestiona el stablishment, tal como lo hace históricamente, eliminándolo.
Ciertos personajes no necesitan historia para reflejar una profunda visión, para el lector, de que constituyen símbolos muy concentrados de las inequidades, la alienación y lo decadente de las concepciones educativas que se extendieron y se extienden en estos dos siglos, más en Europa. El carisma de los iluminados o elegidos, de los que poseen la palabra de Dios para otros, no hacen más que poner al descubierto las tremendas falencias de la sociedades decadentes, las poderosas corrientes nefastas llenas de corruptela y violencia.
La utilización de un personaje así por parte de Jacques Audiard, su psicología, su dramática complejidad donde confluyen elementos míticos y religiosos, carismáticos y oscuros al mismo tiempo; su violencia solapada y concentrada por años de persecución e inmoralidad por parte de los países europeos centrales, la síntesis que confluye en él, en su sufrimiento, su melancólico y desesperado silencio ancestral, se sintetizan en este “iluminado” ignoto pero que encarna sin duda, desde lo existencial, el miedo, la confusión ética y moral, y la necesidad de la supervivencia frente a los nuevos peligros del mundo actual.
Ya no es el Sr. K kafkiano, que se va destruyendo en su incansable búsqueda de justicia y sentido a su existencia, en los comienzos del siglo XX, ni la conciencia fragmentada, despedazada del protagonista del “Ulises” de Joyce, ni la destrucción de yo, de su solidez conceptual, por los múltiples puntos de vista de la patética figura de Mr. Kane de Orson Welles, es, hoy, las ansias de permanecer como sea en este mundo donde los ataques provienen de múltiples orígenes, todos apuntando a la destrucción de lo monolítico, de lo que tiene sentido, y de lo que se es capaz de amar. El “profeta” más que una víctima más del sistema, es la construcción de otro sistema aún más cruel y descarnado.
Punta Alta, noviembre de 2010
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