viernes, 28 de diciembre de 2012

LA MATANZA EN LA ESCUELA SANDY HOOK O EL CULTO A LAS ARMAS

Progreso Semanal
Published on Saturday, 22 December 2012
Victoria Soto, 27 años, puertoriqueña, cristiana,maestra, puso su vida ante las balas y salvó a 17 niños en la escuela Sandy Hook. ¿La recordaremos?

Por Manuel Alberto Ramy

LA HABANA. Hubo una vez un rey llamado Herodes. Un buen día sus asesores le advirtieron que, según informes, había nacido un niño que sería rey. Temeroso de perder el poder –Ay, el miedo, Ay, el poder–, el tal Herodes ordenó rápidamente pasar a sable a todos los recién nacidos. Realizó una masacre.

Para recordar este trágico suceso, cada 28 de diciembre se conmemora el Día de los Santos Inocentes; en otros países la fechase corre hacia la primavera, época de florecimientos, mariposas y aumento de la libido, según dicen.

Lo importante no es la fecha en el almanaque, sino cómo se recuerda esta tragedia: generalmente con bromas haciendo caer a los amigos y vecinos en simpáticas engañifas para entonces gritarle: ¡Inocente! Y divertirnos.

Nuestra cultura ha convertido el sablazo asesino, la masacre perpetrada contra decenas y decenas de niños, en una festividad graciosa. El humor negro –hasta esta calificación es elocuente–nos viene de lejos y lo practicamos, forma parte de nuestra “civilización”, como la violencia. Somos los sujetos y objetos de una herencia practicada de diversas formas a través de los siglos y con métodos cada vez más exquisitos: las hitlerianas cámaras de gas eran tan refinadas y precisas que hasta contabilizaban el número de personas a matar por metro cúbico de gas y tiempo de ejecución.

Entonces ¿de qué nos sorprendemos cuando alguien toma un arma y asesina fríamente a 20 niños y seis adultos en una escuela? ¿Cuánto dura nuestro estupor al ver las imágenes en la pantalla de los televisores? ¿Hasta la próxima noticia de una reina debelleza? Dentro de tres semanas, ¿cuántos recordaremos el nombre de la maestra que sacrificó su vida para salvar a unos cuantos de suspequeños alumnos? Con 30 segundos de un comercial borramos la heroica entrega por los otros y ni siquiera meditamos cuánto denuestra infancia murió con ellos. Mucho menos nuestra corresponsabilidad en el crimen –calificación edulcorada, pues se define como complicidad.

Violencia y miedo enraizados en nuestras sociedades, especialmente en las opulentas donde como ocurre en EE.UU. hay más de unarma de fuego por cada ciudadano y el derecho a poseerla, consagrado constitucionalmente, es defendido aunque su origen viene de la previsión destinada a dotar a cada ciudadano de la capacidad defensiva, caso que la metrópoli inglesa, recién derrotada, intentase volver por sus fueros. Si bien este es un asunto que debería resolverse –cosa difícil ya que hay otro tipo de armas en poder de la Asociación Nacional del Rifle, que se llama dinero y lobby–, la clave universal no reside en los gatillos, pasa por ellos y proviene de que a escala mundial vivimos –mejor decir morimos—en una sociedad enferma.

Dicen los sicólogos que la adaptación de las personas a la sociedad es síntoma de salud. Tal calificación supongo parte del supuesto de que nuestras sociedades son sanas. ¿Lo son? Revisémonos. Nos adaptamos a tejidos sociales enfermos en los cuales la práctica de los valores y principios éticos predicados son desmentidos cotidianamente por las redes de comunicación y el quehacer de los políticos. Valores por un lado, la vivencia de estos por otro. Somos coherentes con la enfermedad, nos adaptamos a ella, portamos el virus y lo transmitimos. Así venimos desde hace siglos trucidándonos, de modos diferentes, hasta los muy tecnológicos y sofisticados de hoy cuyos daños son definidos como colaterales. ¿Son tales?

Once upon a time…, Hubo una vez. Hoy… ¿Mañana…?

La condición de sociedad y ciudadano saludables pasa por voltearnos al revés. Por la revolución del espíritu y de las estructuras.

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LA VIOLENCIA ESTA EN NOSOTROS Y EN EL VECINO

Opinión
 
La violencia está en nosotros -23.12.2012 -lanacion.com
 
Domingo 23 de diciembre de 2012|Publicado en edición impresa
 
 
 
La violencia está en nosotros
Por Marcelo Stiletano|LA NACION
Cuenta la prensa de Hollywood que el lunes pasado, 72 horas después de los horrorosos hechos ocurridos en la escuela primariaSandy Hook de Newtown, Connecticut, la máxima autoridad de la Motion Pictures Association of America (MPAA) llamó en persona, uno por uno, a sus propios empleadores, los jefes de los seis grandes estudios de Hollywood.

Se trata de uno de esos casos en que el contenido de esas llamadas resulta tan importante como la identidad de quien las realiza. Las majors de Hollywood dejaron el manejo de sus asuntos institucionales en manos de un político de carrera llamado Christopher Dodd, que había alcanzado la cima de su carrera pasadarepresentando al Partido Demócrata como senador por Connecticut. Dodd nació hace 68 años en Willimantic, una localidad separada por apenas 123 kilómetros de Newtown, cuya existencia se transformó para siempre desde que el viernes 14 un enajenado mató allí a 20 niños y seis adultos.

Es muy probable que, por su origen, el pensamiento de Dodd haya ido mucho más allá de la moderada y cautelosa declaración queinmediatamente después la MPAA dio a conocer. Allí se dice que la entidad acompaña al presidente Barack Obama en su propósito de establecer algún tipo de iniciativa especial y concretapara establecer algún tipo de control en el uso de armas de fuego y puedan evitarse en el futuro hechos tan espantosos e irremediables. "Todos los que participamos en la industria del cine y la televisión queremos brindar nuestra ayuda al remedio que el país necesita y estamos listos para ser parte de un debate nacional sobre el tema", señala el comunicado.

Las cosas se complican un poco porque la MPAA parece plantear la necesidad de poner en marcha una discusión que hace muchísimo tiempo está en marcha y suele quedar por largos períodos inmóvil, en estado latente, hasta que es sacudida y encendida de nuevo por tragedias como la que enlutó desde Newtown a todo Estados Unidos.

Quentin Tarantino, quién menos, se encargó de hacer un poco de memoria. El director de Tiempos violentos y Perros de la calle , reconocido entre otras cosas por su enorme talento para reinventar el concepto mismo de violencia cinematográfica dentro de la cultura pop, enfrentó por un lado la postergación en Los Ángeles del estreno mundial con alfombra roja de su última película, Django sin cadenas (que llega a la Argentina el 31 de enero), pero al mismo tiempo defendió el empleo de la violencia en el relato cinematográfico.

La primera reacción de Hollywood frente a este tipo de hechos es modificar sobre la marcha, para no herir susceptibilidades, lanzamientos, estrenos y estrategias de marketing ligadas a aquellos productos cinematográficos o televisivos de la hora que pudiesen ser asociados de alguna manera con los hechos de violencia. Así ocurrió este mismo año con otro hecho cuyas consecuencias no hicieron más que potenciar la sensibilidad del mundo del entretenimiento y elevar como nunca la intensidad del debate sobre los vínculos entre violencia y showbiz.

¿Quién no recordó frente a los hechos de Newtown lo ocurrido en la noche del 20 de julio, cuando otro desquiciado abrió fuegoindiscriminado sobre el público en medio de la proyección de la última película de Batman en un cine de Aurora, Colorado, matando a 12 personas? Lo primero que hizo Hollywood fue postergar el estreno de Fuerza Antigán ster, uno de los estrenos más fuertes del comienzo de 2013 (llega a la Argentina el 17 de enero con un elenco poderoso: Sean Penn, Ryan Gosling, Josh Brolin, Nick Nolte, Emma Stone), una de cuyas escenas mostraba precisamente la imagen de una masacre realizada a punta de ametralladora dentro de un cine.

¿La postergación alteró la idea de fondo? No parece. Hollywood puede reaccionar en un momento y frenar sus impulsos, pero al fin y al cabo lo que se imponen son algunas reglas del entretenimiento y la libertad de sus creadores. "Nunca una crítica social que me hayan lanzado me ha hecho cambiar una sola palabra de mis ideas o de mis guiones", arremetió Tarantino ante una consulta precisa de The Hollywood Reporter.

En la misma línea, algunos medios estadounidenses reprodujeron declaraciones de Martin Kaplan, director del centro de estudios sobre entretenimiento y sociedad de la Universidad del Sur de California. "Lo que escuchamos de la industria es que la violencia siempre fue parte de la historia del espectáculo desde lostiempos de Sófocles, Shakespeare y Edgar Allan Poe. ¿Por qué debería esa industria moderna privarse a sí misma de un elemento que en todos los tiempos resulta esencial para la narración?La violencia produce dinero, pero al mismo tiempo es una herramienta artística. Puede estar en manos inspiradas y también exponerse de un modo gratuito. Pero ¿quién decide cuál es lalínea correcta o la incorrecta? ¿La propia industria? ¿El gobierno? ¿O el público, que es el lugar que según la opinión de Hollywood debería tomar el control?

El debate se extiende. En Italia, el Corriere della Sera reflejó el jueves último un fortísimo debate alrededor de la calificación que recibió la más reciente película del reconocido director francés Patrice Leconte, una curiosa experiencia de animación para jóvenes y adultos titulada en inglés The Suicide Shop . El escenario principal del relato es un local que propone un éxito final para las personas de vida fracasada. Allí tienen a disposición elementos de todo tipo para quitarse la vida. El organismo calificador italiano prohibió la película para menores de 18 años, reservada allí sólo para los títulos de violencia o erotismo extremos, señalando la "ligereza con la que se trata un tema tan delicado como el suicidio, con el riesgo de crear el peligro concreto de que haya actos de imitación por parte del público más joven".

Leconte reaccionó y dijo que sus integrantes "vieron otra película" y no entendieron el mensaje "irónico y grotesco de una película que apunta sobre todo a los chicos y a la idea de que la vida es hermosa". Después fue aún más lejos y sugirió que la sombra de la censura sobrevolaba en Italia sobre su obra.

Como se ve, el debate no reconoce fronteras. Tampoco en la Argentina de nuestras últimas agitadas horas, en las que se discute sobre lo que se muestra o se deja de mostrar en torno de algunos hechos de violencia, aunque en este caso también en el medio entran a jugar en el escamoteo ciertas veladas necesidades políticas. Pero hasta los que en estos días fueron más lejos en Estados Unidos y plantearon revisiones de fondo separan la paja del trigo y se esfuerzan por distinguir lo que es explotación gratuita y lo que surge de analizar el contexto en el cual se dicen ciertas cosas. Allí tal vez encontremos una primera (y esencial) diferencia para tratar de entender un hecho doloroso e irreparable como la tragedia de Newtown, que escapa a cualquier comprensión racional.

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LA RED. MIEDO O IGNORANCIA

Tecnología. viernes, 23 de diciembre de 2012
Ciudadanos en red: señales de un poder transversal que la política no supo ver
PorAriel Torres|LA NACION
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Femicidio: puertas adentro, la violencia eligió a las mujeres
Había sido un largo día en el diario. Había llegado la noche. Había vuelto a casa. Había encendido el televisor. Y había visto a varios políticos declarar que "la convocatoria había sido una sorpresa". Esto fue la noche del 13 de septiembre de 2012, el día en que Internet le dio una bofetada a la clase dirigente argentina y la dejó sin palabras. O, más bien, con una sola y sintomática palabra: sorpresa.
La explicación de por qué los sectores más poderosos de nuestro país (lo que excede largamente a la política, porque el fenómeno atraviesa toda nuestra vida cotidiana) no habían podido anticipar la clase de fenómeno que puede gestarse desde las redes sociales es bastante compleja, pero arranca con no haber advertido las señales a tiempo. ¿Hablo acaso de la "primavera árabe"? No, no hace falta irse tan lejos.
En octubre de 2011 la Argentina estaba segunda en la lista de las naciones cuyos habitantes pasan más tiempo en las redes sociales. Con 10,7 horas promedio mensuales por visitante, nuestro país se encontraba a un paso del puntero, Israel, con 11,1 horas, y muy por encima del promedio global, de 5,7 horas.
Esta señal -un formidable vaticinio del impacto que tendrían Facebook y Twitter en la política argentina durante los siguientes 12 meses-apareció en el radar de ComScore, una compañía que se dedica al análisis de Internet, en diciembre del año último, como parte de un informe público sugestivamente titulado "Es un mundo social". Además, el estudio revelaba otras tres tendencias que es oportuno mencionar aquí.
Primero, que las redes sociales se habían convertido en la actividad más importante de Internet.
Segundo, que el microblogging (es decir, Twitter) se había transformado en "una nueva fuerza disruptiva en las redes sociales" (ergo, en Internet; ergo, en el mundo).
Tercero, destacaba el impulso adicional que los teléfonos móviles estaban dándole al tsunami social que inundaba Internet conmarejada imparable.
Mientras escribía este texto, ComScore me adelantó los resultados de su nueva encuesta sobre redes sociales, de octubre de este año. Ya no estamos segundos. Ahora, la Argentina ocupa el primer lugar en el mundo en tiempo consumido en las redes sociales (Estados Unidos está en el puesto 16). Podría decirse que, en general, los latinoamericanos somos muy comunicativos y sociables, lo que se refleja en el promedio de 8,3 horas por persona en la región. Aún así, nuestro país estácasi dos horas por encima de ese valor. Permanece en 10,1 horas.
Pues bien, pese a que la Argentina es uno de los países con más penetración de Internet en la región, pese a que tiene la tasa más alta de teléfonos móviles capaces de usar redes sociales ( smartphones y socialphones ) en América latina y pese a ser el país del mundo que más horas pasa en las redes sociales, la convocatoria del 13-S sorprendió a la clase política.
Algunos números más, para poner la sorpresa en perspectiva. Facebook debutó en febrero de 2004; es decir, tiene casi 9 años, una enormidad de tiempo para el impaciente metabolismo de Internet (a propósito, 2004 fue el año en que Google salió a la Bolsa). Twitter nació en julio de 2006; con más de 6 años de vida, no ha hecho sino alcanzar la madurez. Ya no es de ninguna manera una novedad. Mucho menos una sorpresa. El pajarito azul está presente hasta en la publicidad de vía pública.
Pero no en la agenda política.
El axioma imperfecto
Hace un par de semanas participé de una reunión de la Fundación Vía Libre en la que se discutieron temas relacionados con Internet, la libertad de expresión, la privacidad, el copyright y el acceso a la información, entre otros. Habían sido invitados varios legisladores o, en su defecto, sus asesores. La única legisladora que nos honró con su presencia fue Laura Alonso, diputada nacional del PRO. Los demás enviaron a sus asesores o representantes de prensa. El Poder Ejecutivo ni siquiera respondió los mails.
Aunque, según me dicen en Vía Libre, la reunión estaba más bien orientada a asesores, la presencia de tan sólo una legisladora -que, acertadamente, además, asistió con dos de sus asesores-es un síntoma de que no sólo los temas de las tecnologías de información y telecomunicaciones siguen siendo un asunto que se delega al experto, lejos de la agenda caliente, sino también de que las rotundas advertencias del #13S y el #8N siguen sin ser percibidas como relevantes.
En el fondo, y este fenómeno ocurre en todo el mundo, la clase dirigente está decidida a ignorar Internet. Es comprensible: la lógica de la política tal como la conocemos no puede procesar Internet, no tiene instrumentos para integrarla a su discurso, excepto como alguna clase de anomalía pasajera. ¿Por qué? Porque uno de sus axiomas es que la cantidad de poder que posee cada ciudadano es pequeña y está encapsulada, es decir, no puede articularse ni organizarse, excepto por medio de los aparatos partidarios.
Pero, debido a la aparición de computadoras económicas y portátiles y a la irrupción de Internet, el axioma ya no se cumple, o al menos no se cumple con igual consistencia. Hoy una parte sustancial de la ciudadanía lleva en el bolsillo más poder de cómputo que el que existía en todo el planeta a fines de la Segunda Guerra Mundial. Por añadidura, puede comunicarse prácticamente sin fronteras a costos irrisorios. Como ocurre con cualquier sistema de pensamiento, cuando algún axioma falla,todo el sistema falla. El primer síntoma es la confusión y la imposibilidad de prever. Nadie previó el 13-S. Muchos dudaron de que se repitiera en ocasión del 8-N. Ni propios ni ajenos pudieron hacer que sus manuales funcionaran. Esta confusión trasciende toda ideología.
Las explicaciones resultaron no menos delirantes. Por ejemplo, muchos creyeron ver en las convocatorias del 13-S y el 8-N el resurgimiento de la "antipolítica". Falso: las consignas de ambas marchas solicitaban en realidad más y mejor política. Pero parece que este nuevo orden de cosas en el que el ciudadano tiene más poder y puede articularlo fácilmente debe calificarse de anomalía (el 13-S está bien, pero no se va a repetir) o descalificárselo sin más (se viene la antipolítica).
Lo mejor y lo peor de nosotros
Que los argentinos aparezcamos en el tope de los pueblos que participan en esta movida no es tampoco una sorpresa. Los que vienen siguiendo las estadísticas de Internet saben que siempre fuimos extraordinariamente activos en la Red, en particular al crear contenidos y publicar blogs. Nuestros productos web (la página de este diario, sin ir más lejos) están entre los mejores del mundo. Somos uno de los países con más cuentas de Hotmail y Gmail. Desde luego, cuando aparecieron Facebook y Twitter, abrazamos las nuevas formas de comunicación con nuestro tradicional desenfado y entusiasmo. No nos quedamos ahí. En Instagram, la joven red social de las fotos instantáneas, ya tenemos grupos muy inquietos, como #igerslaplata. Es más: la Argentina fundó en 2007 su propia red social, Sonico, que hoy posee 53 millones de usuarios.
La transversalidad de las redes sociales está presente también en la forma en que usamos estos servicios. Con esa facilidad que nos caracteriza para abrirnos al otro, publicamos desde profundas reflexiones sobre filosofía, paternidad, salud o política hasta lo que estamos comiendo, incluyendo, claro está, laapetitosa foto. Como en una reunión familiar, todo es excusa para el comentario y el retruécano. Hacernos callar no parece la mejor idea del mundo, eso se cae de su peso.
Las redes sociales, en particular Twitter, se articulan de una manera casi perfecta, sin fisuras, con lo mejor que tenemos. Pero también con lo peor. Y no me refiero al horrísono humor negro del que somos perpetuos cultores (y del que me confieso admirador, muy a mi pesar), sino a la intolerancia de la que solemos hacer gala.
Las sangrientas batallas en Twitter y Facebook, muchas veces sazonadas por las tristemente obvias acciones de operadores oficialistas, se evitarían si nos diéramos cuenta de que en toda discusión casi siempre ambos contendientes tienen una parte de la razón, y que la verdad, como dijo genialmente Hans Urs von Balthasar, es sinfónica. Es algo que tenemos que aprender como nación y que en Twitter se ve a menudo. Se nos halla tan amigueros como divididos. Una paradoja que nos pinta de cuerpo entero.
Pero estamos siendo, cuanto menos, auténticos. En un mundo social, resultamos ser los que más tiempo pasamos socializando. Lógico..
 
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Para más información cinéfila ver este link:
http://www.cinenpunta.blogspot.com.ar/2011/01/social-network-la-red-social.html

sábado, 15 de diciembre de 2012

AMOUR (AMOR). ACERCA DE LA MUJER, EL HOMBRE Y EL AMOR



Película: Amor (Amour). Dirección y guion: Michael Haneke. Países: Francia, Austria y Alemania. Año: 2012. Duración: 127 min. Interpretación: Jean-Louis Trintignant (Georges), Emmanuelle Riva (Anne), Isabelle Huppert (Eva), Alexandre Tharaud (Alexandre), William Shimell (Geoff). Producción: Margaret Menegoz, Stefan Arnd, Veit Heiduschka y Michael Katz. Fotografía: Darius Khondji. Montaje: Nadine Muse y Monika Willi. Diseño de producción: Jean-Vincent Puzos. Vestuario: Catherine Leterrier. Distribuidora: Golem.




PREMIOS:    
2012: Festival de Cannes: Palma de Oro (Mejor película)
2012: Premios del Cine Europeo: Mejor película, director, actor y actriz. 6 nominaciones
2012: Independent Spirit Awards: Nominada a Mejor película extranjera
2012: Círculo de Críticos de Nueva York: Mejor película extranjera
2012: National Board of Review (NBR): Mejor película extranjera
2012: Satellite Awards: Nominada a Mejor película extranjera y mejor actriz (Riva)
2012: Premio Fipresci de la 60 Edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián

Filmografía del director:
1989: Der siebente Kontinent (El séptimo continente)
1992: Benny's Video (El video de Benny)
1994: 71 Fragmente einer Chronologie des Zufalls (71 fragmentos de una cronología del azar)
1995: Der Kopf des Mohren (La cabeza del moro) (guión)
1997: Funny Games
1997: Das Schloß (El castillo)
2000: Código desconocido
2001: La Pianiste (La pianista). Adaptación de la novela “La pianista” de la autora austríaca Elfriede Jelinek. Gran Premio del Jurado en el Festival de Cannes.
2003: El tiempo del lobo
2005: Caché o Escondido. Premio al mejor director en el Festival de Cannes y premio a la mejor película y mejor director de los Premios del Cine Europeo 2005
2007: Funny Games, remake U.S.
2009: Das Weiße Band (La cinta blanca). Palma de Oro en el Festival de Cannes. Globo de Oro a la mejor película extranjera.
2012: Amour. Palma de Oro en Festival de Cannes.



En un momento de los escuetos y medidos diálogos de este film se lee: es una historia tierna y triste. Tierna porque apela a los recursos más puros del ser humano, el amor entre un hombre y una mujer que pocos supieron o pudieron plasmar desde la creación artística. Y triste porque, aún reconociendo la inmensidad de ese sentimiento, la paz que transmite el saber de la incondicionalidad del otro, la alegría de haber llegado a un estadio superior desde la esencialidad de la condición humana, la decisión final nos vuelve a ubicar en la cotidianeidad de nuestras existencias, en la vida misma concreta e inevitable. Esto es el cine de Haneke. Una constante, repetida, y permanente toma de conciencia sobre los límites, las perversiones, las debilidades, lo inexorable, las crueldades, el mal, es decir, lo inevitable y lo más recóndito del hombre. Además de una búsqueda de las razones de los peores comportamientos y sus consecuencias que se sucedieron en la sociedad europea de los últimos tiempos. Los hechos históricos, para Haneke, no son simplemente consecuencia de las más horrendas conductas humanas, además tienen sus propios procesos, están más allá de la voluntad del hombre, se inscriben en lo humano pero escapan a los deseos y sentimientos asentados en la  individualidad y el carácter. En este caso, dejar la vida, tomar consciencia de la temporalidad, es para el hombre uno de los actos más cruentos, y requiere una condición extraordinaria que nadie posee, por más formación o preparación intelectual se tenga.
 
 

A Haneke sólo le faltaba esto. Había abordado, desde otros ángulos, como “El séptimo continente”, “Caché”, o “La cinta blanca” -sólo por citar algunas-, la vida y la muerte. Especialmente en su primera obra (El séptimo…), donde, usando la narrativa brechtiana,  describe la elaboración minuciosa, con tono gélido, del suicidio de una familia entera, en apariencia sin motivo alguno. Film de alto impacto emocional y conceptual, dada la naturaleza del cuento, nos alerta acerca del camino incierto de sectores sociales europeos que no encuentran un motivo válido para el sentido de sus vidas. Fue, y como consecuencia va, del cine de Antonioni y Buñuel, de la década de los sesenta, a la propuesta existencial del relato kafkiano, o de Fritz Lang.
 

Ya en Akira Kurosawa, “Vivir”, o Yasujiro Ozu, “Historias de Tokio”, ambos directores japoneses, la problemática de la senectud va siendo alimentada de una profunda postura humana, aún sin una sólida respuesta sobre lo inevitable. La muerte es una actitud de índole filosófica, religiosa, pero por sobre todo, compasiva. No va acompañada por la decrepitud, o la ruina física o espiritual, por lo contrario, constituye una puerta, una nueva puerta que se abre hacia otro tipo de vida.
 
 

En Haneke la muerte está asociada a un estado de decadencia que produce pánico y desconcierto frente al más allá. El sufrimiento está estrechamente incorporado a este tipo de cambio que hay que evitar por cualquier medio, aún con un acto simple pero final, a pesar de las dudas y los temores. El film, con su título “Amour” no es más que la descripción de ese camino, es el cumplimiento de una promesa, y es una decisión terminante a pesar de todas las convicciones y sus presupuestos filosóficos. Las imágenes de las pinturas de Vilhelm Hammershøi, danés, nacido en 1864 en Copenhague, llenas de una carga semántica y simbólica, están perfectamente mostradas no precisamente como pinturas, pero si como paisajes o contenidos de interiores con pequeñas figuras diminutas e ignotas colmadas de una interioridad donde más que nada predomina el silencio y la melancolía, así como la paloma doméstica se torna en lo inasible y volátil de nuestro paso por el mundo. Sólo le falta la pintura del noruego Edvard Munch, “El Grito” (Skrik, 1893), atormentada actitud frente a un mundo incomprensible y desgarrador, pero igual está, y es en Jean-Louis Trintignant (Georges), o Emmanuelle Riva (Anne), el matrimonio. O “Saraband” de Ingmar Bergman, su último film, que incursiona, como un ocaso, en el drama familiar de un padre enfermo, una ex mujer, y unos hijos en eterno conflicto. Para una mejor apreciación ver el link. http://www.cinenpunta.blogspot.com.ar/2008/07/saraband-bergman-y-el-teatro.html.
 
 

No podemos dejar de mencionar la música de Haneke, de un protagonismo que nos remonta a los mejores films, los más intimistas e introspectivos del sueco Bergman, o de Woody Allen, quienes la utilizaron para describir, y tocar los aspectos más reflexivos y conflictivos de las relaciones humanas. Cuando se escuchan los primeros acordes están destapando, descubriendo, los últimos lugares recónditos de la interioridad de los personajes, quienes requieren, en su construcción, o como parte de sus perfiles, de todos los elementos dramáticos de que dispone el creador. Haneke es un autor de esa estatura, la austeridad de sus encuadres, los escuetos diálogos perfectamente construidos, los recursos pictóricos de que se vale y los ángulos que adopta la cámara, las atmósferas llenas de silencio, opresivas a veces, liberadoras otras, los gestos y los movimientos de los personajes van construyendo una realidad que va más allá del escenario que percibe el espectador en esos momentos, construyen el fenómeno fílmico, la obra de cine, van a su esencia y conceptualidad.
 
 
 
Como “ Saraband”, “Amour” es un film que requiere adoptar una postura distendida y a la vez distanciada, llena de profunda comprensión, pero también de compasión. Después de todo, el hombre va a transitar ineludiblemente por esa etapa, el estado de consciencia que esto implica será la mayor o menor cuota de humanidad que le brindemos.

Héctor Correa
Punta Alta, diciembre de 2012