sábado, 24 de diciembre de 2011

EL NIÑO DE LA BICICLETA o un niño espera


Película: El niño de la bicicleta. Título original: Le gamin au vélo. Dirección y guion: Jean-Pierre Dardenne y Luc Dardenne. Países: Bélgica, Francia e Italia. Año: 2011. Duración: 87 min. Interpretación: Cécile De France (Samantha), Thomas Doret (Cyril), Jérémie Renier (Guy), Fabrizio Rongione (librero), Egon Di Mateo (Wes), Oliver Gourmet (dueño del bar). Producción: Jean-Pierre Dardenne, Luc Dardenne y Denis Freyd. Fotografía: Alain Marcoen. Montaje: Marie-Hélène Dozo. Vestuario: Maïra Ramedhan Lévy. Distribuidora: Wanda Visión. Estreno en Bélgica: 18 Mayo 2011.



Filmografía:
1987    Falsch
1992    Je pense à vous       
1996    La promesse  Premio: Seminci: Espiga de oro
1999    Rosetta Premio: Cannes: Palma de Oro y mejor actriz para Émilie Dequenne.
2002   Le fils  Premio: Cannes: Mejor actor para Olivier Gourmet.
2005   L'enfant Premio:Cannes: Palma de Oro. En  Guldbagge: mejor película extranjera
2008   Le silence de Lorna Premio: Cannes: mejor guión

“Diego Battle: ¿Cuál fue la fuente de inspiración para Le gamin au vélo? Uno podría suponer, por las historias que suelen contar, de gente trabajadora, de clase baja de Bélgica, que las historias surgen de ahí, pero tengo entendido que surgió en Japón.
Luc Dardenne: Fue en 2001, estábamos en Tokio para presentar una película, El Hijo. El distribuidor había proyectado nuestra película en el marco de una campaña por la abolición de la pena de muerte, la cual sigue vigente en Japón. Entonces asistimos a una mesa en el marco de esa campaña y tuvimos una conversación con una mujer que era juez de menores, que nos contó la historia de un niño que a los 6 o 7 años había sido dejado en un orfanato por su padre, que le había dicho que iba a venir a buscarlo cuando tuviese mayor estabilidad en su vida. La madre estaba muerta, no tenía abuela y el padre no volvió nunca. El chico esperó a su padre, pero luego se escapó del orfanato pero lo hicieron volver, se quedó allí hasta los 18 años. Cometió un asesinato al salir del orfanato y por eso se ocupaba de él el juez de menores. Esta historia la tuvimos en la cabeza, hablamos mucho sobre ella durante muchos años, y nos preguntábamos cómo contar esa historia que teníamos ganas de contar, que la teníamos en la cabeza. Teníamos ganas sobre todo de ver cómo ese chico no cediera a su destino de asesino. Al mismo tiempo teníamos un guión sobre una médica[2] que no lográbamos terminar. Y nos dijimos, tal vez ese personaje de la mujer podría tener un encuentro con el chico y permitirle no caer en su destino, permitirle crecer, no terminar como un asesino. Podríamos contar la historia de una mujer que apacigua, que calma la violencia que puede sentir alguien abandonado por su padre y sin otro familiar en el mundo. ¿Es posible? Nos dijimos que íbamos a tratar, y así es como surgió la historia de Le gamin au vélo”…
Fragmento de una entrevista realizada en Buenos Aires a los hermanos Dardenne en la Masterclass dictada el 30 de noviembre de 2011 en el Cine Gaumont (Espacio Incaa Km 0) de la ciudad de Buenos Aires. Con moderación a cargo del crítico Diego Battle.



En realidad la bicicleta es todo un símbolo en el cine de la postguerra, y aún hoy sigue siéndolo. Este film es prueba de ello. Por otro lado, François Truffaut, el fenomenal realizador francés fallecido en octubre de 1984, filmó una de las más extraordinarias historias sobre el abandono, el desinterés y la indiferencia, sea ésta institucional o familiar, a los que son sometidos los niños por nosotros, los adultos. “Los cuatrocientos golpes”, rodada en 1958, se constituyó, además, en el film por excelencia del aquel movimiento llamado nouvelle vogue. “El niño de la bicicleta” es la confluencia, la conjunción y la síntesis de dos films. El otro es el de Vittorio De Sica, realizador italiano fallecido en noviembre de 1974, quien filma “Ladrones de bicicleta”. Verdadero testimonio fílmico de las consecuencias perversas de las guerras mundiales, con su secuela de tenebrosidad, y desintegración (familiar) social y económica. Ayuda a generar así, con un claro planteo estético y conceptual, otro movimiento cinematográfico de inmensa trascendencia universal, el neorrealismo, que en otras oportunidades tuvimos ocasión de mencionar. La búsqueda de trabajo, para el que el protagonista debe tener una bicicleta, y la despiadada vida cotidiana de los hombres y mujeres de la devastada Italia deshumanizados por esas condiciones, caen sobre el pequeño hijo del protagonista, que mira impávido cómo sus seres queridos van empequeñeciendo emocional y socialmente, para convertirse en seres desconocidos, ignorados, víctimas de la indiferencia y la ignominia. Por eso sus personajes son hombres despersonalizados, sólo muestras, ejemplos vivientes y despojos de la guerra.



En el medio de estos dos films europeos, Leonardo Favio filma, aquí en nuestro país, la que es considerada la mejor película del cine argentino, en 1965. El abandono de un niño por su padre, la vida en los orfanatos y reformatorios, y la villa miseria, que constituyen los elementos propicios y suficientes para la estructuración de una personalidad enferma de violencia y rencor.



“El niño de la bicicleta” es todo esto. Con rasgos intensos, una cámara imperturbable e incisiva, tal como lo hacen delineando su típico estilo, los hermanos Dardenne, se va conformando esta historia de abandono por parte de un padre, una bicicleta mítica y súper representativa, una mujer tierna y dulce, generosa y solidaria, y un contexto social pletórico de rasgos, condimentos y tentaciones hacia la violencia más desenfrenada e irracional. La Europa de hoy y de siempre, desgraciadamente. El cine ha dado sobrados testimonios de ello.
Favio es un magnífico observador de este fenómeno. Lo fundamenta sobre una sociedad que venía generando hechos políticos y sociales no sobre bases de una democracia consolidada precisamente, sino todo lo contrario, sobre la destrucción de lo poco que quedaba de ella, con su cuota de terror e intimidación hacia lo que significara cambio o transformación. Su filmografía es muy rica en estos buceos que por sutiles no dejan de ser reales y claros testimonios.



De Truffaut nos quedamos ahora con la película citada, pero su poesía cinematográfica lo convierte en un realizador donde se sintetiza la delicadeza de autores como Jean Vigo, Jean Renoir, Marcel Carné, y Robert Bresson, con su particular visión del cine norteamericano en su mejor expresión. En el cine universal “Mouchette” (1967) de Bresson es quizá la mayor expresión y la mayor influencia sobre la obra de los Dardenne.

Jean-Pierre Dardenne nació en Engis, Bélgica, en 1951, y Luc Dardenne en 1954 en Awirs. Entre otros, hicieron dos valiosos films sobre el niño inmerso en la sociedad descerebrada y fetichista europea contemporánea. Ambos premiados en Cannes con La palma de Oro. “Le fils” (El hijo, en 2002) y “L’enfant” (El niño, en 2005). Las dos constituyen un modo de ver la realidad del mundo en que vivimos. Como queriéndonos decir: si existe una víctima de la decadencia y la perversión, éste es el niño. Pero esto mirado desde un ángulo conceptual, el particular uso de la cámara y la utilización política del plano, los transforman en verdaderos creadores de un cine altamente comprometido y vehículo de una denuncia permanente en una sociedad considerada hiper-desarrollada.

Héctor Correa
Punta Alta, diciembre de 2011


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