martes, 28 de abril de 2009

EL CINE COMO GOCE ESTÉTICO (que también ayude a reflexionar)


El sábado 25 de abril, por supuesto de este año que está corriendo, en el Bar Central, legendario bar de Punta Alta, se realizó el primer encuentro organizado por el Grupo del IV Diálogo (sin convicciones religiosas), Movimiento de los Focolares, con el fin de la proyección de un film, en este caso “Cinema Paradiso” del realizador italiano Giuseppe Tornatore. Película que realizó en 1988 y que ganó el Oscar a la mejor cinta extranjera.

IV DIÁLOGO Y EL BAR 25 DE ABRIL DE 2009


Album "El Diálogo y la reflexión van al bar". Cliquear para ver las fotos

El verdadero fin de esta reunión fue, y seguirá siéndolo ya que va a continuar, promover el diálogo y la reflexión, utilizando el cine. En este blog podemos ver el afiche, elaborado por Leandro Di Giacomo y agradecer a Fernando como responsable de los hechos y acciones culturales suscitados por el Bar. Además, con esta nota quisimos difundirla ya que en primer lugar nos gusta el cine y todo lo que se relacione con este fenómeno, y en segundo lugar porque fuimos también generadores un poco de esta idea tan particular y valiosa no sólo para el cinéfilo sino también para aquel espectador que, sin conocimientos previos sobre lo cinematográfico, quiere tener un espacio, un recinto y alguien en quien depositar sus inquietudes, ideas, pensamientos y opiniones sobre las obras que se piensan exhibir. Dejo en claro lo siguiente sobre esto: no es un espacio para constituirse en un cine-club, en el cual se deben debatir temas relacionados con el cine, sus aspectos estéticos y técnicos, sus realizadores y sus creadores. La idea es abrir el diálogo sobre los contenidos que las obras portan y que son susceptibles de ser analizados, desmembrados, hacerlos más transparentes y aprovecharlos con fines de aportar elementos que ayuden a mejorarnos como hombres, sujetos sociales, y miembros de una comunidad. El intercambio de opiniones sobre una misma obra de arte, el disenso y la diversidad de puntos de vista, sin duda, nos enriquecen y nos ayudan a reencontrarnos con el goce estético, aspectos que conviven y conforman con cualquier producto del ser humano considerado un hecho artístico, y no precisamente una mera copia de la realidad o la naturaleza.

A esta conclusión, sobre este tipo de acontecimiento, donde el hombre es su generador y fin último, se llegó cuando, con mucha sapiencia y generosidad, se discutieron y se analizaron las razones por las cuales el cine era el mejor instrumento para conocernos a nosotros mismos y conocer el pensamiento y las concepción de los realizadores de los films a mostrar, que no son más que concepciones y modos de presentarnos historias ficticias o no, pero que no dejan de ser productos de la visión de otros hombres como nosotros con sus problemáticas individuales, sus complejas subjetividades y sus conflictivas, ricas o intensas relaciones con sus prójimos.

Acerca de si el arte -no sólo el cine-, la pintura, la música, el teatro o la literatura, etc., son o pueden ser instrumentos válidos, aptos o adecuados para la discusión acerca de los destinos, individuales o colectivos, de los hombres que transitan este tan complicado planeta, es una larga y dura polémica desde hace muchísimos años, en la cual estuvieron comprometidos ilustres hombres y grandes personalidades de las artes, de todas las artes. Y la palabra compromiso es la clave de toda esta cuestión, si nos atenemos a la concepción del arte como producto y a la vez generador de pensamientos y conductas de los hombres, ya sea en el plano consciente o inconsciente, en el racional o en el mero acto de un goce vital de la obra artística. Todo un planteo, de larga data y de innumerables opiniones, pero que nos debe poner en estado de alerta para poder realizar esta tarea, de utilizar el cine como instrumento de diálogo y reflexión, a fin de alcanzar esos extraordinarios objetivos propuestos.

Héctor Correa
Punta Alta, abril de 2009

miércoles, 22 de abril de 2009

DIA DE LA TIERRA: DOCUMENTAL "PLANET EARTH"


PLANET EARTH es una serie documental sobre la naturaleza de la BBC galardonada con un Emmy, narrada por David Attenborough y producida por Alastair Fothergill. Fue emitida por primera vez en el Reino Unido del 5 de marzo de 2006.

La serie fue coproducida con Discovery Channel, Japan Broadcasting Corporation (NHK) y Canadian Broadcasting Corporation (CBC), y fue descrita por sus creadores como "la mirada definitiva en la diversidad de nuestro planeta". También fue la primera de su tipo que se filmó casi en su totalidad en formato alta definición. La serie fue nominada para el Premio Pioneer del Público al Mejor Programa en los premios BAFTA TV 2007.

Episodios

- De polo a polo
- Montañas: este episodio trata sobre la vida en las montañas, visitando el Himalaya y la Cordillera de los Andes, mostrando también pumas, geladas, entre otros animales.
- Agua dulce: en este episodio se muestran los distintos ríos lagos del mundo, como el Lago Malawi en África. Se ven especies como salmones y la salamandra gigante.
- Cuevas: se ven, en este episodio, distintas formas de vida trogloditas. Aparecen los cenotes, en América Central, y Lechuguilla, una cueva con sorprendentes formaciones geológicas.
- Desiertos:episodio acerca de los sectores áridos del mundo, como el Atacama, en América del Sur.
- Polos
- Planicies: en este capítulo de la serie se aprecian los pastizales y sabanas que hay alrededor del mundo. Desde el círculo polar ártico hasta la sabana africana. Se ven especies como leones, cerdos pigmeos y elefantes africanos y asiáticos.
- Junglas: en este episodio se muestran las diferentes selvas que hay en el mundo. El programa inicia con las selvas de Australasia, mostrando también la selva amazónica y la selva africana. Se pueden ver desde hongos carnívoros cordyceps hasta una cacería de chimpancés, además de plantas carnívoras.
- Costas y arrecifes: en este episodio se pueden apreciar los arrecifes de coral y sus formas de vida, también los bosques de algas kelp, con sus erizos de mar y estrellas de mar, el hipocampo pigmeo y el dugongo.
- Bosques: este episodio empieza mostrando grandes bosques de secuoyas en la introducción al capítulo, luego presenta la taiga, en la que predominan un paisaje monótono de pinos con sus linces, piquituertos y alces. Luego vuelve a mostrar los bosques de secuoyas, que recibe más luz en el año que la taiga, por lo que alberga más vida animal, como el cárabo lapón, la marta y las ardillas. También muestran los bosques de alerces y araucarias del sur de Chile, con sus pudús y loros choroy. El programa muestra los bosques caducifolios de la India, con sus tigres y langures, además de los bosques caducifolios de Europa, con el pato mandarín y el ciervo rojo.
- Océanos.

- Planet Earth: Futuro
. Conservación de Especies
. Zonas Salvajes
. Conservación y Desarrollo

GRAN TORINO. Un film de Clint Eastwood sobre las etnias y la sociedad






Dirigida por: Clint Eastwood
Producida por: Clint Eastwood, Bill Gerber, Robert Lorenz
Escrita por: Nick Schenk
Guión: Nick Schenk
Historia: Dave Johannson y Nick Schenk
Actores: Clint Eastwood, Bee Vang
Música: Kyle Eastwood, Michael Stevens
Montaje: Tom Stern, Joel Cox, Gary D. Roach
Studio Village Roadshow Pictures
Malpaso Productions
Media Magik Entertainment
Distribuida por Warner Bros.
Fecha de realización: diciembre 12, 2008-enero 9, 2009
Duración: 116 min.
País: United States


Antes de hablar del film creemos necesario aclarar algunos aspectos que surgen de la misma historia, aspectos culturales y geográficos que explican o descifran un poco más el contexto social en el cual se desarrolla la acción.

Este es un informe publicado por Amnistía Internacional sobre los refugiados de la etnia hmong recluidos en Tailandia. A continuación lo transcribimos no sólo para resaltar ciertos actos de inhumanidad que aún perduran en regiones que fueron muy conflictivas, y aún lo siguen siendo, en el mundo, sino porque esta etnia refleja, sintetiza o señala los tremendos efectos de las luchas entre distintas etnias, y en especial, en el país más poderoso del mundo.

“Los refugiados de la etnia hmong recluidos en Tailandia deben ser liberados
17 noviembre 2008

Entre los 158 laosianos de la etnia hmong que llevan dos años recluidos en un centro de detención de Tailandia hay 92 niños y niñas.

Los refugiados viven en condiciones muy duras y con el constante temor de ser devueltos a Laos, donde correrían peligro de sufrir graves violaciones de derechos humanos. Durante 21 horas al día permanecen encerrados en el centro, donde viven en celdas abarrotadas y desprovistas de ventanas. Algunos han hecho huelgas de hambre o amenazado con suicidarse en protesta por su reclusión.

El estado de salud de muchos de los refugiados y refugiadas es precario. Las difíciles condiciones de reclusión afectan sobre todo a los menores de edad, entre los que se encuentran 11 nacidos en el propio centro. El estado de salud de muchos de ellos es malo. Hasta hace poco no se ha permitido el acceso de profesionales de la medicina al centro de detención.

Las personas recluidas habían huido de la persecución que sufrían en Laos. Los detuvieron en noviembre 2006 en Bangkok y en Phetchabun, localidad del norte de Tailandia, a pesar de que la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) los había reconocido como refugiados. Se encuentran recluidos en el centro de detención para inmigrantes de Nong Khai, en el norte de Tailandia.

Las autoridades tailandesas trataron de devolverlos a Laos en enero de 2007. Mientras los hombres se atrincheraban en sus celdas, obligaron a las mujeres y a los niños y las niñas a subir en unos autobuses y los condujeron a la frontera con Laos.

Tras las protestas de otros gobiernos, del ACNUR y de organizaciones no gubernamentales, incluida Amnistía Internacional, se abandonaron los planes para su devolución.

Un oficial de alta graduación del ejército tailandés visitó el centro el 10 de abril de 2008 e indicó a los refugiados que los iban a enviar a Laos. Este tipo de amenazas ha agudizado el temor y la desesperación de estas personas refugiadas.

“Los refugiados señalaron a Amnistía Internacional que algunos funcionarios los habían amenazado con devolverlos a todos a Laos –a modo de castigo colectivo– si alguno de ellos intentaba huir del centro de detención o si alguna mujer quedaba embarazada. Estas amenazas han intensificado el temor en el que viven los refugiados”, dijo Brittis Edman, investigadora sobre el sudeste asiático de Amnistía Internacional.

Los gobiernos de Australia, Canadá, los Países Bajos y Estados Unidos han prometido que estudiarían la posibilidad de reasentarlos en sus respectivos países.

Desde agosto de 2007, los representantes del ACNUR no tenían acceso a los refugiados. Sin embargo, en los últimos meses se les ha autorizado a reunirse con ellos una vez al mes en una sala de entrenamiento del centro de detención. Allí, las personas refugiadas hablan de su reasentamiento y su puesta en libertad, a pesar de que hasta el momento las autoridades tailandesas no han mostrado la menor intención de permitirles marcharse.

La construcción de un pabellón detrás del edificio donde permanecen recluidos ha aumentado el temor de que no les permitan marcharse nunca. El pabellón no tiene puertas ni ventanas y sólo se puede acceder a él a través del edificio ya existente. Los refugiados temen que, una vez terminado el pabellón, no les dejan salir de él.

Los hmong son uno de los numerosos grupos étnicos de Laos. Aunque la mayoría se ha integrado en la sociedad, algunas comunidades han vivido aisladas en la selva desde el final de la guerra de Vietnam en 1975. Ante los violentos ataques del ejército laosiano, que sigue considerándolos miembros de una fuerza de resistencia armada activa durante muchos años, han vivido escondidos para eludir la acción de las autoridades. La mayoría de los refugiados y de los solicitantes de asilo de la etnia hmong que se encuentran en Tailandia aseguran que tienen alguna relación con estos grupos aislados.

En Tailandia hay miles de laosianos de esta etnia. Se calcula que 6.500 personas, entre las que se encuentran solicitantes de asilo, viven desde 2005 en un campo de Phetchabun. En 2007, el gobierno tailandés llegó a un acuerdo con las autoridades laosianas para enviarlos a todos a Laos, incluidos aquéllos cuyas solicitudes de asilo no se han evaluado con arreglo a unos procedimientos justos y satisfactorios.

Entre febrero y septiembre de 2008 fueron “repatriadas” a Laos más de 1.500 personas. Algunas fueron al parecer devueltas, incluida una mujer cuyos hijos se quedaron en el campo. Desde diciembre de 2005, más de 2.000 laosianos de la etnia hmong, incluido un número desconocido de solicitantes de asilo, han sido enviados a Laos, donde algunos fueron detenidos de forma arbitraria y torturados.

Amnistía Internacional ha expresado su preocupación por la posibilidad de que muchos de los laosianos y laosianas de la etnia hmong que se encuentran en Tailandia corran peligro de sufrir graves violaciones de derechos humanos si los devuelven a Laos. Muchos de los ya devueltos han sido enviados a aldeas hmong tras su “reeducación”.

Las autoridades laosianas han organizado varias visitas de diplomáticos y periodistas a estas aldeas de reintegración, pero los organismos de la ONU y las ONG de derechos humanos tienen limitado el acceso a ellas, y se desconoce el paradero de la mayoría de las personas devueltas.

“Amnistía Internacional pide a las autoridades tailandesas que pongan en libertad a los 158 refugiados laosianos de la etnia hmong detenidos ilegalmente y permitan que se lleven a cabo con urgencia los preparativos para reasentarlos en terceros países”, ha señalado Donna Guest, subdirectora del Programa Regional para Asia y Oceanía de Amnistía Internacional.

Más información:
Thailand: Life at a Dead End: Lao Hmong refugees detained in Thailand (resumen de campaña, 17 de noviembre de 2008)”

En realidad el protagonista del film no es Clint Eastwood, ni siquiera la violencia que impregna la historia, el verdadero intérprete es ese grupo de laosianos –pertenecientes a la etnia hmong- que viven en un barrio (Highland Park), en una ciudad llamada Wayne County, en el estado de Michigan, con una población de aproximadamente 18.000 habitantes, según el último censo, situada como a diez km. de Detroit, donde funcionó la planta, o una de las plantas de la Ford Motor Company, cerrada hacia 1950.

Walt Kowalski (Eastwood) es un operario jubilado de esa planta y veterano de la guerra de Corea. Sus vecinos de la etnia hmong viven o tratan de convivir con este personaje, pero a su vez, pertenecen a uno de los grupos más violentos (alguno de ellos) de la ciudad, quizá consecuencia y producto de sus tristes y trágicas vidas en su tierra natal. Esa supuesta “pacífica” convivencia se ve perturbada cuando uno de los vecinos asiáticos trata de robarle su bien más preciado: el “Gran Torino”, un auto sport de 1972 fabricado por la Ford, que guarda entrañablemente en su garaje, hecho que se suma a los conflictos interétnicos propios de las comunidades asentadas, aparentemente como “refugiados” de la cruenta lucha en Vietnam y que rozan indefectiblemente la sociedad norteamericana, si es que ya no forman parte de la misma. Este roce, esta penetración, o esta multiplicidad étnica, es hoy, quizá, uno de los problemas más urticantes de la vida del hombre medio en este país. El film “The Visitor” del director Thomas McCarthy es otra muestra muy bien hecha de la problemática inmigratoria, esta vez musulmana, producto de los conflictos bélicos o económicos de la superpotencia en el mundo. Cabe volver a mencionar el tema de la interculturalidad o la multiculturalidad como fenómeno político, económico, cultural y hasta antropológico que deben afrontar en EE.UU, fenómeno que varios directores han afrontado con una visión crítica e inteligente de esta cuestión.

En este caso, Eastwood, en la misma línea de sus otras producciones como “Letters from Iwo Jima” y “Flags of Our Fathers”, se sumerge no sólo en la historia de los conflictos violentos desarrollados durante el s. XX, sino que también trata de describir los alcances que ellos tienen o han tenido en la propia vida, tranquila y apacible del hombre norteamericano. La violencia, analizada en otros ámbitos, policial o bélica, tiene causas muy concretas, surge y se esparce como cruel y cruda consecuencia de toda una concepción del mundo asentada en la dura lucha hegemónica de la gran potencia.

En esta oportunidad, la etnia hmong, nos lleva a un país algo extraño para el hombre latinoamericano, acostumbrado a los personajes y los ambientes del blanco anglo-sajón, o a veces nórdico, habitante del mundo judeo-cristiano, blanco, rubio y de ojos color celeste.

Laos es un país del sudoeste asiático que en realidad se denomina República Democrática Popular Lao. Limita con China, Myanmar, Vietnam, Camboya y Tailandia. Formó parte de la Indochina Francesa desde 1893, lo que significa que tiene una larga historia de país conquistado, colonizado, dependiente, masacrado y víctima de los eternos conflictos que se desarrollaron en esa región entre las grandes potencias europeas, asiáticas y los EE.UU.

Aquí va un mapa para conocer un poco mejor la ubicación geopolítica de este país, que fue utilizado como carne de cañón por todo el mundo.



Los hmong, una etnia, es una nacionalidad reconocida, que habita la zona montañosa de Laos, y por el tan común proceso de aculturización occidental hoy muchos ya practican la religión católica. Llegaron, como inmigrantes a EE.UU después de 1975, y forman parte del carácter multiétnico de la sociedad que Eastwood describe en este film. Lo demás es la anécdota, la pandilla, el robo, el chico confundido, la chica laosiana, los hijos de Kowalski –tan ignorantes y analfabetos como cualquier norteamericano medio, además de ausentes en la problemática existencial del veterano de guerra y arriba jubilado-, o la intención del realizador de decirnos que “el país ya no es para viejos”. Todo un contexto, que más parece la despedida de un creador, cansado de sugerir, fatigado de una estética asentada en la descripción de la violencia de su propia país, que el comienzo de un planteo destinado a esclarecer y explicar a sus vecinos del barrio que el destino manifiesto se está agotando.



Quizá para nosotros, algo que lamentablemente dudo, el auto sport –todo un ejemplar- de la Ford llamado “Gran Torino” no merezca semejante cuota de sangre y crueldad entre hermanos, pero no lo dudo en la cultura de ese país del norte americano. Si el film toma el nombre de ese auto no debe de ser por sus cualidades de prototipo automovilístico –algo muy preciado por los amantes de los fierros-, pero sí creo que simboliza, resume, sintetiza y es una claro y transparente ejemplo del consumismo, la frivolidad y la estupidez de la conducta de ciertos estamentos sociales en los cuales se asienta el mejor estilo de vida, por bienestar y calidad, del mundo.

Héctor Correa
Punta Alta, abril de 2009

EL DIÁLOGO Y LA REFLEXIÓN VAN AL BAR A TRAVÉS DEL CINE



La entrada es un alimento no perecedero para el Centro Comunitario Nuevos Horizontes.

¡¡¡Los esperamos!!!

Héctor Correa

martes, 14 de abril de 2009

El curioso caso de Benjamin Button. Un relato fantástico sobre la finitud del hombre y la juventud eterna




Título: El curioso caso de Benjamin Button
Ficha técnica
Dirección: David Fincher
Producción: Paramount Pictures y Warner Bros.
Guión: Eric Roth
Música: Alexandre Desplat
Fotografía: Claudio Miranda
Reparto : Brad Pitt, Cate Blanchett


Ganadora de 3 Oscar, a la dirección artística, al mejor maquillaje y a los mejores efectos visuales, El Curioso Caso de Benjamin Button (The Curious Case of Benjamin Button) es más un trabajo de adaptación, un ejercicio formal, y un desafío cinematográfico -frente a una de las preocupaciones más antiguas del hombre, su imagen y su belleza-, que una obra con entidad propia, conceptualmente hablando. Por algo, esos tres premios se refieren, sin duda, al hombre como retrato, figura, icono, como apariencia y como levedad. Y no sólo eso, el eje es quizá la imposibilidad de volver a vivir una vida, la imposibilidad de replantear una vida, y la imposibilidad de recrear una vida que fue, que ya transcurrió y que indefectiblemente tiene un fin con la muerte.

La historia, el cuento, en realidad, es muy interesante, y es lo que más convoca nuestra atención. No hay duda que es realmente curiosa. Su autor, Francis Scott Key Fitzgerald (1896-1940) la escribió en 1921, antes de publicar su obra maestra “El gran Gatsby”, preocupado por un contexto social banal, vergonzoso y artificioso, que lo incitó a tratarlo contando una historia al revés, es decir donde el protagonista nace viejo y muere como si naciera, esfumándose, disolviéndose, desapareciendo en la nada. Las últimas frases del cuento son realmente de una calidad literaria extraordinaria:



“ …Le gustaba mucho tomar del perchero un gran bastón y andar de acá para allá golpeando sillas y mesas, y diciendo: «Pelea, pelea, pelea». Si había visita, las señoras mayores chasqueaban la lengua a su paso, lo que le llamaba la atención, y las jóvenes intentaban besarlo, a lo que él se sometía con un ligero fastidio. Y, cuando el largo día acababa, a las cinco en punto, Nana lo llevaba arriba y le daba a cucharadas harina de avena y unas papillas estupendas.
No había malos recuerdos en su sueño infantil: no le quedaban recuerdos de sus magníficos días universitarios ni de los años espléndidos en que rompía el corazón de tantas chicas. Sólo existían las blancas, seguras paredes de su cuna, y Nana y un hombre que venía a verlo de vez en cuando, y una inmensa esfera anaranjada, que Nana le señalaba un segundo antes del crepúsculo y la hora de dormir, a la que Nana llamaba el sol. Cuando el sol desaparecía, los ojos de Benjamin se cerraban, soñolientos… Y no había sueños, ningún sueño venía a perturbarlo.
El pasado: la salvaje carga al frente de sus hombres contra la colina de San Juan; los primeros años de su matrimonio, cuando se quedaba trabajando hasta muy tarde en los anocheceres veraniegos de la ciudad presurosa, trabajando por la joven Hildegarde, a la que quería; y, antes, aquellos días en que se sentaba a fumar con su abuelo hasta bien entrada la noche en la vieja y lóbrega casa de los Button, en Monroe Street… Todo se había desvanecido como un sueño inconsistente, pura imaginación, como si nunca hubiera existido.
No se acordaba de nada. No recordaba con claridad si la leche de su última comida estaba templada o fría; ni el paso de los días… Sólo existían su cuna y la presencia familiar de Nana. Y, aparte de eso, no se acordaba de nada. Cuando tenía hambre lloraba, eso era todo. Durante las tardes y las noches respiraba, y lo envolvían suaves murmullos y susurros que apenas oía, y olores casi indistinguibles, y luz y oscuridad.
Luego fue todo oscuridad, y su blanca cuna y los rostros confusos que se movían por encima de él, y el tibio y dulce aroma de la leche, acabaron de desvanecerse. Fin”


Por supuesto, no podemos hablar mucho, aquí y ahora, sobre la teoría del cuento, menos sobre su historia. Ya lo trataron los grandes autores, lo hicieron y lo estudiaron en todos sus aspectos. Investigaron su origen, su desarrollo, sus formas, su evolución y sus peculiares características. Y, por supuesto, sus conexiones con el cine, resaltando su estructura, sus cuestiones formales, y su influencia sobre los contenidos, las historias y los temas que abordó. Pero, también, sus dificultades, problemas y aristas a la hora de su adaptación al lenguaje cinematográfico. Este es el asunto cuando abordamos este cuento de F. Scott Fitzgerald y su traslado a la imagen del cine.

Se me ocurre que David Fincher, su director, o su guionista (también de “Forrest Gump”) Eric Roth quedaron impresionados ante semejante relato teniendo en cuenta el año en que había sido escrito. El desafío era magnífico, nada menos que contar la vida de un individuo, sea quien fuere, de atrás para adelante, no un cuento desde el final para ser un poco más claro, sino sobre alguien que vive su vida al revés, o sea que nace viejo y muere siendo un recién nacido . Y habrán pensado, también se me ocurre, acerca de la implicancias existenciales y filosóficas que tal empeño les traería. El mito del eterno retorno, y el de la fuente de la juventud eterna, impregna toda la historia. Lo fantástico tiñe el relato desde su comienzo, y el fatalismo tratado como una fina ironía nos brinda la claridad de una concepción profundamente existencial sobre el paso del hombre sobre la tierra, llena de vana apariencia y deseos de eterna juventud. Si en el cuento era evidente esta idea acerca de la “levedad del ser”, en la película la angustia que transpira se cierne sobre sus protagonistas ante la imposibilidad de no poder detener lo impostergable y lo indefectible, sensación que se acrecienta o se potencia con sólo pensar en lo inevitable del rejuvenecimiento hasta su mínima expresión o hasta su estado más tierno y verde como vida –que ya es muerte-. Vida que se transforma en tránsito, en disolución, al fin de cuentas. El film es una adaptación libre del cuento, hay muchos aspectos tratados de manera diferente, como ser que Benjamin nace viejo, con un cuerpo normal y una larga barba blanca, mientras que el Benjamin de Fincher nace como un bebé, arrugado, feo, y deforme por su senectud. Pero si bien esto es anecdótico, lo importante es ver en el cuento cómo un hombre anciano de 70 años va rejuveneciendo y adoptando las formas corporales del paso de los años hacia atrás, en tanto que en el film el recién nacido-anciano (80 años), que lo vemos como casi un monstruo, va creciendo como un bebé normal, pero rejuveneciendo, y embelleciéndose como un personaje legendario, maravilloso, mágico o de cuento de hadas. Y esto es importante ya que el realizador apuntó, sin duda, hacia la concepción mítica moderna, producto de los medios audiovisuales, entre ellos el mismo cine, sobre la juventud eterna y la belleza corporal, cuando en realidad Scott Fitzgerald ironizó sobre la situación vergonzosa o vergonzante de la deformidad en la sociedad de la década del veinte, imposible de tolerar en ciertos estamentos de niveles socio-económicos en franco apogeo.

De todas maneras, y analizado el film, las secuencias se van sucediendo y el film se va desarrollando tanto como la historia cronológicamente va incursionando en los distintos aspectos temáticos o históricos con la natural sucesión de las épocas construidas con cierto detallismo y verosimilitud. La imagen del reloj que gira en sentido contrario, y que, aparentemente, desencadena la serie de sucesos que dan sentido a la película, es muy elocuente y gráfica, tanto por su uso frecuente y repetitivo en la historia de la narrativa (cine o literatura) para situarnos temporalmente, como por su aporte contradictorio e incoherente con la sucesión natural de los hechos que narra. Desde el punto de vista del relato todo evoluciona, los personajes y las distintas ambientaciones según los años o los sucesos se van produciendo. Diríamos que es construido el film sobre una estructura convencional con aquellos aportes tan particulares, en cuanto a ciertos aspectos formales propios del realizador, sin embargo, el protagonista involuciona biológicamente, es decir, se va acercando al estado de reposo absoluto, constituyendo toda una paradoja, ya que si bien logra la tan ansiada transformación del deterioro natural de la vejez hacia el mejor estado biológico del hombre, se va acercando en forma indefectible hacia el final de su vida, para desaparecer en brazos del ser que más quiso en su vida. Una historia trágica sin duda, donde la intervención del pensamiento mágico, feérico, lo mitológico, los deseos inconscientes, y la intervención del fatalismo biológico (Brad Pitt), confluyen para quitar sin pausa el hedonismo, la ligereza y la irresponsabilidad del júbilo sin sentido de lo banal (Cate Blanchett), tal como el autor del cuento intentó referirnos.

Héctor Correa
Punta Alta, abril de 2009

viernes, 10 de abril de 2009

Cómo contribuir a generar violencia construyendo muros



Inseguridad / Crecen las quejas de los vecinos Posse insiste en continuar con el muro

El intendente de San Isidro fue criticado por la Presidenta y el gobernador bonaerense; el jefe comunal cuestionó a Scioli; incidentes

lanacion.com | Información general | Jueves 9 de abril de 2009

jueves, 2 de abril de 2009

The Reader


TITULO ORIGINAL: “The Reader”
AÑO: 2008
DURACIÓN: 123 min.
PAÍS: Estados Unidos
DIRECTOR: Stephen Daldry
GUIÓN: David Hare
NOVELA: Bernhard Schlink
MÚSICA: Nico Muhly
FOTOGRAFÍA: Chris Menges, Roger Deakins
REPARTO: Kate Winslet, David Kross, Ralph Fiennes, Bruno Ganz, Lena Olin, Alexandra Maria Lara, Linda Bassett, Susanne Lothar, Matthias Habich, Ludwig Blochberger, Volker Bruch, Hannah Herzsprung
PRODUCTORA: Coproducción USA-Alemania; The Weinstein Company / Mirage Enterprises / Neunte Babelsberg Film.

Otros films del realizador: Las Horas (2002); Billy Elliot (2000), etc.

2009: Oscar: Mejor actriz (Kate Winslet). 2009: Globos de Oro: Mejor actriz secundaria (Kate Winslet)



Este film se inscribe en esa categoría de obras donde la conciencia y el tiempo son los verdaderos protagonistas. Es difícil describir estados de conciencia con imágenes. Muchos directores, en el cine, han utilizado la voz en off para “mostrar” la conciencia de sus personajes. Proust, Joyce, Faulkner, en literatura, escribieron dejando fluir, a través de su escritura, los estados de conciencia, transformando la narración, la historia, en un río introspectivo –por utilizar alguna figura-, de sensaciones, emociones, estados de ánimo, pensamientos, en fin, un mundo interior sin interrupciones donde tiempo y espacio se funden y se alternan sin respetar la cronología de los hechos, ni la precisión en la ubicación espacial, dándonos la impresión de que personaje y conciencia son un sólo ente; narrador y conciencia conforman un sólo y único creador. Por supuesto, esta técnica, desde el punto de vista formal, ha presentado numerosas variantes y estilos. En cine, Bresson ha dado obras maestras –que hemos mencionado en otra nota-, y Alain Resnais (“Hace un año en Mariembad”, “Hiroshima mon amour”, etc.) se constituyó, luego, en el autor de cine por excelencia de esa forma expresiva tan particular como polémica.

Hablamos de la conciencia individual, del fluir de la interioridad de hombres y mujeres, personajes de la obra, y de una forma de narrar donde el objeto y el sujeto se funden para conformar la historia, llena de símbolos, detalles, metáforas, alegorías, imágenes, escenarios, donde se desarrollan conductas extrañas, pletóricas de significación y aparente incoherencia. Silencios que dicen mucho, y diálogos que dicen lo que no quieren decir. En fin, un universo en donde el objeto, el mundo exterior, se pierde en un enjambre de rica y compleja interioridad como no puede ser de otra manera en la conciencia de cualquier hombre. Esto han querido transmitir estos autores, y han producido, como resultado, extraordinarios productos creativos y de expresión estética proyectándose a través de la historia del arte en todos sus géneros y modalidades.

Incluso la memoria, generalmente elemento provocativo y generador de esa voz interior, ha cumplido y cumple un rol preponderante a la vez que define, insinúa, explica, perfila, y personaliza las intenciones del autor cuando desarrolla su historia, ya sea con palabras o imágenes. El film, así considerado,no es ni más ni menos que un viaje a la memoria del pueblo alemán, no tanto de personajes imaginarios que en última instancia son eso en la ficción, productos de la creatividad de un autor, más bien deben ser analizados, asumidos y comprendidos como paradigmas, vehículos, reflejos y arquetipos de una conciencia colectiva sumida en múltiples interrogantes sobre su pasado e incluso su futuro.

Pero otra es la historia cuando se trata de la memoria y la “conciencia” de los pueblos, si es que poseen tales atributos. Cuando se trata de afrontar hechos, acontecimientos o períodos históricos donde la responsabilidad o el compromiso de la sociedad se enfrenta con la moral colectiva, opuesta a la individual, en algún momento, pensamos, el hombre debe hacerse cargo de sus errores o de sus conductas, más cuando atañe a los destinos como hombre primero, como nación después y por último como sociedad. El sujeto, como hacedor responsable, como parte de lo colectivo ético y moral, en algún momento vuelve sobre sus pasos y juzga, pero no sólo eso, también condena y se cobra sobre sí mismo los errores históricos.

Esta es la cuestión en “El lector”. No sólo describe la iniciación de Michael, ese momento entre ingenuo e inocente, que marca a veces y determina un futuro. También, es un camino hacia atrás, hacia la expiación y la toma de conciencia de un error. Y se interroga sobre la responsabilidad y la culpa. Hasta qué punto somos concientes de esas conductas, hasta qué punto somos responsables de aquello que en algún momento decidimos que es justo, para transformarse luego en horrendo y desequilibrado.



Hanna Schmitz, presunta responsable de conducir a la muerte a niños y mujeres, durante el período nazi en Alemania, inicia sexualmente a un adolescente de 16 años, Michael Bergos. Esto sucede en 1958. Desaparece. Y luego se reencuentran fortuitamente en uno de los juicios por los crímenes del nazismo, 9 años más tarde. Michael es un joven estudiante de abogacía, Hanna es condenada y sentenciada a cumplir una cadena perpetua. Pero tres cosas suceden de suma importancia en la vida de esta mujer que termina sus días en la cárcel. Primero, fue un soldado “incondicional” de la causa nazi y parte responsable de la muerte de judíos; segundo, inicia sexualmente a un adolescente, en medio de un contexto curioso ya que se hace leer día a día por Michael textos de la literatura universal, en especial “La odisea”, provocando de esta manera un clima de apacibles lecturas y apasionados encuentros en esos días; y tercero todo esto la lleva a la cárcel y a la muerte ¿Por qué? Sólo una simple y sencilla decisión la condena, no delata ante el tribunal su condición de analfabeta.

Una historia donde se narra el peso, la tremenda carga que constituye el pasado en la vida de una persona, en este caso, una mujer que esconde un secreto muy especial, una existencia singular, y una vida interior de una profunda y extraña confluencia y convergencia con la triste historia de la Alemania nazi. Detrás está no sólo escondido un secreto, sino además el horror y la lucha por la compasión que surge en algunos al conocer su condición de colaboradora del régimen nazi.

En realidad esta película no es sobre el transcurrir, los conflictos, las contradicciones, o la culpa de una conciencia individual. No está hecha como un mero ejercicio introspectivo de una mujer arrepentida tampoco. Ni sobre el descubrimiento de un hombre ya adulto de las miserias o los secretos de una lejana amante. Diría que esta película está construida sobre la conciencia de un pueblo, que de a poco y gracias a algunos va destapando su historia, y en especial la de aquellos que colaboraron, ayudaron o creyeron en el nazismo, desde la claridad del pensamiento hasta la oscuridad de los seres más abyectos que proveyó ese período alemán.

El relato consta de tres partes, el encuentro de Hanna con Michael; el reencuentro en el juicio 9 años más tarde; y la cárcel, con un Michael ya maduro y padre de una hija. El carácter trágico del final se inscribe en esa concepción del desarrollo histórico tan particular del país europeo, y en procurar entender, comprender, cómo se sufrió y cómo se vivió semejante cataclismo humano. Creemos que son formas de plantear la historia, en este caso, el autor de la novela, su propio punto de vista, su propia explicación, y, por qué no, su propia justificación.

Héctor Correa
Punta Alta, abril de 2009